Mi mirada viajó hacía sus ojos, sus ojos cafés que no sé si volveré a ver, aquellos que me dieron refugio cuando sentí que iba a morir, los que me ayudaron a seguir en cada momento, los que eran, son y serán parte de mi corazón.
—Yo... lo siento mucho— susurré con mi voz entrecortada.
Las lágrimas comenzaron a hacer presencia, formando ríos silenciosos en mis mejillas. Me sentía tan vulnerable, tan desprotegida, como si todo el peso del mundo cayera sobre mis hombros en ese instante.
—No te preocupes por mí, supongo que estaré bien— dice, adolorido, tratando de mantener una fachada de fuerza que ambos sabíamos que se estaba desmoronando.
Esa voz, la que siempre escuchaba en mis sueños diciéndome "estaré contigo", ahora la escucho desvanecerse. Cada palabra parecía un adiós, una despedida que nunca quise escuchar. Grabé cada facción de su cara para no olvidarlo nunca. Me dolía mucho el pecho y ya no podía respirar; sentí que mi alma se fue con él. Con cada uno de los pasos que daba, mi corazón se rompía un poco más. Lo vi perderse entre la multitud y me derrumbé. Mi mundo se fue al piso al ver al chico de mis sueños, al dueño de mi vida, irse.
¿Podré ser feliz algún día? Dicen que luego de la tormenta viene la calma, pero para mí, la tormenta parecía interminable. Cada día sin él se sentía como una eternidad, un recordatorio constante de lo que había perdido y de lo que nunca podría recuperar.
Recuerdo los momentos felices, esos pequeños instantes de alegría que compartimos, como si fuera ayer, todo parecía tan perfecto, tan inquebrantable. Pero la vida tiene una manera cruel de mostrarnos lo frágiles que pueden ser nuestros sueños. Y ahora, me encuentro aquí, tratando de juntar las piezas de mi corazón roto, preguntándome si alguna vez podré sentirme completa de nuevo.
Soy una chica a la que la vida la ha tratado como si fuera una mala persona, alguien que ha enfrentado las pruebas más difíciles y, aun así, he sobrevivido a cada una de ellas. Tengo muchas cosas por expresar, muchos sentimientos guardados que luchan por salir a la luz. He conocido el dolor y la soledad de una manera que pocos pueden comprender. He aprendido a poner una sonrisa en mi rostro mientras mi corazón llora en silencio.
Mi nombre es Juliet Cross y ésta es mi historia. Una historia de amor y desamor, de esperanza y desesperación. Esta es la historia de una chica. Que, a pesar de todo, sigue buscando la manera de encontrar la felicidad en un mundo que a menudo se siente cruel.
Pero a pesar de todo el dolor, sé que no puedo rendirme. Sé que debo encontrar la fuerza dentro de mí para seguir adelante, para encontrar una nueva razón para sonreír. Estoy decidida a escribir un nuevo capítulo, uno lleno de amor y felicidad.
Editado: 17.11.2024