Estoy tendida en mi cama, dispuesta a confesarle mis sentimientos a mi amigo de la infancia, él me gusta desde que tenía 8 años aproximadamente, actualmente tengo 14 años, soy una niña aún y lo sé, pero soy lo suficientemente madura. Y siento que ya no puedo guardar esto por mucho tiempo.
Matt:
¿Qué quieres decirme?
Juliet:
Yo..., sé que esto puede ser un error
pero ya he aguantado esto por tantos años.
Matt:
Juliet, puedes decirme todo lo que quieras
al fin y al cabo, somos mejores amigos.
Un mensaje interrumpe lo que estaba a punto de escribir, ¿podría ser esto una señal de que no lo haga?
Desconocido:
Hola, Matty me dio tu número. Ya sé que eres
una amiga muy cercana a él.
Oh, no, esto no me gusta para nada quiero ignorar al desconocido o desconocida pero mi curiosidad es mayor en este momento, y decido responder.
Juliet.
Sí, así lo es. ¿Quién eres tú?
Mi corazón se acelera por la llegada del siguiente mensaje, abro mucho los ojos al leer y las lágrimas comienzan a brotar, haciendo que vea muy borrosa la pantalla, ignoro el mensaje y abro el chat de Matt.
Juliet.
¿Tienes novia?
Efectivamente, me escribió la novia de mi amigo más cercano y justo cuando iba a confesar lo que sentía por él, menuda sorpresa la que me estoy llevando.
Matt.
Todo pasó de repente, lo siento.
Juro que te lo iba a decir, pero no quería
romperte el corazón.
Juliet.
Okay, está bien.
Aún con lágrimas en mi cara, busco el contacto de mi mejor amiga, Nicole, es una chica extraordinaria y muy buena.
La llamo y luego del tercer pitido contesta, es un poco tarde ya, pero necesito su consuelo.
—Hola, ¿por qué llamas tan tarde? — responde somnolienta.
—¿Estás dormida?
—Sí mensa, espera, ¿estás llorando? — pregunta cambiando su voz a una de preocupación.
Me rompo en llanto y le cuento todo lo que pasó hasta ahora, desde que le iba a confesar mis sentimientos al chico que quiero hasta la llegada de "su novia".
—No llores Ju, esa zorra no durará mucho con ese tipo.
Río sin ganas, ese lado de Nic me gusta mucho, lanza cosas sin filtros y yo soy un poco cerrada en eso.
—Voy a dormir, duérmete tú también, y no pienses en ese idiota— demanda.
—Está bien, te quiero.
—Te quiero más mensa— responde antes de colgar.
Fue una buena idea marcarle a mi mejor amiga, me siento más aliviada y con mucho más ánimo, mi teléfono ha sonado un par de veces, juro que no quiero ver e irme a dormir, pero soy muy curiosa.
Desconocido.
Sé que estás enamorada de mi novio
y te pido que no te metas entre él y yo.
Desconocido.
Eres una niñata inmadura todavía, en
cambio yo soy una mujer con buenos
atributos, cosas que te faltan.
Desconocido.
Ve a jugar con tu Barbie.
Me saca más de quicio el hecho de que Matt le dijera a su novia que estoy enamorada de él. Sí, estuvimos enamorados desde pequeños fue algo como un amor de infancia y él dijo que me esperaría hasta que fuera mayor para poder hacer realidad lo que queríamos, incluso ayer me lo recordó y estaba contando los años para cuando sucediera. Y todo esto termina en una mentira, que ironía, ¿no?
Juliet.
Mi intención no es meterme en su
relación, sí, soy una niñata inmadura,
pero no tan inmadura como para pelear
con alguien menor y menos por un chico.
Juliet.
Si Matt decide seguir hablando conmigo
son sus problemas, yo estaré muy ocupada
jugando con mi Barbie y no con hombres.
Tipa rara, llega un último mensaje y es donde me llama "zorra", no le doy importancia y la bloqueo. Apago mi celular y evito cada uno de esos pensamientos, me sumerjo en el mundo de los sueños, dejándome llevar por la tranquilidad, la tristeza y el cansancio. Mañana será un bonito día, pienso antes de quedarme dormida.
***
Han pasado exactamente tres meses desde el dichoso problema, noviembre llegó extremadamente rápido y me siento muy bien, después de quince días Matt me escribió diciendo que había terminado con la chica porque ella le fue infiel, no le respondí porque coloqué una barrera entre nosotros.
—Ves al chico de allá, es el futbolista más lindo y no te ha quitado la mirada desde hace un buen rato— dice Nic.
Hay un chico sentado en uno de los bancos de la secundaria, estamos en receso y por ende hay demasiados estudiantes caminando y corriendo de aquí para allá.
Su mirada se conecta con la mía y la aparta rápidamente, creo que lo acabo de incomodar.
—Ya lo espantaste mensa— golpea mi hombro.
—¿Por qué me pegas? — le devuelvo el golpe.
—¿Tú también por qué me pegas? — vuelve a pegarme.
Comenzamos una batalla de golpes hasta que suena la campana anunciando la siguiente clase, agradezco al cielo que ya estamos por salir de vacaciones, pero no agradezco porque me toca clases de matemáticas, es una tortura esa materia, no entiendo cómo convierten las letras en números, soy muy mensa en esa clase, lo admito.
—Nuestra clase de hoy es sobre el Álgebra— menciona el profesor Wilder, un señor de 54 años, calvo, enano y panzón.
Nic me da un toquecito en la espalda, entregándome una notita.
¿Te gusta el profesor?
Arrugando las cejas y haciendo una mueca de desagrado, a lo que respondo.
No soy una asalta tumbas como tú:)
Editado: 17.11.2024