Un hijo para el rey León

➻ CAPÍTULO 2 ➻

Amanecí con un desconocido

 

Sheila volvió a la mesa seguida de Blake, con la mirada buscó a su amiga por todo el lugar más no la vio, su ceño se frunció.

 

—Es raro —susurro.

 

—¿El que? —preguntó Blake.

 

—No veo a Shera por ningún lado —miro a Blake.

 

—Tampoco veo a León —dijo tomando su trago.

 

—No puede ser y si ellos se fueron —negó de inmediato, su amiga no haría eso. —ella no haría eso —dijo levantándose. —¿El rey aún busca aparecer? —le preguntó a Blake.

 

—Él no lo haría con ella, no cumple los requisitos para traer al hijo del rey.

 

—Eso lo sé —gruñó. —pero si… 

 

—Relájate, solo una leona puede darle hijos al rey.

 

—No es eso Shera se va casar en unas semanas y si nuestro rey causó algún efecto en ella quizás.. —no terminó de hablar, no quería pensar en ello. —solo espero que el rey la haya llevado a su casa. 

 

Shera abrió sus ojos, su cuerpo estaba rodeado por un enorme brazo y ella se encontraba abrazada a un cuerpo varonil. Como pudo quito el brazo de aquel hombre y se levantó, tuvo que ahogar un grito al sentirse desnuda.

 

No podía ver el rostro del hombre ya que este se encontraba boca abajo, tomó sus prendas de vestir y corrió al baño, quería gritar, como había sido posible que había amanecido con un hombre que no era su novio, además acaso ella le había entregado su virginidad a ese desconocido.

 

Sabía que había perdido su virginidad por el dolor punzante que sentía en su bajo vientre y en su parte íntima.

 

—No, no —chilló. —no puede ser —volvió a chillar.

 

Lavó su cara, se vistió y salió del baño, tomó su bolso y salió de la habitación a hurtadillas, no quería saber quién era ese hombre. Lo único que quería era refrescar su mente y entender cómo fue que terminó yéndose con él, no era una chica que salía con cualquiera, su círculo era cerrado y era selectiva con sus amistades.

 

Llegó a la casa de su difunto padre y se encerró en la habitación, revisó su móvil y vio varias llamadas perdidas de su amiga y otras de su novio, al ver el nombre de William su novio el corazón se le apretujo. De inmediato su conciencia empezó a jugarle sucio. 

 

—Ese es el amor que le tienes a tu novio —la martillaba esa vocecita. —Ese es el amor que dices sentir por él, qué clase de amor ese en el que termines en la cama con otro hombre. 

 

Shera sacudió su cabeza, no tenía fuerza para hablar con su novio en ese momento.

 

Se acostó en la cama, al cerrar sus ojos esos ojos dorados estaba ahí. 

 

—Sal de mi cabeza —gritó, volvió a cerrar sus ojos y esos ojos dorados volvieron, además de eso varios recuerdos la golpearon.

 

Aun podía sentir la sensación de los labios de León en su cuerpo, el calor de sus caricias. Un calor inmenso recorrió su cuerpo por completo.

 

León se removió en la cama aquel cuerpo pequeño que reposaba a su lado ya no estaba, se levantó de golpe y miró a su alrededor, se sentó en la cama, miro la hora, ya eran las diez de la mañana en su vida había dormido tanto. Pero eso no le preocupaba lo que le preocupaba era porque había despertado solo, donde estaba esa chica. 

 

—¿Cuál es tu nombre?

 

—Shera.

 

—Shera —susurro.

 

Su ojos tomaron un color, era su líder principal tratando de comunicarse con él, León lo conecto a su psiquis donde pudo ver a su amigo. 

 

—¿Dónde estás?  —preguntó su amigo.

 

—¿Qué sucede?

 

—Esto —miró hacia el frente para que su León vieron a través de sus ojos. —Las hienas atacan en el extremo norte.

 

—Ya salgo para allá.

 

León se vistió aprisa salió del hotel subió a su auto y co dijo cuál corredor, a cierta distancia se detuvo y corrió así transfigurandose en león, no cualquier león, era un león de cuatro metros de un pelaje blanco brilloso, su melena se movió con el viento sus pisadas eran firmes, en menos de cinco minutos llegó al lugar.

 

Blake y los otros leones peleaban contra las hienas, en cuanto León, llegó el líder de las hienas se abalanzó sobre él, sólo bastaron unos segundos para que León lo pusiera bajo sus garras.

 

—Te gusta la mala vida carroñero sucio —le rugió León, con su pata delantera se quitó la hiena.

 

Lo lanzó contra un cerro de tierra, el cuerpo de Homo rebotó en este, León no le dio tregua, lo tomó de las patas traseras y lo volvió a lanzar contra la tierra. 

 

—Es nuestro territorio, sucios leones —le gritó el Homo el líder de las hienas, hienas levantándose. 

 

—Tus tierras —volvió a rugir León. —Si no fueras un mal líder las praderas del lado sur serían fructíferas, pero ustedes los carroñeros todo lo destruyen, no te quiero ver en mi territorio —le rugió León haciendo temblar a las hienas.

 

Las demás hienas salieron huyendo con pavor, dejando a su líder atrás, como pudo Homo se zafó de las garras de León y huyó despavorido.

 

—Deberíamos acabar con esas hienas ya.

 

—Es divertido enfrentarlas, Blake —le contestó León, volviendo a su estado humano.

 

—Son una molestia eso es lo que son —contestó Blake. —Cambiando el tema, dónde estabas, no me digas que te fuiste con esa chica —León miró a su amigo.

 

—Quiero que averigües ¿quién es?

 

Shera no sabía qué hacer, daba vueltas en la cama por más que trato no pudo conciliar el sueño, pensaba y pensaba en un buen plan para verle la cara a su novio, la puerta fue tocada, se levantó de la cama y fue atender.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.