Un lugar en el mundo ( Trilogía Destino #1) (2013)

CAPÍTULO 20

Algunas semanas después…

—¡Como me vuelvas a decir que me tranquilice, me levantaré de esta cosa y te romperé el hombro que te queda sano!—A Lucía le vino una contracción, ya llevaba más de seis horas de parto, le faltaba poco para poder dar a luz.

—Yo lo digo por tu bien, porque no ganas nada estando así de nerviosa.

—¡Estoy a punto de dar a luz! ¿Cómo quieres que esté, bailando sevillanas? Pues no, tengo todo el derecho del mundo a ponerme como me dé la gana.

Álex se acercó hasta ella y la besó en la mejilla.

—Ánimo, ya no queda nada, piensa que pronto le vamos a ver la carita a nuestra pequeña princesa,  ni siquiera te vas a acordar de todo esto.

—Te juro por Dios que no voy a volver a tener otro hijo hasta que no se me haya olvidado. ¡Todo esto es tú culpa! ¿Lo sabías?

—Me temo que sí, pero ya no hay vuelta atrás.

Al cabo de una hora, la pequeña estaba ya en el mundo.

—¡Enhorabuena, habéis tenido una preciosa y sana niña!

—Lo sabía, mi intuición no me ha fallado.

—¿Intuición?, si tu ya sabías que era una niña.

—La verdad es que no. Jamás pregunté lo que era, pero yo sabía que era una niña, mi intuición me lo dijo.

—¿Sabéis ya el nombre que le vais a poner a la niña? Lo digo por ir rellenando el papeleo.

Álex y Lucía contestaron al unísono, sólo que no respondieron lo mismo, Lucía dijo sí y Álex dijo que no.

—Han pasado tantas cosas que no hemos hablado de ello, pero ya sé como quiero que se llame, sé que te va a gustar cuando lo sepas, cuando todos lo sepan.

—¿No irás a ponerle un nombre típico de tu tierra verdad? Ya sabes, uno de esos nombres impronunciables.

—¡Claro que no!, que poca fe me tienes Doc.

—Entonces decidme, ¿cuál es el nombre que habéis elegido para vuestra pequeña?

—Nerea, nuestra hija se llama Nerea.

Álex se quedó de piedra cuando lo supo, la verdad no lo había pensado. «Mal hecho por mi parte» se dijo a sí mismo, pero tuvo que reconocer que le entusiasmó la idea. Lucía se le quedó mirando.

—¿No te gusta?

—No, no me gusta—le dijo muy serio—Me encanta, no habrías podido elegir un nombre mejor— la besó— Ahí viene nuestra princesa.

Cuando la tuvieron en sus brazos, supieron que todos los obstáculos por los que habían pasado, merecieron la pena. La pequeña Nerea, tenía sus ojos muy abiertos, miraba a sus padres con mucha atención.

—Creo que alguien está muy contenta de verte—dijo ella— Mira se parece a ti, su nariz y su boca son iguales a la tuya.

—No, se parece más a ti, mira, tiene tus mismos ojos, hasta esa chispa de locura que brillan en los tuyos, os tendré bien vigiladas, ¿me está sonriendo?

—Por el amor de Dios, no tiene ni diez minutos de vida, ¿cómo te va a sonreír? Tardan meses en hacerlo.

—Mi niña es muy lista y muy pilla, mira en eso ha salido a ti y si digo que me ha sonreído es que lo ha hecho.

—Lo que tú digas Doc.

—Puedes salir con la niña, para que la conozcan el resto de la familia, tememos que preparar a la señorita para llevarla a su habitación.

Horas después estaban todos en la habitación, Álex, sus padres, Dani, María, Andrea y sus hijos. No faltó nadie, la habitación estaba llena de globos y regalos para la recién nacida y su flamante madre. Llamaron a la puerta, era Luis.

—¿Puedo pasar? Sólo quería saber cómo había salido todo, como estabas y si era posible que pudiera conocer a mi nieta.

—Sí claro, pase, chicos—dijo refiriéndose a todos los que se encontraban en la habitación—¿Podéis salir un momento? Me gustaría hablar con… Luis.

Todos salieron de la habitación, Luis no se apartó de la puerta, tenía miedo a acercarse hasta donde estaba Lucía con su hija.

—Puede acercarse, todavía no me he comido a nadie.

—Enhorabuena tienes una niña preciosa, no he podido venir antes, me surgió una reunión de última hora. Me hubiera gustado estar aquí todo el tiempo.

—No se preocupe, como puede comprobar estamos perfectamente. Quería hablar con usted, iba a ir a buscarlo cuando saliera de aquí, pero usted se me ha adelantado. La verdad es que los últimos acontecimientos me han hecho reflexionar bastante. Para mí no ha sido nada fácil por todo lo que he tenido que pasar en mi vida, pero, lo acontecido de un año hasta aquí ha sido de locos. Enterarme que usted es mi padre no me ha sido fácil, pero comprendí, que usted al igual que yo fuimos víctimas de la ignorancia. Yo sé que usted quiso acercarse a mí desde que la verdad salió a la luz, y yo no lo dejé hacerlo, sinceramente me arrepiento de eso y le pido disculpas. Alguien me convenció que usted era un buen hombre, que se merecía una oportunidad—Lucía cogió aire— La verdad que yo quiero dársela, al fin y al cabo soy su hija y usted es mi padre, y esta cosita pequeña, es su nieta.




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