Un encuentro de dos corazones | Leondre Devries

♫Capítulo 43♫

Desperté y me puse a recordar en la noche anterior, había tocado temas fuertes y profundos con Leondre y sentía que ya lo conocía un poco más, también sentía una conexión más fuerte con él. Me levanté de la cama y entré al baño, quería bañarme y estar fresca porque era un día caluroso. Salí con una toalla alrededor de mi cuerpo y abrí el armario, saqué unos leggins transparentes negros, una falda blanca, una blusa de tirantes del mismo color y una chaqueta negra. Me sequé, me puse mi ropa interior y finalmente la ropa que elegí. Salí de la habitación y bajé las escaleras, la familia estaba reunida y yo me puse  muy nerviosa.

—Buenos días —saludé con nervios.

La familia me saludó y yo sonreí ante eso.

—Te quiero presentar a mis hermanos y a mi papá —dijo Leondre.

—Mucho gusto —dije.

—El gusto es nuestro —dijo el papá de Leondre.

—Yo soy Joseph, soy el hermano —se presentó—. Nos alegra por fin conocerte, habíamos escuchado mucho de ti y es increíble que ya estés aquí.

Sonreí.

—Yo soy Ben —dijo el otro hermano de Leondre.

—Y yo Jacob —dijo otro.

—Bueno, me presento también, yo soy Emma —sonreí.

Nos sentamos a desayunar lo que la mamá de Leondre hizo y también estábamos platicando, la familia jamás se quedaba sin tema de conversación y eso era agradable.

—¿De dónde eres, Emma? —preguntó el señor Antonio, el papá de Leondre.

—Soy de México —sonreí.

—Qué maravilla —dijo sorprendido.

—¿En serio eres de allá? —preguntó Ben sorprendido.

—Sí —dije con nervios—, aunque ya considero a Londres como mi segunda casa.

—No hemos ido nunca a México pero nos han dicho que es increíble —dijo la señora Victoria, la mamá de Leondre.

—La verdad es hermoso, vale la pena pasar allá unas vacaciones o vivir ahí—dije con una sonrisa.

—Incluso podemos ir todos juntos en algún momento —dijo Leondre.

—Me parece buena idea, me encanta conocer nuevos lugares —dijo Matilda con emoción.

—Entonces ya quedamos, vamos todos juntos —dijo el señor Antonio.

Sonreí.

—¿A tus papás les gusta la música como a ti? —preguntó la señora Victoria.

—Claro que sí, a mi mamá le gusta lo clásico y a mi papá le gustaba lo moderno y lo clásico —dije.

—¿Ya no le gusta? —preguntó el señor Antonio.

Miré a Leondre y luego a sus papás.

—Mi papá murió hace unos meses.

Se quedaron callados y se miraron con vergüenza.

—Emma, lo sentimos mucho, no teníamos idea —dijo la señora Victoria rápidamente.

—No hay problema, señora Victoria —sonreí.

—Bueno, llevaré a Emma a conocer la ciudad —dijo Leondre rápidamente y se levantó de la silla.

—Muy rico el desayuno, señora, muchas gracias —agradecí y me levanté.

Subimos las escaleras y comencé a ver muchos cuadros y fotos en el pasillo de arriba, aunque una me llamó la atención, la foto de un bebé que no era ninguno de sus hermanos de Leondre.

—Leondre —llamé.

—¿Qué pasó? —volteó a verme.

—¿Quién es él? —pregunté señalando la foto.

Miró y sonrió.

—Es Santino, mi hermano que falleció a los cuatro años —dijo.

—Ay, Leondre, lo siento mucho, no sabía nada.

—Nadie sabe esa información y creo que nunca la revelaremos como mi mamá lo sabe —dijo.

—Me imagino que pasaste buenos momentos con él —dije.

—Jamás lo conocimos.

—Perdón si te incomodé, no creí que fuera tu hermano —dije apenada.

—No te preocupes, bebé, no hay problema —sonrió.

Le di un corto beso en los labios y lo abracé.

—Bueno, me prepararé y te veo ahora —dije.

Entré a la habitación y agarré mi bolsa, metí mis cosas importantes y finalmente salí de la habitación. Bajé las escaleras y Leondre ya estaba ahí.

—Primero te llevaré a «Aberavon Beach», una playa, te encantará —dijo.

—Me parece muy bien, tú dime dónde —dije.

—¿Vamos a grabar el día de hoy también? —preguntó.

—¡La grabación! —exclamé.

—¿En serio lo olvidaste? —preguntó entre risas.

—Sí —reí.

Saqué la cámara y se la di a Leondre.

—Subamos al carro y ahí grabamos —dije.

Salimos de la casa y nos dirigimos la carro para luego entrar.

—¿Tú la agarras? —pregunté.

—Claro —dijo.

Leondre nos enfocó y comenzamos.

—¡Hola a todos! —exclamamos al unísono.

—Es un nuevo día y seguimos en Port Talbot, ya estamos desayunados y muy bien descansados —dije con emoción.

—Ahora voy a llevar a Emma a conocer un poco la ciudad, no podemos irnos de aquí sin que ella no conozca lo importante —dijo Leondre.

Reí.

—Acompáñanos —sonreí.

Leondre cortó y yo reí, ambos conectábamos en frente y fuera de la cámara.

—Espero que a la gente le encante el video —dije.

—Te aseguro que así será —animó.

Comencé a manejar y Leondre grabó todo el camino, incluso una que otra toma de nosotros hablando o haciendo otras cosas.

—Ya llegamos, busca donde estacionarte —dijo.

El estacionamiento estaba un poco lleno pero logré encontrar un lugar, eso me dio mucha tranquilidad. Bajamos del carro y Leondre comenzó a grabar.

—Esto está increíble —dije con una sonrisa.

Me recargué en el barandal y empecé a ver la vista, Leondre grabó toda mi reacción y se reía.

—¿Sabes qué? —pregunté.

Leondre seguía grabando y le quise hacer una pequeña broma.

—¿Qué? —preguntó enfocándome.

—¡El que no llegue primero al mar es un tonto! —exclamé y me quité mi par de tenis para luego correr.

Tenía la condición suficiente para poder correr rápido, así que eso me ayudó a llegar al mar primero que Leondre, solo que él me alcanzó y comenzamos a hacer fuerza de broma, evidentemente todo quedó grabado. De repente Leondre se tropezó y cayó con todo y cámara al mar, ahí aproveché a agarrar la cámara y grabarlo todo mojado mientras yo me reía a carcajadas.



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En el texto hay: viajes, musica, amor

Editado: 30.06.2020

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