Volver me parecía de lo más extraño.
Ya nada era igual a lo que yo retenía en mi cabeza el día en que mamá y yo nos fuimos para superar el problema.
Era raro, demasiado a mi parecer. La casa donde antes vivía y en la que viviré ahora, tiene muchos cambios y remodelaciones que me quedé desconcertada al verla nuevamente. Los alrededores eran iguales, los árboles habían crecido tanto que tenían la altura de un poste, ya no estaban los jardines con las flores que tanto me gustaban, ni tampoco el columpio en donde recibí mi primer beso o la heladería en donde me reveló por primera vez que yo le gustaba.
El parque en donde salía a patinar o a dar una vuelta con mi bicicleta de vez en cuando, ya era parte de la nueva escuela que se encontraba al frente. Mamá me dijo que era porque el alcalde lo refinanció. Ya no saldría a patinar, pensé y eso me sacó una sonrisa triste.
El árbol de la calle 29 tampoco estaba, una señora de por ahí me comunicó que lo talaron hace mucho tiempo y, desde allí, ya no volvió a crecer junto con que los niños ya no podrían columpiarse en sus duras y fuertes ramas. Y yo tampoco podría ver ambas iniciales que él mismo grabó con un utensilio que le robó a su madre.
¿Qué será de él? ¿Se habrá ido como él bien me aseguró? ¿Entró a la universidad que quiso? ¿Conoció a alguien? ¿Será feliz?
No lo sé y tampoco quiero saber.
En mi mano estaba la fotografía que conservaba de ambos. Por mucho tiempo quise tirarla o perderla por ‘’accidente’’, lamentablemente no tuve la suficiente valentía como para hacerme la tonta y dejarla en cualquier lugar.
Repasé su cara con la yema de mi dedo índice. Volví a sentir aquel escalofrío en toda mi columna.
—Amber, cariño —mamá me sacó de la ensoñación, guardé la foto en el cajón blanco antes de bajar las escaleras y estar frente ella.
—¿Qué pasó, mamá?
—¿Podrías ir al supermercado a comprar algo para la despensa? No hay nada y a este paso terminaremos tan flacas como las gallinas en la granja de tu tío Alec.
Reí, recordando a Giulia, la pobre por más que la alimentamos no engordaba para nada. Me dio un poco de dinero y rápido salí, el aire fresco y el sol de Florida impactó en mi cara, caminé unas cuantas calles abajo y crucé la pista hasta dar con el dicho supermercado.
Sonó una pequeña melodía al pasar por las puertas. Recorrí todos los estantes con la canastilla llena de cosas en el antebrazo, ya sólo me faltaba la leche en caja.
Me puse de puntillas para alcanzarla, sin éxito alguno. Probé dejar la canasta en el suelo y dar brinquitos, mis dedos rozaron la caja, pero no pude bajarla así.
Joder, esto está mas dificil. Estuve a punto de agarrar alguna escalera para subir, hasta que sentí los dedos de alguien tocar mi hombro. Giré y nunca pensé encontrarme con él.
Mis pies se quedaron pegados al piso. Él estaba allí, parado enfrente de mí, ofreciéndome el cartón de leche que yo tanto ansiaba alcanzar de los estantes. Nunca pensé encontrarme con él. Sigue siendo el coqueto chico de bonita sonrisa. Pero con muchos tatuajes en los ambos brazos.
Le perdió miedo a las agujas.
—First… —susurré.
Millones de recuerdos vinieron a mi cabeza.
—Amber.
Mi nombré salió de sus labios. El corazón se me desbocó de tal manera que pensaba que me desmayaría aquí y ahora. Él sigue teniendo ese mismo efecto en mí. Sus ojos me recorrieron completa, desde la punta de mis converse amarillas hasta mis ojos cafés.
—Regresaste.
—Regresé.
En un punto quise sentir su tacto en mi piel. Vi en sus ojos aquella incredulidad, miles de astillas se clavaron en mi corazón al tener el recuerdo de él buscándome en todos los controles del avión. La manera en qué gritó mi nombre y yo… Yo solo subí, dejándolo.
***
—¡Amber! ¡Amber! ¡No me dejes, por favor!
***
Agarré el cartón de leche que seguía extendido. Antes de darme la vuelta e ir a pagar todo, dije:
—Me alegro de verte, First.
Y este, no a sido un lindo y hermoso encuentro. No para mí.
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¡Hola!
Bueno, este es el primer capítulo de Un lindo y hermoso encuentro, es cortito, pero tiene lo necesario. Lo subo hoy porque no me aguanté la emoción y porque estaré un poco ocupada con la otra historia y mis clases (entro a exámenes del fin del bimestre).
Espero que les guste, pueden darle una estrellita (no sean lectores fantasmas), compartir, comentar o guardar en sus bibliotecas.
Lxs quiero.
Un beso
Ana.