Capítulo 2
Repartiendo amistad.
«Ya es tarde revisaré el correo a ver qué tal»
1 correo nuevo
Como si un rayo de sol me hubiese iluminado en aquel momento mi rostro resplandeció, mis piernas temblaron, todo en mí dejó de moverse. No podía creerlo, tenía un nuevo correo, sí, el correo que tanto había estado esperando.
Escuelas de Artes
Señorita Anne Laurent, es un placer anunciarle que ha sido aceptada en esta prestigiosa institución, por favor acercarse lo más pronto posible a cumplir con los requisitos necesarios.
Había sido aceptada en la escuela de artes. Los instintos son automáticos, pero yo me paso al expresarlos, brinqué de un solo salto me emocioné tanto, casi tiro la laptop al suelo, los brincos que daba sobre la cama eran de emoción pura, uno o dos brincos más y la cama se habría caído. No pensé que me aceptarían y si pasó, entonces vi la fecha en la que debía asistir a proceder con la matrícula y así lo haría.
Tan emocionada estaba por lo que acababa de leer que me olvide de alguien muy importante, mamá. Salí corriendo de la habitación, me golpeé con la puerta el dedo chiquito del pie, tropecé al gato, baje las escaleras en modo rayo mcqueen hasta que llegue donde mamá.
—Madre me aceptaron. —chille de emoción.
—¿Qué? —Mamá se quedó procesando, no entendía todo por completo.
—Me aceptaron en la universidad mamá. —exprese dando un pequeño salto.
—Eso es increíble. —mamá se acercó y me abrazo tan fuerte que sentí la necesidad de toser para que vea que me faltaba el aire. Me soltó, pero sus manos hicieron un recorrido sutil por mi rostro como si me analizaran, apretó mis cachetes y finalmente dijo:
—Mi niña, tu vida cambiará ahora.
Sabía que mi vida cambiaría, pero no sabía que tanto o en qué medida.
[...]
Por fin estaba al frente del gran establecimiento, llevando papeles en una carpeta para lograr con todos los requisitos entrar, concentraba ilusión con todo el fervor de mi alma, pero no sabía a dónde ir, vi a una chica y le pregunté:
—Disculpa, ¿sabes dónde puedo entregar los documentos para matricularme por primera vez?
—Sí, claro. Mira el camino recto a la derecha, ahí verás algo grande, dice ventanilla de matrículas, bueno ahí puedes ir y decir lo que necesitas.
—OK gracias —le dije y me dirigí hacia donde me había dicho
Al llegar allá entregué mis papeles, un señor me pidió que esperara un momento mientras revisaba todo, sé que solo fueron minutos, pero para mí era como si hubiesen pasado años. Luego de un rato me llamaron, y menos mal, porque yo ya no aguantaba más con la ansiedad que me carcomía.
—¿Señorita Laurent?
—S-si —estaba tan nerviosa que no podía articular bien las palabras—. Soy yo.
El hombre me miró como analizándome, volvió la vista a sus documentos y asintió.
—Pues tiene todo en orden —Me tendió un papelito con instrucciones claras sobre hasta cuando había matrículas, y el inicio de clases —. Sus clases inician el 26 de enero.
—Muchas gracias. —hablé finalmente.
Salí del lugar corriendo y dando vueltitas, estaba tan alegre que ni me fijé en el hueco que había en el suelo a unos metros. En medio de un saltito que di me fui de cabeza.
«Uy casi me parto la madre»
Me fijé hacia todos lados para ver si alguien me había visto caer. Por suerte no había nadie cerca, recogí mi dignidad del suelo y me levanté.
«Aquí no ha pasado nada, nadie se ha caído, ningún suelo ha resultado herido»
26 de enero
Oh no, se me ha hecho tarde, salgo corriendo de mi casa para llegar, aunque sea un poco tarde justo el primer día, —¡qué responsable eres Anne! —digo irónicamente para mí misma, llego a la universidad y corro desesperadamente por los pasillos tropezando fuertemente con una chica de cabello largo y negro, ojos oscuros y piel canela, ¡vaya que bonita!
—¡Auch!
—Lo siento —dice la chica.
—Oh no, yo lo siento, iba muy apurada —respondí.
— Yo también —contestó. Aquello hace que suelte una pequeña risita, la chica lo hace igual.
—Me dirigía hacia él aula 201 de artes escénicas.
—Que coincidencia yo igual —expresó con sorpresa.
Mira si es pequeño el mundo o grandes las casualidades, que de entre tanta gente me fui a encontrar precisamente con ella.
—Somos compañeras —suelto con un poco de emoción.
—Sí, eso parece —su actitud demostraba amabilidad, sus gestos son tan amigables. Me tiende la mano—ah, por cierto, soy Elizabeth.
—Oh, como Elizabeth Bennet —suelto sin pensar y luego reacciono, ella me mira de manera sospechosa —. Lo siento soy Anne.
—Está bien aún busco a mi Sr. Darcy —me mira y se ríe.
«Bien, esta chica es de las mías»
Nos dirigimos juntas al salón y llegando a la puerta de este, mis ojos recorren todo, encontrándome con algo que me dejo estupefacta. La persona que quizás menos espere ver.
—¿Qué hace aquí?, esto debe ser una broma.