Capítulo 3. ¿Inmadura, yo?
Mierda.
Ese fue mi primer pensamiento. Mierda, mierda y mierda. Me dolía la cabeza más que nada, maldito alcohol, maldito tu creador y maldi... Espera. Me levanté enseguida y sentí debajo de mis manos lo suave de la superficie y solo una cama era así.
Cuando estuviera sin ropa sería mi tumba ahí mismo.
Lleve mis ojos a mi cuerpo y no, no estaba desnuda. Estaba de pies a cabeza con algo y ¡en mi cama! ¡Mi habitación! Esto no podría ser mejor. Me tape de nuevo con la frazada que tenía encima y con una sonrisa de oreja a oreja me acosté y cerré los ojos.
No estaba metida en ningún lío, no me había metido con nadie y estaba bien. Muy bien. Ja. ¿Quién dijo que estaría borracha en el baño, vomitando como si era dependiera mi vida? Nadie, pero bueno, tampoco que me importará.
Cerré los ojos y los recuerdos vinieron solitos. O solo los flashbacks. El baño. La llamada. La maldita llamada. Su buso. Su campera. Su cuidado. Me trajo a casa. Me cuido. Y la felicidad había abandonado todo mi cuerpo.
Me pare lo más rápido posible y descubrí que tenía un buso que no era mío. Tenía unas medias viejas y desgastadas y unos pantalones medio cursi por ser tonto. ¡Pero era abrigo!
Y su campera colgando de la silla que tenía mi escritorio. Mierda.
—No, no, no —me apresuré a decir.
¿Qué mierda había pasado? Recordaba la llamada, sí. Recordaba lo que había ocurrido antes y me recriminaba por ser tan tonta en dejarme besar por Iván. ¡Iván! El idiota tres mil. Carajo.
Recordaba su manera de insinuar como efectivamente quería una buena noche conmigo y que el destino haría lo que quisiera con nosotros. Era tonta por pensar que iba a querer algo serio conmigo solo nos utilizan y nos descartan. No me importaba él, tal cual era un idiota que le di un beso. Solo un beso.
Mentirosa.
Sí, la culpa me recorrería toda mi vida. ¿Cómo tuve la valentía de besarlo, de devolverle el beso? Esa pregunta estaba resulta, el alcohol.
Nunca tendría que haber dejado que mis amigas me tienten a...
Mis amigas.
¿Mi celular? Mire por toda la habitación hasta encontrar que mi celular estaba cargando en mi escritorio. ¿Thiago lo habría...? Capaz que sí. Fue el único que entro a mi habitación ayer. El único.
Las mil llamadas perdidas de mis amigas hace más de cinco horas me hicieron dudar más sí en verdad estaría bueno mandarle mensaje, a la mierda.
Allison: Recién despierto en mi casa. ¿Ustedes?
No esperaba que la respuesta llegara tan rápido, seguramente estarían durmiendo aún después de dejarlas preocupadas. Quise mandarle un mensaje pidiendo perdón, pero mamá entró a la habitación con duda.
Cuando me vio parada me sonrió.
—Buenos días, cariño. ¿Cómo estás?
—Mejor que vos, seguramente.
Pase una mano en mi cara y me senté en mi cama.
—Seguro una mala resaca. Pero todo estará bien. Me olvidé contarte que Betty y Thiago vendrán a tomar algo.
—¿Pero no vinieron ayer?
—Sí, pero prometimos juntarnos para tomar el desayuno y Thiago está de agregado. Ya vienen.
Esa fue la gota que desplomo el vaso. Tenía que cambiarme inmediatamente, no podía evadirlo después de lo que pasó anoche, después de llamarlo borracha y decirle algo, no me acuerdo sí soy sincera. No me acuerdo de nada. Capaz el me diría algo.
—Me cambio y desayuno con ustedes.
—¡Sería buenísimo!
Mi corazón me dijo no lo intentes mas
El amor no va con nosotros
Te enamoras muy rapido y la pasas fatal
Por lo menos dame un tiempo a descansar
Mamá salió con una sonrisa de oreja a oreja y yo solo quería dormir. Solo dormir por una hora más.
O dos. Sería lindo.
Agarre unos pantalones negros y un pullover mío. No usaría más sus cosas, está sería la última vez. Tal vez venía a eso, a buscar su ropa que había usado un poco sin su permiso. No sé cuánto tarde, pero escuché que la puerta se abría y se cerraba, también algunas voces.
Y todavía era un maldito desastre.
Mi pelo y las ojeras. Maldita sea.
Pase el peine varias veces por mi pelo hasta que quedará muy suave. Las ojeras las mandaría al carajo, no tenía nada para cubrirlas. A veces odio ser blanca y que se noten tanto.
Qué sueño.
En eso tu llegaste y le dije "amigo en esta tu me tienes que apoyar"
Si no funciona tiempo te daré
Se que diferente esto va a ser
Salí del baño y entre a mi habitación, al cerrar la puerta no pude evitar notar la presencia de Thiago y no porque me desagrada tanto pero cuando se hablaba de alguien que estaba fijándose en mis libros. En mi estantería. Mi biblioteca de dudosa moral.
—Largate de ahí.
Me prometí algo en mi vida —y es algo que sí quiero cumplir— es que nadie se fijaría en lo que leo y me refiero a toda mi biblioteca. Dejaría de respirar el maldito día que alguien agarre un libro, de suerte y milagro Thiago no había agarrado ningún libro.
Se había dado la vuelta como si le hubiera sorprendido algo, capaz con mi tono.
—No pensé que te gustará leer a tu edad.
Oh, no. Con mi pasión nadie se metía.
—¿Acaso me estás diciendo que soy vieja?
Se encogió de hombros. Apreté las manos.
—No. Pensé que tenías otros hobbies, como ¿bailar? No sé. Recuerdo que no te gustaba mucho hacer algo cuando apenas eras una adolescente, Allison.
¿Acaso era posible que se acordará de algo de hace cuatro años? Al parecer no.
—Ya no tengo catorce o trece años, Thiago —dije sentándome en mi cama—. He experimentado más cosas y me gustan, no hay que traer los viejos recuerdos.
No los quería devuelta, era una parte importante de mi vida, pero siempre era un dolor recordarlas y saber que ese chico se había ido sin más que un...
—Lo sé, pero esta bien. ¿Y cual es tu favorito?