El fin del pacto

Osamu respondió con un dejo de interés por el acuerdo, sus instintos de herrero le dicen que acepte.

-Mmm, mentiría si dijera que la mención de los materiales raros no me llama la atención... Una pregunta, rey Eirlys, el cumpleaños de mi dulce hijo está a unos pocos meses y no tengo mucho tiempo libre para la forja... ¿Cuál es la magnitud de las armas, armaduras y báculos que tendría que forjar para su ejército? Dependiendo de eso, podría aceptar o no--.

El rostro del rey Eirlys se iluminó con una cálida sonrisa paternal mientras escuchaba las palabras de Osamu, claramente conmovido por la devoción del herrero hacia su familia.

Los delgados dedos del monarca elfo tamborileaban pensativamente contra su barbilla mientras reflexionaba sobre la pregunta de Osamu.

--Ah, la inminente celebración del cumpleaños de tu joven príncipe, Artur. Qué agradable saber que los lazos familiares tienen tanta importancia para ti--, murmuró Eirlys, con su melodiosa voz llena de aprecio.

--Ahora, para abordar tu preocupación, la escala de armamento, armadura y bastones necesarios para nuestro ejército es sustancial, pero manejable dadas tus prodigiosas habilidades--.

Eirlys camino unos cuantos pasos hacia el centro del salón antes de volverse para mirar a Osamu.

--Nuestras fuerzas están compuestas por aproximadamente cien mil soldados, incluidos arqueros y guerreros de élite. Cada uno necesitaría un conjunto personalizado de armadura y un arma forjada a medida adecuada para su papel en la batalla. Esto se traduce en alrededor de cinco a seis mil armas y piezas de armadura solamente--.

El rey elfo hizo una pausa y entrecerró los ojos ligeramente mientras calculaba las necesidades restantes.

–Además, necesitamos bastones para nuestro contingente de magos, aproximadamente mil quinientos en total. Estos bastones tendrían que estar imbuidos de poderosas propiedades mágicas específicas para mejorar las habilidades de los magos--.

Eirlys hizo una pausa, permitiendo que la magnitud de la tarea se asimilara en la mente de Osamu.

El rey Osamu murmuró unos cálculos antes de hablaren un tono calmado. --Mmm, dada esa cantidad, tardaría sólo unos... dos a tres meses. También depende de la complexión de sus soldados. ¿De casualidad sabe las complexiones musculares y óseas de sus soldados? No necesita ser exacto, solo necesito saber la complexión ósea general de sus cuerpos para poder darme una idea–.

El rey Eirlys asintió pensativamente, sus ojos violetas brillaban de curiosidad mientras escuchaba los cálculos murmurados de Osamu. El monarca elfo se acarició la barbilla por un momento antes de responder.

--Una excelente pregunta, Dios de la Forja. La estructura ósea de nuestros soldados varía ligeramente, lo que refleja la diversa composición racial del Reino de Sylvan. Sin embargo, en general, nuestra gente tiende a tener físicos delgados y ágiles con huesos más ligeros, adecuados para la velocidad, la agilidad y la precisión necesarias para el tiro con arco y el manejo de la espada--.

Eirlys señaló a un par de guardias corpulentos y de piel oscura que estaban de pie en silencio detrás de él, sus rasgos cincelados y músculos tonificados eran un testimonio de su fuerza.

--Por supuesto, no todos nuestros soldados comparten esta complexión delgada. Algunos, como estos dos, tienen estructuras más densas y robustas, perfectas para llevar armaduras pesadas y blandir martillos de guerra o escudos enormes en combate cuerpo a cuerpo–.

El rey elfo le sonrió tranquilizadoramente a Osamu.

--Si bien habrá variaciones, creo que descubrirá que, en conjunto, las estructuras óseas de nuestros soldados seguirán estando dentro de un rango relativamente estrecho. Esto debería facilitarle la creación de armaduras y armas adaptadas a sus necesidades--.

Osamu respondió calculadoramente. –Mmm, si esa es la complexión general... haciendo los cálculos con la cantidad solicitada y la complexión ósea de sus soldados... diría que el tiempo estimado de forjado lo reduciría a entre un mes a un mes y medio a lo mucho--.

Los ojos del rey Eirlys se abrieron de par en par con sorpresa y deleite mientras procesaba la estimación revisada de Osamu, los delgados dedos del monarca elfo tamborileaban contra su propio muslo con emoción.

-¡Maravilloso! ¿Un mes o un mes y medio, dices? Esa es una mejora asombrosa con respecto a nuestras estimaciones iniciales--, exclamó Eirlys, su melodiosa voz se elevó con entusiasmo.

El rey elfo se volvió para mirar a Agatha, con una sonrisa de agradecimiento en sus labios.

--Las notables habilidades de su esposo y su profundo entendimiento de la tarea en cuestión han aliviado enormemente nuestras preocupaciones. Ahora podemos imaginar un futuro en el que los guerreros de nuestro reino estén equipados con las mejores armas y armaduras del reino, creadas por el famoso Dios de la Forja en persona--.

Eirlys inclinó la cabeza ligeramente, reconociendo el papel de la reina dragón en facilitar esta alianza con Osamu.

–Y gracias, Reina Agatha, por su sabia guía y apoyo. Juntos, podemos forjar un vínculo entre nuestros reinos que traerá prosperidad y paz a nuestro pueblo--.

La mirada del monarca elfo se desplazó de nuevo a Osamu, su expresión se volvió pensativa.

--Dime, Dios de la Forja, ¿qué arreglos específicos requeridos para completar este trabajo de manera eficiente y a tu satisfacción?--.

El rey Osamu contestó con un tono relajado y calmado.

–No mucho, los materiales necesarios para fabricarlos y... esos minerales raros que prometió, la mitad en el primer cargamento de materiales para la fabricación y la otra mitad de los minerales raros cuando termine el trato, ¿le parece bien?--.

El rey Eirlys asintió con entusiasmo, sus ojos violetas brillaron de acuerdo mientras consideraba los términos razonables de Osamu.

--Una propuesta justa, Dios de la Forja--, declaró el monarca elfo, su voz resonando con sinceridad.