Un inconveniente interesante

Capítulo 1

Suelo mirarlo en cada momento que logro distinguirlo entre los demás, siguiéndolo con la mirada para grabar cada detalle de él y poder descubrir quizás un poco más sobre su personalidad. Siempre está con su grupo de amigos y alguna que otra chica que se une a ellos. Todas hermosas y deslumbrantes que tienen la suficiente confianza y seguridad en si mismas como para acercarse y coquetear.

—Amiga, disimula un poco —dice Helen entre risitas.

—Bueno, igual no es como si nos prestaran mucha atención —agrega María.

Despego la mirada de él para enfocarla en mis amigas.

Somos un pequeño grupo de cuatro, intentando sobrevivir en la secundaria sin apoyarse en nadie más que en nosotras mismas.

—No creo que mirar un poco haga algún daño, al fin y al cabo eso es lo único que yo podría hacer.

Las chicas me miran con pena pero ninguna agrega algo a mi confesión. De todos modos, desde hace un buen tiempo el único consejo que he escuchado decir es que sea sincera con mis sentimientos y me le declare antes de no volverlo a ver nunca más.

Sebastián, o Tian, como tuvimos que abreviar para no ser muy obvias al momento de hablar sobre él, es un año mayor que yo y estás son sus últimas semanas en el bachillerato. El problema es que, al no tener ningún tipo de contacto con él, ni siquiera una forma de abordarlo por redes sociales sin verme como una acosadora loca, no poseo ni la remota idea de sus planes luego de la graduación.

De todas formas, no es como si hubiera alguna posibilidad de que nos encontráramos. Ya de por sí resulta difícil hacerlo en este mismo instituto, no me quiero imaginar en una universidad o, peor aún, en otra ciudad.

—Cuidado.

Helen me despierta de mi ensoñación para adentrarme en otra, ya que me encuentro frente a frente con Sebastián. A mí derecha mi amiga me aprieta el hombro y Tian solo sigue por la izquierda, rozando mi brazo con el suyo. Es como si una descarga eléctrica se desplazará por todo mi cuerpo ante ese casi nulo toque. Pero no puedo irme de espaldas porque Helen me toma del brazo y me obliga a seguir subiendo las escaleras hacia nuestra clase de inglés.

Mientras Ana y María nos siguen de cerca.

—¿Vieron lo que pasó? —volteo a mirarlas con los ojos muy abiertos.

—¿El cómo te ignoro? —se burla María.

Bueno, no es como que este muy alejada de la realidad.

Podría decirse que no nos dirigió ni siquiera un vistazo pero el roce que tuvimos es suficiente para eclipsar todo lo restante.

—Me rozo con su brazo.

Helen me empuja hacia el salón sin tacto alguno y se echa a reír junto con las chicas.

—¿Es en serio? —cuestiona incrédula—. Amiga, definitivamente estás en el pozo mas profundo de “amor” que he conocido.

Ignoro su tono burlón al decir la palabra con “A”. Creo que nunca he dicho estar enamorada de Tian pero mis acciones y pensamientos hacia él van siempre hacia esa dirección.

Pero es una idealización, por Dios, nunca he entablado una conversación con él y siquiera sabría cómo suena su voz si no fuera porque lo escucho hablar cuando conversa con sus amigos. Intento verme lo más disimulada posible cuando estoy relativamente cerca de ellos.

El verdadero problema es que el sentimiento no se va pero tampoco ha sido tan fuerte como para enterrar mi timidez y poder confrontarle.

***

—¿Qué creen que vaya a estudiar Tian? —pregunta Ana con una sonrisa.

—No sé, pero definitivamente seguirá jugando béisbol a dónde sea que vaya —comento.

Es en estos juegos donde soy más feliz. Me encanta ese deporte, es el más popular aquí y ver los partidos en los cuales Sebastián juega me resulta el sobre de emocionante. Siempre se ve tan lleno de vida en esos momentos y sus risas son súper escandalosas pero sin llegar a molestar. En cambio, es como si te invitará a sonreír con él. Cosa que siempre hago.

—Tiene cara de que hará alguna ingeniería —dice María pensativa.

—Puede que estudie administración de empresas.

—Yo creo que será algo relacionado con arte.

Levanto la mirada de la tarea que estoy realizando para descubrir que mis tres compañeras de grupo me están observando fijamente.

—¿Qué? —pregunto confundida.

—¿Por qué piensas eso?

—¿No recuerdan hace un año ese concurso de dibujo que había que realizar en un lienzo? —ellas asienten—. Pues Sebastián fue el ganador y tuve la suerte de ver lo que había realizado… una obra de arte.

—Hablas como si nosotras no hubiéramos estado allí también —replica Ana con una sonrisa.

—Bueno, pero solo yo parecía recordarlo.

—No nos extrañaría, ese dibujo quedó exhibido un buen tiempo en el salón principal de actos y volviste una rutina el ir a la hora del almuerzo a mirarlo. No sé qué tanto le veías, pero qué aburrido estar horas allí y todos los días —Helen exagera.

En mi defensa era un dibujo muy hermoso. Un tulipán en medio de un campo floreado, pero aunque las flores restantes eran más vistosas y con colores brillantes, por alguna razón mis ojos solo se dirigían a ella y creo que ese fue el punto de Sebastián al dibujarla. Tenía una muy buena técnica de pintura, como si no fuera la primera vez que lo hacía.

—Hubiera querido quedarme lo —murmuro.

—Si, sé que incluso lo hubieras robado de haberse presentado la oportunidad.

Miro ofendida a María por su comentario. Puedo jurar ante un altar que por mi mente nunca se atravesó ese pensamiento.

En cambio si considere pedir anónimamente que lo colocarán a la venta para poder comprarlo, aunque no es como si en ese entonces hubiera tenido mucho dinero ahorrado.

—Según los rumores, Sebastián se lo regaló a Fabiola. Todos dicen que llevan mucho tiempo dando vueltas uno alrededor del otro. Pero aún a estás alturas no han confirmado nada, ¿Ustedes que piensan sobre eso?

Helen parece muy entusiasmada por pasar toda la actividad hablando y estoy segura de que se debe a que ella ya termino su parte del trabajo. Por eso al inicio estuvo muy callada mientras el resto estaba debatiendo sobre boberías.




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