Un hijo para el Rey

Capitulo 2. Cosa de locos

Jaxon Kaelum.

6 meses atrás.

-Ella está aquí.

Mi lobo dice en cuanto siente que alguien entró a la escuela.

También la puedo sentir.

Hace mucho tiempo que no sentía esto, una emoción, una felicidad, algo que no sabría describir con simples palabras que acabarán llevándose el viento.

-Ml mate - gruñe feliz mi lobo.

–No te hagas ideas, sabes que no necesitamos a nuestra mate. Es una simple humana.

Mi lobo gruñe y se hace una bolita.

—Ella está aquí —digo al director. Está acercándose.

—¿Qué piensas hacer si no quiere estar contigo?

—No he dicho que quiero que esté conmigo, solo quiero un hijo. Es la única forma que salga un lobo de sangre pura.

—¿Piensas usar a tu otra mitad solo por tu capricho?

—Fíjate como me hablas, aquí el alfa soy yo. No tu. Yo decido qué hacer con mi pareja, y no te olvides de lo que hablamos. Sé directo con las reglas.

—Creo que estás actuando mal.

—Eso no te incumbe.

—Jaxon, estuviste esperando a tu pareja destinada por años. ¿Por qué ahora solo quieres sacar ventaja de ella? Es una estupidez. —Porque amo a otra mujer, tu lo sabes, afuera lo saben, toda la manada lo sabe y más vale que se hagan la idea de que esto será así.

—De nuevo con eso, no puedo creer que sigas con la misma idea. Ella no es tu mate, no entiendo que es tan difícil de comprender.

No tengo que comprender nada, las cosas son como quiero que sean. Nadie me va a venir a decir que tengo que hacer con lo que es mío.

En medio de nuestra conversación el olor se intensifica y segundos más tarde alguien abre la puerta. No hay que ser muy adivino para saber que es ella la que está aquí. Su olor a canela y vainilla enloquece a mi lobo interior.

Cruza un par de palabras con el director, intentó no intervenir para no causar problemas pero se va al carajo cuando empiezo a escuchar lo que sucede en su cabeza. Al tener a mi mate tan cerca es medianamente fácil saber lo que piensa, esto sucederá hasta que ella descubra que puede evitar que entre en sus pensamientos.

-Mírala, Jaxon. Es hermosa. Mira su cabello dorado como el oro.

-No olvides que ya tenemos pareja, no podemos enamorarnos de Soleil. Habíamos quedado en algo.

-No sé si lo logré.

Corta conexión conmigo porque sabe que seguiré insistiendo.

El director menciona mi nombre de nuevo, ahí sé que es momento de salir e ir a enseñarle dónde va a vivir. Por lo que escuché, no viene sola. Su hermana la acompaña pero no por mucho tiempo, solo se queda unos días en lo que Soleil se acomoda.

—Puedes acompañarme, te enseñare donde vivirás.

Se levanta de la silla y pasa a mi lado, le doy un vistazo rápido a su trasero.

Está jodidamente buena.

Inmediatamente siento una parte de mi cuerpo rígida como una piedra.

—Podemos ir en mi auto —dice.

Aprovecho para ver mejor sus facciones, es muy blanca, como la leche, ojos negros profundos y un cabello amarillo precioso. Su piel de porcelana como la de una milena y tiene una cintura pequeña que gozare tocar con mis manos.

—No, iremos en el mío —gruñó —Ya habrán pasado tus cosas al auto.

—No vengo sola —se pone una mano en la cintura en modo protesta —Mi hermana viene conmigo.

—También puede venir.

Bufa y sigue caminando.

Veo como le habla a una chica más baja que ella, tienen un notable parecido pero no demasiado.

—Vamos a ir con el señor Kaelum. Él nos mostrará dónde está la casa.

—Okey, entonces vamos.

La chica bajita se sube en la parte delantera del auto, puesto que es para únicamente mi mate pero decido no decir nada por el momento.

Soleil ve por la ventana en el transcurso del camino, no la pienso llevar tan lejos de mi casa. Esta a diez minutos caminando y casi nada en auto. Recuerdo cuando la conocí, cuando la sentí por primera vez. Estaba en la ciudad con mis compañeros, de pronto de una tienda me llamó un olor tan agradable y luego mi lobo rugiendo de emoción. Habíamos perdido la esperanza de encontrarla, aunque hacerlo no significaba mucho, aún peor cuando descubrí que era una insulsa humana.

Detengo el auto frente a la casa, la mande a mejorado especialmente para ella. Descubrí que le tiene fobia a las arañas y todo bichos rastrero.

—Es aquí —digo, enseguida apago el auto y bajo.

—Me parece que es muy grande —opina su hermana. La otra no ha dicho ni pío. Tendré que sacarle las palabras con cuchara.

—Es perfecta para dos personas.

—Deja saco mi maleta —va a buscar sus cosas a la parte de atrás pero alguien más ya se encargó de ello. —¿Dónde están mis cosas?

—Dentro de la casa.

—¿Quién las trajo tan rápido?

—La gente de este pueblo es muy eficiente —murmuro.

Le doy las llaves de la casa, una simple chispa que hace todo mi cuerpo encender de nuevo. Su hermana parece más emocionada que ella.

—Dios, es hermosa —chilla —Que pena que solo me quedó unos días.

Es perfecto, así puedo venir a tomar a su hermana sin nadie que nos interrumpa.

—Tienen todo lo que necesitan, algo que haga falta solo debes decirme y lo enviaré. —explico —Mi casa está a diez minutos de aquí.

—Señor —su hermana habla mucho—Es una casa muy alejada de las demás, no cree que no es apta para dos señoritas.

—Pueden quedarse tranquilas, nadie se atreve a poner un pie en este lugar. Es muy seguro.

Mira a su hermana y asiente yéndose a ver otras partes de la casa.

—Supongo que gracias por traernos y prestarnos la casa.—murmura nerviosa.

—Hoy es tarde ya, descansa. Mañana hablaremos mejor. Llámame Jaxon, ese es mi nombre. Cualquier cosa que necesiten, háblame.

—Pero no tengo tu número —riñe. No es necesario el celular pero para que se quede más tranquila, saco el mío y dejo una llamada perdida en el suyo.




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