« La curiosidad mató al gato »
Gabrielle
Estaba pasando por momentos complicados, toda la semana se la había pasado de entrevista en entrevista pero no había conseguido nada a cualquier lugar donde iba terminaba con la típica frase de "nosotros la llamaremos"
Gabrielle se dejó caer exhausta sobre el sofá, había aprendido que con eso le decían indirectamente que no había sido la afortunada de quedarse con el empleo, y maldición ella en verdad ocupaba el empleo.
Quería independizarse y empezar a pagar sus cuentas por si solas, sabía que sí se les pedía ayuda a sus padres ellos encantados la apoyaría, pero ella quería hacerse responsable, desde que había entrado a la universidad había empezando a trabajar de medio turno en una cafetería para ya no cargarle la mano a sus padres con los gastos pero lo que no había pensado era que ahora ya con una profesión sería más difícil conseguir empleo. Estaba desesperada, si la situación igual seguramente tendría que volver a retomar su trabajo en la cafetería mientras conseguía algo mejor.
Escuchó como la puerta principal de su departamento era abierta y cerrada sabía que era Luke, su hermano mayor, ellos siempre habían sido muy unidos y estaba enterado por la difícil situación que estaba pasando. Era un buen chico.
—¿Mal día? Te traje algo que sé que te gustará — Gabrielle sonrió contenta cuando vio como su hermano alzaba una bolsa con comida y helado. Sus dos amores en una bolsa.
—Mala semana, no encuentro trabajo por ningún lado pero si me entregas esa bolsa puedes convertir este día en uno feliz.
—Sabía que esto te mejoraría el humor, y exactamente de eso venía a hablar.
—¿De qué?— pregunto ella mientras se metía a la boca una cucharada de helado. Pistache, su favorito.
—Sobre ayudarte a conseguir trabajo, después de todo yo te debo un favor.
Gabrielle sonrió, ¿Un favor? Claro que le debía un favor y uno grande —No es justo, yo te ayudé a conseguir al amor de tu vida y tu sólo me vas a conseguir un empleo.
Cuando era jóvenes y todavía estaban en el Instituto ella había apoyado a su hermano con su prometida, Abby, ella se había encargado de presentarlos y también lo había ayudado a su hermano para que pudiera conquistarla, sabía que en el futuro ellos formaría una hermano pareja y no se había equivocado era la pareja de enamorado más romántica que había conocido hasta ahora. Esperaba que algún día ella conociera a un buen chico como su hermano y pudiera tener con él una bonita relación como la que tenían Luke y Abby.
Pero hablando del favor que le ofrecía su hermano con la suerte que estaba teniendo eso no se escuchaba con un simple favor sino como uno grande y con todas las cuentas que tenía que pagar eso le caía como anillo al dedo. Ella en verdad ocupaba encontrar trabajo. Se dio cuenta de que Luke la miraba divertido —¿Quieres el favor o no? Así estaríamos a mano.
—Claro que sí, sabes que necesito trabajo.— ella se encogió de hombros resignada —Las cuentas no se pagan solas.
—Así se habla Gabrielle, sólo déjame hacer unas pequeñas llamadas y listo.
—De acuerdo.— le dijo mirándolo extrañada, se hermano se veía sospechoso hasta había salido de ahí para hacer su misteriosa llamada ¿Qué estaría tramando? No le tomo importancia y siguió con la tarea de acabarse su bote de helado.
Cinco minutos después Luke volvió a la entrar a la habitación con una sonrisa de oreja a oreja —Esta todo arreglado, mañana empiezas.
Gabrielle abrió los ojos totalmente sorprendida —¿Mañana? ¿Tan rápido?
—Claro, tengo contactos en todas partes.— le guiño el ojo y se sentó junto a ella.
En verdad estaba sorprendida ¿Cómo Era posible eso? No lo sabía pero de lo que sí estaba segura es que le agradecería a su hermano pero sería después primero tendría que aclarar sus dudas
Gabrielle lo miro interrogante —¿Cómo es posible que me consiguieras empleo tan rápido? O mejor dicho ¿Con quién para que me haya dado trabajo sin dudarlo sólo porque tú se lo pediste?
—La curiosidad mato al gato, pero descuida, mañana lo sabrás por ahora lo que deberías de hacer es agradecerme.
Ella hizo un pequeño puchero —¿Hasta mañana? Es mucho tiempo, la curiosidad no me va a dejar dormir, quiero saberlo ahora. Pero lo dejaré pasar por ahora.— se acercó a él, le pasó los brazos por la cintura y lo abrazó con todas sus fuerzas y lo soltó hasta cuando escucho su risa, ella también se rio de la situación, su hermano y ella siempre habían sido muy unidos —Te lo agradezco mucho hermanito.