Un fragmento de dolor

Capitulo uno

–Aqui estas–el murmullo suave de Luciano me despierta de aquellos pensamientos inquietantes que comenzaban a adentrarse en lo más profundo de mis entrañas 

–Quería olvidarme del mundo unos segundos–

–que pasa por tu mente–

–nada importante–

–me atrevo a pensar que si es de importancia, si no no estarías empuñando tus manos con tanta violencia–

Suelto mis manos y enseguida siento la liberación de la presión que ejercía en ellas, mis músculos se tensan a verme descubierto pero no digo ni reaccionó de ninguna manera.

–Me gustaria que algun dia me contaras todo el caos que gobierna en tu alma–

–sabes que no sucederá–

–no me niego a la esperanza de que si–

Me resulta agobiante y hostigante pero no puedo negar la sensación de tranquilidad  de tener la certeza que alguien sería capaz de escuchar los tormentosos pensamientos que de vez en cuando golpean fuerte mi pecho.

me fijo en su perfil, tiene una ligera sonrisa, que remarca con esos hoyuelos, la primera vez que lo conocí pensé que le habían perforado la cara 

–Basta de cursilería, venga vámonos–

sus sonoros pasos me confirmaban que estaba detrás de mí; a mi mente llegaron los recuerdos, esa noche cuando me encontraba en el suelo bajo la lluvia que inundaba cada parte de mi ropa, me sentía humillado, los golpes en mi cuerpo no me dejaban opción más que de quedarme ahí

“–Te encuentras bien–  la voz amistosa de un espécimen hizo que levanta la mirada del charco de lodo que se formaba a mi lado

–¿Me veo bien?-- mi voz sonaba estrangulada, pero no podia hablar mas fuerte 

–Por algo te pregunto, necesitas ayuda– intento agarrarme del brazo pero el alcohol en mi sangre me incitaba a buscar pleitos 

–Suéltame–

–venga amigo, no seas terco–

–no necesito ayuda–

–joder tio eres un grano en el culo– me hagarro pese de mis vanos esfuerzos de evistarlo

después de aquello no recuerdo ningún momento que no esté al lado de este sujeto que salvó mi vida” 

 

La semana transcurrió lenta, perezosa, nunca sucedía algo nuevo, luciano llegaba al departamento dejaba comida en la despensa y luego se marchaba; una noche, decidí que no soportaría otra hora metido en esas 4 paredes y sin previo aviso sali 

Las calle estaban llenas de gente, muchos celebraran y otros empujaban aquellos jóvenes que gozaban de destrozar su vida para intentar llegar lo más rápido posible a sus casa

Diré que fue culpa de la música y colores llamativos que me hicieron entrar a ese bar y no mi necesidad por liberarme de las risas que comenzaban a adornar las calles, al ingresar mis ojos se cerraron por unos segundos y al abrirlos intente acostumbrar mi vista  al cambio constante de luces 

Debido a eso mi cuerpo chocó con el de otra persona ocasionando que caiga

–mierda– murmura

al bajar mi mirada me encuentro con la persona con la que choque, sus ojos me analizaron y suspiro para luego levantarse

–genial derrame mi cerveza–  al tenerla frente a mi pude notar la furia en ellos- te vas a mover o que- 

-lo lamento– me hice a un lado para que pasara, al hacerlo su perfume llego a mi nariz, era un aroma a menta, es algo complicado de entender 

–un lamento no volverá mi cerveza al vaso– gruño

–tampoco es para tanto– murmure

–si, como tu no eres el que está mojado con alcohol–  entonces inconscientemente me fijo en su camisa la cual se colocó transparente debido al líquido derramado  

me deshago de mi chaqueta y se la entregó esperando que aquello pueda solucionar algo

–espero que esto sirva–

–es lo menos que podrías hacer– gruño nuevamente –gracias–  murmuró

no sé en qué momento comencé a sonreír, pero si, lo estaba haciendo, resultó ser algo extraño e incomodo para mi rostro  pues me atrevería a decir que desde hace meses no lograba ni sonreír falsamente

–¿Te estás burlando de la situación? – sus ojos volvieron a mi cara cuando dio media vuelta a encarar, al parecer es alguien a quien le encanta discutir  

–Eres muy enojona–

–disculpa– la indignación apareció en sus rasgos faciales

–te pedí disculpas y aun asi sigues farfullando cosas–

su cuerpo comenzó a acercarse a mi y aunque tuvo que levantar su cara para mirarme no se mostró indefensa

–puede que sea porque un imbécil no se fija por donde va y me provoco un dolor en el culo por votarme– rió irónicamente

–te ofresco tregua, te devolveré tu cerveza a cambio que quites esa cara de querer matarme– le sonrió y es de verdad porque toda esta situación me parece divertida.

–que sean 2–  se cruza de brazos y antes de que pueda quejarme me interrumpe –una por votarme y la otra por la cerveza que hay ahora en mi cuerpo– sonríe y aunque es estupido todo lo que está pasando no me niego a su petición 

Caminamos a la barra y el mesero enseguida se aproxima a nosotros 

–Que rapida eres isa, hace unos momentos te di la cerveza– la mira divertido cuando la desconocida gruñe un insulto

–podría haberla hecho durar si la gente vieras por donde va caminando–

–ya me disculpe, por ello estamos aquí– me quejo –alejandro– extiendo mi mano hacia su cuerpo, ella parece entender por lo que acerca su mano a la mía y la estrecha – Isabella-        

 

No sabría explicar cuantos tragos he tomado, ni como fue que acabe sentado en unos columpios junto a la chica que accidentalmente empuje, la cual también se ha aprovechado de la situación y ya no fueron solo dos cervezas las que termine comprando para ella 

–y bien que te trae a caminar por las calles, acaso eres de esos que se deprimen hasta el punto de querer ahogarse en la bañera–

–tal cual lo describiste–

–genial, otro depresivo en mi vida–

las carcajadas no tardaron en aparecer, mi expresión la hizo carcajearse aún más, al punto de tirarse del columpio al suelo.




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