Se escucha en lo difuso, difícil de percibir: un murmullo, que me recuerda a las llanuras en el florecer,
con el brillo del sol y la brisa ligera de un momento: la fugaz armonía de juventud y calidez.
Y ese canto, sutil a el viento, me cuenta como danzaban las flores, y como se posaba el arrebol en el prado: se fundían tonos rosas con pinceladas verdes. El tiempo pasaba lento, se derretía en lo sereno y eterno, pero el paisaje dejaba de eclipsarse en matices de tonos cálidos: el sol se escondía y el ocaso se hacía oscurecer. Ahora quedan pequeñas notas del rosa arrebol, y murmullos de los pastizales enverdecer.