JETT MORRISON
Después de despertar un poco adolorido del cuello, me llevé las manos a la cara tratando de despertarme bien, la verdad en toda la noche, no pude dormir bien, no paraba de pensar en Elia, en que no quería estar conmigo de la misma manera que yo, no diré que no me dolió, claro que fue así, pero tampoco le iba a insistir o molestar con ello. No buscaba incomodarla.
Me levanté del sofá para ir a despertar a Elia, fui a mi cuarto, pero cuando lo abrí, ella no estaba ni sus cosas así que la deducción era que se había ido y sin avisarme, aunque tampoco debía hacerlo, no éramos nada después de todo. Trate de no pensar en ello, me devolví a la sala y agarre mi celular, note que Kelly me había llamado dos veces, necesitaría algo urgente para dos llamadas, iba a marcarle, pero mejor lo hago después.
Honestamente hoy Jett no se sentía muy bien, claro hablando de mi en tercera persona, me sentía triste, pero por otro lado también sabía que debía seguir adelante, pensaba en escribirle a Elia, pero no sabía si era buena idea, qué tal si la incomodaba por lo de ayer o si no quería hablar conmigo, por algo se fue.
Regrese a mi cuarto para cambiarme e irme a casa, era la primera vez que no llegaba a casa a dormir, seguramente Lucy, Sara y mis padres debían estar preocupados, cabe el caso que tampoco les avise, que seguramente habrán pensado que me quede con Zaid y Dylan, después de cambiarme, salí de mi apartamento para llegar a casa.
Luego de media hora llegué a casa, vi a Lucy frente a la puerta con los brazos cruzados y viéndome con cara de "¿Dónde estabas?" Bueno tampoco iba a decirle, nadie sabía de ese lugar más que Elia.
—Que bonitas horas de llegar.—dijo en un tono sarcástico.
—No llegué a las 12:00 de la madrugada.—vi mi Reloj notando que eran las 11 de la mañana.—bueno, lo importante hermanita linda, es que llegue.
—No, ayer no llegaste. ¿Dónde carajo estabas? Mamá le marco a Dylan y a Zaid si estabas con ellos y dijeron que no. Sara, te marcó más de ocho veces y yo me desvelé toda la maldita noche a qué llegarás junto con mamá. Sabes cómo se pone.—se llevo una mano al cabello irritada.—Lo que es peor es que ni siquiera avisaste que no ibas a llegar.
Cómo que siento que me está regañando mi mamá y no Lucy, en serio. ¿Se imaginan Lucy siendo mamá?
No, la verdad no.
Pero bien que regaña, debía decir que tenía el derecho de enojarse pero pues tampoco regañarme, soy su hermano y mayor después de todo. Yo debería de regañarla a ella, es más la atacaré con algo, bueno, en cuanto encuentre en qué.
Me lleve la mano al cuello y le di una sonrisa inocente.
—A mi no me vas a manipular con tu sonrisitas de niño bonito.—resoplo enojada y señaló la sala con su dedo.—Mamá te está esperando en la sala. Después tienes que ir al cuarto de Sara, también te busca.
—Entiendo que estén enojadas y todo eso pero...¿No creen que exageran un poquito?.—Insinué con desconfianza de lo que estaba diciendo.—Bueno, solo no llegué ayer, no me fui dos semanas a tomar.
—A la sala Jett.—demando.
Okey...okey...
Levanté las manos en signo de rendición y me dirigí a la sala con un poco de miedo, mi mamá enojada me daba miedo, pero al mismo tiempo ternura, Sara, era raro que se enojara, pero cuando lo hacía, parecía un huracán fuera de control y si te saca de onda un poco y bueno Lucy, ella no necesita gritarte, con solo mirarte ya te sientes regañado como si lo hubiera hecho.
Entre a la sala y observé a mi mamá sentada en el sofá de la esquina con las piernas cruzadas y lo que era peor, tomando café. Si, en definitiva ya me llevo la chingada. ¿A qué mujer se le ocurre tomar café sabiendo que están enojadas? Ósea ¿Por qué se alteran más? Al menos un té, eso las relaja.
Me pare enfrente de ella algo inseguro, me sentía como si regresará al pasado en donde yo era un niño, el mismo niño que rompía todo a su paso con su bendita pelota de fútbol. No era muy bueno, para que mentir, pero me hacía feliz.
—¿Dónde estabas? —la pregunta de mi mamá tan seria me regreso a la realidad. —Y no se te ocurra mentirme.
Claro mamá, en mi apartamento que tengo hace 6 meses, pero claro como soy un hombre que no sabe estar solo me sigo quedando aquí.
—En casa de una amiga.
"Todos los hombres mienten" Aquel hombre que me rechacé y se ofenda con esa frase, en serio es un idiota, claro que mentimos, pero por miedo a ser asesinados o...perder todo.
—No me digas...¿Y que amiga?—se levantó de la silla con los brazos cruzados.
Estoy muerto. Estoy bien, bien muerto.
—Pues con una amiga de la universidad que hice hace tiempo. —mentí de nuevo.
Carajo...si había una pero ya no me acordaba de su nombre, solo hablé con ella un par de veces, lo único que recordaba es que tenía lindos ojos.
Mi madre se me acercó con lentitud y con una mirada de enojo contenido. ¿Por qué carajo no digo la verdad?
—La verdad. Y dónde me llegue a dar cuenta que me mientes de nuevo, te juro que te reviento la boca.
Trague saliva.
¿Qué necesidad de usar la violencia? Bueno, en realidad mi mama nos amenazaba con pegarnos, pero al final jamás lo hizo.
—Bueno...—aquí iba, el momento de la verdad. —No me quedé en casa de nadie, me quedé en la mía. —dije. —es un apartamento ligeramente pequeño y....la tengo hace 6 meses, pero no dije nada por seguir quedándome aquí. Esa es la verdad.
Mi mamá me miró seriamente.
—¿Y por qué no avisaste?
—Pues se me pasó hacerlo, se que debí pero simplemente se me olvidó.
No podía creer que tengo 19 años y mi madre todavía me regaña. Increíble adulto que soy.
—Pues que no se te olvide, mientras sigas viviendo en mi techo, lo tienes que hacer ¿Quedó claro?
Justo cuando iba a responder la voz de mi padre hablo detrás de mi.
—Cariño, no lo regañes, solo se fue un día, no se fue a drogar.
—Tu cállate. Que estoy hablando yo.