ELÍA DONSON
Esto era un error y uno muy grave.
Pero ¿Como se me ocurrió? Debi estar loca en el momento en que lo hice.
No debi, no debi besarlo, eso estuvo mal.
Hundi mi cara en la almohada que tenía entre mis piernas y me queje durante horas, Rachel ya estaba harta de mis quejas y que me relajara pero ¿como quería que lo hiciera? Bese a Jett estando de novia con Matías...
Se que no amaba a Matías, al contrario lo odiaba, ganas de golpearlo no me faltaban pero estoy como su novia, esto como contaba como traición en la relación y lo que es aún peor, es que Jett no sabe eso. Jett piensa que estoy sola y que el único problema que tengo es el caso de mi padre.
Pues no. Aun recuerdo las palabras que me dijo Jett: Y ¿Que tal si no quiero ser solo tu amigo?
Al pensar en eso me puse roja como tómate y volvi a hundir mi cabeza en la almohada. ¿Por que será que soy tan estúpida a veces? ¿Por que no pensé antes de actuar? ¿Por qué soy tan impulsiva? ¡Maldita sea!
Rachel puso una mano sobre mi hombro y la mire angustiada mientras me miraba con duda.
—Bueno no es tan malo como parece Elía. Además no cuenta como engaño porque en realidad no estas con Matías porque te guste sino por extorsión.—la fulmine con la mirada—Okey, si, si es malo.
—¡Claro que es malo! ¡No sólo es el hecho de Matías, acabo de ilusionar a Jett!—me queje nuevamente.
Rachel se quedó pensando un momento hasta que hablo nuevamente.
—¿Y le piensas decir a Jett sobre lo de Matías? Puede que lo entienda o mejor aún, te salve de eso.
—¿Acaso estas loca?—la mire frustrada—Si le cuento a Jett posiblemente se enoje conmigo y no quiero aurrinar las cosas con el. El de verdad me importa.
Rachel exhalo agotada y me dio unas palmadas en la espalda mientras se levantaba de mi cama y se ponía de pie.
—Voy a traerte algo.
Asenti con la cabeza todavía estresada por todo lo que me rodeaba, ni siquiera he tenido tiempo de ir a ver a Cooky, ha de pensar que ya lo abandone. Maldita sea.
De repente se abrió la puerta y vi a mi madre entrar pero no con una sonrisa como es habitual, sino con preocupación, lo que significaba más problemas. Mi madre se sentó en mi cama con delicadeza y me observo.
—Hoy es el juicio con tu padre.
Mierda, era cierto, lo había olvidado completamente. Pase mis manos por mi cabello frustrada tratando de calmarme.
—Pero si no quieres ir, te puedes quedar, esta vez no estas obligada a ir.—dijo suavemente.
—No mamá, te acompaño, no quiero dejarte sola.—suspire frustrada y apoye mi cabeza en la pared y le sonreí levemente.
Rachel entró con dos tazas y me dio una mientras nos sonreía con tranquilidad.
—Todo va a mejorar, van a ver que si.—dijo Rachel.
Mi madre solo sonrió un poco y se levantó para arreglarse para ir al juicio así que decidí hacer lo mismo, me puse unos jeans oscuros con un top negro que hacia ver mi cintura, con mangas de malla. Me cepille mi cabello un poco y las tres salimos de casa para ir directo al Tribunal.
Mientras llegamos al Tribunal veo a Matías parado en un poste de luz con los brazos cruzados y me paralizó así que aprieto por accidente el brazo de Rachel a lo cual ella suelta un quejido de dolor.
—¡Oye! Si me dolió.—se soltó de mi agarre y se froto su brazo.—Brusca.
—Cállate y ve allá.—le señale con la mirada y ella abrió los ojos sorprendida.
—¡Mierda!—Casi lo grito y se tapó la boca.
Mi mamá nos volteo a ver y las dos sonreímos como si nada.
¿Que hacia Matías ahí? Si me veía, iba a matarme completamente. No por novio tóxico, que en toda la noche de ayer no lo atendí una vez y claro como iba a hacerlo si estaba besandome con Jett.
Enserio que a veces me sorprende mi estupidez.
Mi mamá siguió caminando y le dijimos que ella entrara y las dos la alcanzabamos después pues lamentablemente Matías ya nos había visto, no había manera de escapar. Sus ojos rasgados y penetrantes se fueron hacia nosotras, avanzó molestó mientras Rachel intentaba animarme.
Si que iba a estar molesto y mucho, más cuando se enterará que hice.
—Hasta que te dignas a aparecer.—dijo Matías con ironía—¿Estuvo bueno tu día de ayer?
Si. Muy bueno.
—Estuve ocupada Matías.—le respondí poniéndome de brazos cruzados mirándolo con molestia.—Además me llenaste la bandeja de mensajes y llamadas.
Supongo que eso lo hizo enojar porque me jalo del brazo derecho con brusquedad mientras lo apretaba ligeramente y me miraba a los ojos con el ceño fruncido.
—Quiero que entiendas esto. Cuando yo te llame, contestas, cuando te mande mensaje, contestas. —me apretó más el brazo al punto de estarme lastimando—Eres mi novia y haces lo que yo digo cuando yo lo digo. ¿Te quedo claro?
—Matías sueltame.—dije firme con un toqué de dolor en mis palabras—Me estas lastimando.
Matías no era el tipo que te golpeaba la cara o bueno eso esperaba yo, pero si que era sumamente autoritario.
—¿Quedo claro o no?—preguntó molesto sin dejar de apretarme
Rachel me jaló del otro brazo y miro con molestia a Matías. La verdad se lo agradecía, ya me estaba lastimando mucho y sabía que no sólo estaba molesto de que no contesté, el sabia que le estaba mintiendo.
—Si mi amiga te dice que la sueltes, eso haces.—le escupió—Idiota. ¿A ti te quedo claro o debo explicarte con manzanitas?—lo fulminó con la mirada mientras me abrazaba en signo de protección.
Rachel era la única chica que podía enfrentarse a Matías sin temerle, ni temblar, ni tartamudear, muy en el fondo tenía un fuerte carácter pero no lo sacaba a menudo.
Yo sin embargo, si que odiaba a Matías pero siempre que intentaba enfrentarlo no lo conseguía y me lastimaba más. Admito que si termine con el por ser un maldito tóxico, posesivo pero también porque me lastimaba.
—Tu no te metas.—le espeto a rachel—Es un asunto entre ella y yo. Además yo tendría cuidado con lo que dices y haces si no quieres que todo mundo te vea con tan poca ropa—la amenazó con una sonrisa mientras se relamia los labios—¿A ti eso te quedo claro?