ELIA DONSON
Era lindo despertar con el sonido de las olas del mar al menos para mi, los sonidos del mar realmente era música para mis oídos.
Decidí esta mañana ir a desayunar a un lugar donde había visto anteriormente que la gente iba mucho, decían que servían ricos desayunos, además de que por las mañana te ponían música y en las noches había karaoke. Realmente sonaba increíble y me daba curiosidad saber que tal el ambiente o la comida aunque más que nada iba a comer.
Cuando iba camino a ese lindo lugar recibí una llamada de quien me sorprendió mucho porque era de mis padres, llevo una semana acá en la playa y es la primera vez que hablan para saber cómo estoy, cosa que no me sorprende mucho. Al menos no de mi papá, no está muy pendiente de mi y la idea de irme dos semanas a la playa no le parecía nada bien, decía que tenía que quedarme a ayudar a mamá con los deberes.
Sin embargo mi mamá siempre encontraba la forma de que me saliera con la mía, claro cuando lo consideraba necesario, antes de venir a la playa, estaba sumamente estresada, exámenes, lidiar con un idiota que en algún momento fue mi novio, problemas y discusiones con papá. Realmente eso me estaba gastando emocionalmente y me sentía bastante mal, cuando lo comente a mamá, tampoco no le pareció muy bien, tenía miedo que me pasará algo y más si iba sola pero confío en que podía hacerlo sola y accedió.
Sin importarme mucho la situación decidí contestarles y sonó la voz de mi padre.
—Hola Elia ¿Cuando regresas?.—hablo mi padre de manera seca y sería.
—En seis días ¿Por qué?.—conteste de la misma manera.
—Quiero que regreses en cinco ni un día más, ya te tomaste el descanso que tanto necesitabas y exigiste.—dijo de la misma manera.
Puse una mueca porque ya sabía a que iba esto, me sonaba a volver a pelear, cosa que no necesitaba ahora.
—Para empezar no lo exigí, segundo ¿Para que en cinco días? Ya habíamos acordado que en seis días, regresaría el sábado por la noche.—dije un poco irritada pero tratando de no escuchar grosera.
Porque aunque me gustara o no, el era mi padre y necesitaba respeto por muy mal que nos llevaramos.
—No me cuestiones Elia, quiero que regreses en cincos días y punto final.—exigió irritado.
—¿Y que si no lo hago?
—Veremos quien te paga tu carrera en música. —hablo más irritado.—Así que mas te vale volver, sabes bien que no vas a conseguir lo de la carrera en unas pocas quincenas, también te recuerdo que eres la responsable del gato que tienes acá y que tu mantienes.—soltó de repente.
Por más que me enojara lo que estaba haciendo y diciendo, si que tenía razón, no iba a conseguirlo tan fácil, porque no es sólo pagar mi carrera, todavía soy la encargada de comprarle lo que necesita a mi cooky. Sus vacunas, su comida, juguetes, etc. Y aunque no me gustara también vivía bajo el techo de mis padres así que tenía que seguir aún sus reglas y tampoco podía irme a una residencia, no podría con tanto yo sola.
—Bien...—dije en desacuerdo e irritada a la vez.—Regresó en cinco días y por cierto papá, gracias por preguntarme si estoy bien, que considerado.—mencione irritada mientras avanzaba.
—Si, bueno, te paso a tu madre que esta ansiosa por saber de tí.—logre escuchar todavía el gruñido que soltó y dándole el teléfono a mamá.
A veces quisiera no odiar a mi padre pero me era imposible, el tampoco ayudaba mucho.
—¡Mi princesa! ¿Como estas? ¿Todo bien? ¿Que estas comiendo? ¿Te sientes mejor? ¿Que tienes para contarme? ¡Ya te quiero ver, te extraño mucho!—exclamó mi mamá emocionada y claro con varias preguntas, no pude evitar reír, mi madre a veces era muy tierna.
Seguía pensando como es que mamá tolera a ese que es mi padre lamentablemente.
—Mamá, una pregunta a la vez ¿si? Estoy bien, todo está bien, estoy comiendo pues lo que hay y claro que me siento mejor.—sonreí divertida.—Por cierto, también te extraño mucho.
—Perdón cariño, es que me preocupa mucho tu bienestar, además no soy la única que te extraña, Cooky no deja de maullarle a tu puerta durante las noches.
Por alguna razón eso me causa mucha ternura pero también me hizo sentir insegura, más que nada por mi padre. Punto número uno, odia los gatos, si tenemos uno es por mi y porque yo acepte hacerme cargo de el, punto número dos, odia cuando mi gato maulla en las noches, dos cosas que puedes hacer para que no haga ruido es que duermas con el o le des mimos un gran rato hasta quedarse dormido. Lo cual también me dejaba pensando que mamá no estaba descansando mucho.
—Tranquila ¿si? Regresaré en menos de una semana, además ya te extraño a ti, a mi cooky y a Rachel.—sonreí.
Sin embargo mi sonrisa desapareció ya que alguien llegó a mis pensamientos y si, era Jett. No sabía porque me ponía así, si ya sabía que esto iba a pasar, no es que lo fuera a ver después de esto. Que de cierta manera le agradezco mucho, no sólo me hizo vivir buenos recuerdos también me ánimo con respecto a lo que me gusta sin importarle nada.
Claro que iba a extrañar a Jett y mucho pero así es la vida. A veces tienes que dejarlas ir aunque no te parezca, tienes que saber que no siempre estarán. Tenía su número y podíamos platicar pero no iba a ser lo mismo y eso era lo que más me asustaba.
Por la distancia no volver a hablarnos, el causó un efecto sorprendente en mí. De una manera que nadie más me hizo sentir y ahora que lo pienso bien, no se que siento por Jett.
No se si es amor o admiración o amistad. Pero dudo que sea la última.
—Bueno mi amor, tu papá ya está exigiendo comida y sabes su pésimo humor, así que te dejo y por favor cuidate mucho ¿Si? Te amo mucho y te espero con tu plato favorito.
—Si mamá, gracias, también te amo.—sonreí tristemente mientras que ya había llegado a ese lugar. —Bye.
Mamá colgó y yo me senté en una mesa, cinco minutos después llegó un mesero a darme el menú y se alejó para poder atender otras mesas.