Era un día soleado y caluroso en la ciudad. Juan había pasado la mañana en el campo de entrenamiento de fútbol, donde había estado trabajando duro con su equipo para mejorar su juego. Después de una sesión intensa de entrenamiento, Juan se dirigió a su coche para ir a casa.
Justo cuando estaba a punto de entrar en su coche, sonó su teléfono. Era su madre, quien parecía un poco preocupada. -Hola, mamá, ¿cómo estás?- preguntó Nate.
-Estoy bien, hijo. Escucha, necesito pedirte un favor. La hija de una amiga mía necesita un lugar para quedarse durante unos meses, y pensé que tal vez podrías ayudarla. ¿Podría quedarse contigo?-
Nate no estaba seguro de qué decir. No conocía a la hija de la amiga de su madre, y no estaba seguro de sí podrían convivir comuna desconocida y sus dos hijos. Sin embargo, sabía que su madre confiaba en él, así que decidió hacer lo que pudiera para ayudar.
-Claro, mamá, estaré encantado de ayudar. ¿Cuándo llegará?-
-Mañana por la tarde- respondió su madre. -Sería genial si pudieras recogerla en el aeropuerto y llevarla a casa contigo.-
Juan asintió. -Está bien, lo haré. ¿Tienes algún detalle más?-
-No, eso es todo por ahora. Gracias por ser tan amable, hijo. Sabía que podía contar contigo.-
Después de colgar el teléfono, Juan se subió a su coche y se dirigió a casa. Mientras conducía, empezó a pensar en lo que acababa de acordar. No sabía nada de la chica que estaba a punto de conocer, y no estaba seguro de cómo sería vivir con ella durante varios meses.
Pero a medida que se acercaba a casa, decidió que haría todo lo posible para que la chica se sintiera bienvenida y cómoda en su hogar. Sabía que sería un desafío, pero estaba decidido a hacer lo mejor que pudiera. Después de todo, su madre confiaba en él, y no quería decepcionarla.
Nate llegó a casa con la cabeza llena de preocupaciones por la llegada de la hija de la amiga de su madre, pero al entrar en su jardín, todo cambió. Sus hijos de tres años estaban jugando en la piscina con su hermana, riendo y chapoteando felices.
-¡Papá, papá!- gritaron al verlo llegar. -¡Mira, estamos en la piscina!-
Juan no pudo evitar sonreír ante la vista de sus hijos disfrutando del agua. Se acercó a la piscina y se agachó para estar a su altura.
-¡Hola chicos! ¿Están teniendo un buen tiempo?-
-Sí, papá, es muy divertido-, respondieron sus hijos a coro.
Nate se quedó mirando a su hermana, quien le sonrió y le hizo un gesto de saludo. Ella estaba disfrutando del tiempo con sus sobrinos, y parecía feliz de tener un momento de tranquilidad después de un día ajetreado.
Nate se sintió agradecido por tener una familia amorosa que lo apoyaba en todo lo que hacía. Sabía que la llegada de la hija de la amiga de su madre sería un desafío, pero se sintió reconfortado al pensar que tendría a su familia a su lado para ayudarlo a enfrentar cualquier cosa.
-Chicos, tengo una sorpresa para ustedes-, dijo Juan. -Mañana llegará una chica nueva a casa, y se quedará con nosotros por un tiempo. Será nuestra invitada especial.-
Sus hijos lo miraron con curiosidad, sin entender completamente lo que estaba diciendo, pero se emocionaron al escuchar la palabra "invitada".
-¡Genial, papá! ¡Nos gusta tener invitados!- exclamaron.
Nate se levantó y le dio un abrazo a su hermana. -Gracias por estar aquí y ayudarme con los mellizos. Significa mucho para mí.-
-No hay problema, hermano. Estoy feliz de poder ayudar-, respondió ella.
Nate se alejó de la piscina con una sonrisa en el rostro. A pesar de las preocupaciones, se sentía más tranquilo sabiendo que su familia estaría allí para apoyarlo en todo momento.
Luego de que su hermana se fuera, decidió comprar algo de cenar al restaurante favorito de los mellizos y así poder conversar con ellos de su día con su tía.
-Como les fue a mis bebes hoy con su tía- pregunto llegando a la sala donde los niños estaban sentados viendo una película y jugando con unos legos.
-Bien tía Booke, jugo con nosotos y nos hice cupcakes, pelo se quemaron- dice su pequeña Sky
Su hermana nunca fue buena para la cocina todavía se pregunta porque sigue intentándolo.
-Y tú que me dices campeón como te fue con tu tía-
-Bien muy divetido- a diferencia de su hermana Liam hablaba muy poco, sabia comunicarse, pero todavía le falta hacerlo con frases mas largas.
Siguió platicando con los mellizos, luego llego la comida y se pusieron a ver películas lo que daba de noche.
Luego de acostar a los mellizos en su habitación, se dio un baño y se acostó en su cama pensado en la hermosa castaña que había conocido en Nueva York.
Al día siguiente, Nate se levantó temprano para prepararse para ir al aeropuerto a buscar a la hija de la amiga de su madre. Se tomó su tiempo para arreglarse, asegurándose de que su coche estuviera limpio y ordenado para darle la bienvenida a su invitada.
Después de desayunar con sus hijos y dejarlos con la niñera, se despidió de ellos y se dirigió al aeropuerto. Mientras conducía, se sintió un poco nervioso por conocer a la chica que estaría viviendo con él y su familia durante los próximos meses. Pero también estaba emocionado por tener la oportunidad de hacer una nueva amistad.
Finalmente llegó al aeropuerto y se dirigió a la zona de llegadas internacionales. Se quedó esperando cerca de la puerta, mirando hacia la multitud de personas que entraban por la puerta.
Después de unos minutos, finalmente vio a alguien que se parecía a la descripción que su madre le había dado. Una chica joven con cabello castaño y una sonrisa radiante estaba caminando hacia él, llevando una maleta a su lado se sorprendió cuando vio mejor quien era.