Un hijo para el rey León

➻CAPÍTULO 3➻

¿Qué ella que?

 

—Marcharte Shera, por qué, sólo porque pasaste la noche con él…

 

—No quiero saber —Shera sospechaba que Sheila sabía quién era ese hombre por eso su exaltación al saber que se fue con él. —lo mejor es que me marche. 

 

—No puedes hacer eso Shera, tenemos planes para estos días que hacen falta, querías explorar la sierra no es así, vamos, no vas a cambiar tus planes por pasar la noche con ese hombre. 

 

—Es que no lo entiendes Sheila —Shera, la miró por un instante y luego desvió su mirada. —No había estado con ningún hombre, siento que he traicionado a William —dijo con voz baja. 

 

Apretó sus manos y soltó un suspiro, sabía que había hecho mal, bajo su concepto le había fallado al amor de su vida.

 

—Shera, si te soy sincera tú no sabes que hará William, en su viaje, no es que sepa de ello, pero así como tu te embriagaste y terminaste en la cama con otro, él también lo pudo haber hecho.

 

—Ese es el asunto Sheila, no fueron los tragos, se que no fue eso, ese hombre tenía algo en su mirada que me encegueció, no se que me pasó —Shera se tiró a la cama con frustración sabía que no fueron los tragos. 

 

Ella no era una mujer de beber mucho, pero tampoco era de embriagarse tan fácilmente hasta podría tener la misma resistencia al alcohol que Sheila.

 

—Ya olvida ese asunto Shera, entre más pienses en ese asunto más te vas abrumar, así que mejor empaca que vamos a explorar las cavernas del extremo sur, quizás encontremos un diamante —Sheila le habló con entusiasmo.

 

—O hienas o quizás buitres.

 

—Vamos por favor.

 

—Esta bien tienes razón, no tengo porque posponer mis planes por esas cosas —pensar en lo que pasó con ese hombre le daba escalofríos y algo electrizante recorría su cuerpo.

 

Shera, no perdió tiempo, empaco, se ducho y se preparó para irse. Ambas amigas bajaron listas para emprender su viaje.

 

—¿Para qué quieres averiguar de ella? —preguntó Blake.

 

—Solo quiero saber quién es, qué hace aquí, con quién vive, a dónde vive ahora, si tiene familiares aquí, quiero saber todo sobre ella.

 

—Usted manda su majestad.

 

León no podía sacar de su cabeza ese cuerpo bajo el suyo, como siendo tan frágil pudo con su ferocidad, sacudió su cabeza para que aquellas imágenes no calentarán su cuerpo.

 

Se dirigió al castillo sintiéndose un hombre renovado, gracias a esa pequeña mujer había podido despejar su mente, ya no se sentía abrumado.

 

Al llegar al castillo se dirigió a sus aposentos, una sonrisa surcó sus labios. Después de cambiarse se dirigió a su oficina, su día apenas empezaba y sus responsabilidades no tenían fin.

 

—Buenos días rey —le saluda una de las mozas e hizo reverencia ante él e inclinó su cabeza. —Lo busca Lady Marius —le anuncia. 

 

Lady Marius es una leona de la manada de la sabana suroeste, León frunció el ceño, no entendía el por qué ella estaba en su manada, tenía una leve sospecha, pero no quería pensar en ello.

 

—Pasala a mi despacho —pidió.

 

—Si su majestad —León siguió hacia su oficina y la moza levantó su cabeza.

 

A paso apresurado se dirigió al salón donde una mujer curvilínea y de cabello castaño rizado esperaba por la aprobación del rey.

 

—Lady Marius, el rey la va atender, síganme por favor —la mujer se levantó con elegancia y caminó detrás de la moza.

 

Sus tacones resonaban contra el piso de mármol, al llegar a la puerta tocaron y esperaron hasta escuchar el adelanté.

 

León se encontraba mirando a través del ventanal, no podía sacar la imagen de Shera de su cabeza, no entendía el porqué había estado con diversas leonas y ninguna había permanecido en su mente como esa mujercita.

 

—Porque no sales de mi mente que embrujó me echaste —susurro para sus adentros.

 

La puerta fue tocada, tomó asiento y dio el pase, la puerta se abrió y por ella entró Lady Marius.

 

—Buenos días su majestad —saludó ella haciendo reverencia.

 

—Toma asiento por favor —pidió León. —¿Qué te trae por aquí? —pregunto.

 

—Tenemos un asunto pendiente, su magestad —León la miró.

 

Lady Marius fue una de las primeras leonas con la que León se apareo, pero no dio resultado alguno.

 

—Sí te refieres al apareamiento ya no estoy interesado.

 

—Ya encontraste a la leona que te dará él heredero.

 

—La haya encontrado o no, no es de tu interés, si a eso viniste no me hagas perder el tiempo —Marius sonrió.

 

—León no seas cruel, podemos intentarlo nuevamente, ese día no estaba preparada.

 

—Y no lo estarás ahora tampoco, será mejor que regreses a tu manada.

 

—Tendrás qué encontrar una leona cuanto antes, León, escuche que  el consejo planea obligarte a que aceptes a una leona de otra manada e intentes aparearte hasta tener al futuro rey a toda costa. Es más, están buscando a las leonas procreadoras, eso es lo que quieres.

 

—¿Cómo sabes eso? —León rugió y se levantó de la silla. 

 

—Te dije escuche por ahí —lady Marius se levantó también. —Yo te puedo ayudar, sí fui tu primera opción fue por algo ¿no es así?

 

León la había escogido a ella porque era una de las leonas más fuertes, era una cazadora nata y sin mencionar las demás cualidades que ella tenía así como la gran belleza que poseía.

 

La furia de León, se hizo presente, nadie lo iba a obligar a aceptar nada y menos el consejo.

 

—Sal de aquí Marius —la cara de su león se reflejaba en su rostro.




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