Cuando Sally abrió sus ojos, se encontró sentada sobre un pedestal. Miró su ropa, era preciosa y estaba vestida como una muñeca. Luego observó sus manos y vio cómo hilos de oro pendían de sus articulaciones y, por último, su piel que semejaba a la madera lacada.
Ella quería llorar; pero de sus ojos no salió ni una lágrima. Entonces lo supo, ya no le quedaban dudas, había caído presa del Encantador, que solo escuchaba la seseante y misteriosa frase como un susurro macabro en su oído que le decía:
―Baila para mí, Sally. Desde que te vi, supe que tú serías mi próxima muñeca, la que me devolvería mi eterna juventud.
Un mes después, la silla de Sally en la universidad seguía vacía, no la encontraban por ningún lado, como si se la hubiese tragado la tierra, y en el café bar colgaba en la ventana el letrero que rezaba:
“Se busca mesera”.
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Jelou!! Escribí esta historia hace años para una materia de la universidad y me animé a desempolvarla para participar en el concurso de relatos. En si no me gusta escribir terror pero algunas veces me encanta escribir cosas raras, y nada, la prota estaba destinada a tener un final de horror jejej! Espero les haya entretenido. Gracias por leer!
Editado: 01.11.2024