Un Misterio (para)normal

CAPÍTULO 24

Todos los acontecimientos de las últimas semanas me pesaban. Sentía como una carga continua que hacía presión sobre mis hombros, e incluso, dentro de mi cabeza. ¿Podría un cerebro ceder ante una fuerza invisible de estrés? ¿Cuánto tiempo llevaba con los chicos? ¿Cuánto más les quedaría? Habían pasado apenas un mes, y lo sentía como un año. Estaba claro que jugar a ser detectives no era lo mío, nunca se me había dado bien descubrir al asesino cuando veía alguna película de misterio, y tampoco cuando jugaba al Cluedo con Camila. Menos mal que estaba sacándome una carrera de lo que de verdad quería: ser maestra. Veía en los niños un mundo de emoción, aprendizaje, aventuras, tesoros... Ellos eran capaces de aportar suficiente acción a toda tu vida. ¿Porque necesitaba además de eso a tres fantasmas? Era inútil volver a repetir lo mismo, siempre llegaba al mismo punto: ellos necesitan mi ayuda, y yo soy la única que puede ayudarles. Fin de la discusión.

En cuanto me tumbé en la suave cama de mi habitación, y me cobijé entre las cómodas sabanas, no pude resistir al sueño mucho más, caí rendida en cuestión de minutos. Ahí me di cuenta de lo cansada que estaba física y mentalmente. Esto tendría que significar algo, siempre estaba cansada, tenia sueño, estaba nerviosa… ¿Eran síntomas de ansiedad? ¿De depresión, tal vez? Mi problema era culpa de tres perfectos desconocidos que me habían trastocado de arriba abajo; y también debería tener en cuenta el hecho de que me habían dado drogas. Aún sin saber el motivo. A mi madre la habría hecho gracia, era la típica mujer que decía que no había que fumar, beber, o drogarse para pasarlo bien; sin duda, si me hubiera visto la noche anterior, se hubiera enfadado un montón. Sin embargo, ella había decidido no formar parte de mi vida. No sabía qué era de su vida, y tenía claro que me daba igual. Lo que me hizo estuvo mal, y en todos estos años, no pensó en venir a disculparse. No tenía perdón, y yo no pensaba perdonarla, ni aunque fuera mi madre.

Deseaba, por una vez, poder dormir del tirón durante toda la noche, sin interrupciones ni sueños nada. Pero eso es pedir demasiado en alguien como yo. Como siempre, todo comienza con la completa oscuridad.

 

Estoy en un espacio a oscuras. No puedo saber las dimensiones o el tamaño del lugar, no puedo ver nada. Como siempre ocurre, los sueños de los espíritus empiezan en un lugar cero, un lugar neutro. Es algo que nunca he entendido, y mi abuela tampoco ha sabido explicarme, supongo que es como una sala de espera a lo que esta por llegar.

Espero mirando alrededor. Mi miro a mi misma, mis brazos, mis piernas, me doy cuenta de que tengo un brillo pálido, como si me hubiera convertido en un fantasma. No me asusto, no me da tiempo a pensar en qué pasa cuando mi entorno cambia. Yo cambio. Me siento distinta, esta vez cuando miro hacia mi cuerpo, me doy cuenta de que soy un chico. ¿Alguno de los tres chicos que descansan en el comedor? Puede ser. Me ubico espacialmente, y me encuentro en un bar, más concretamente dentro del Blue Night, puedo reconocer los muebles que decoran el lugar. Estoy en una mesa sentado con otros dos chicos, y tres chicas; miro al espejo de la pared y me doy cuenta de que soy Alex, así que los chicos que están conmigo son John y Marco. Ellos se ríen de algo mientras beben, yo también me río, o por lo menos el cuerpo de Alex lo hace. Es un recuerdo suyo. El recuerdo de lo que pasó la noche que tuvo el accidente. Nunca había tenido una experiencia como esta, y es rara, no me gusta inmiscuirme en los recuerdos de una persona, cada uno tiene sus propios asuntos que los demás no deben conocer. Sin embargo, si estoy aquí es porque pasa algo o hay algo que debo ver.

No sé si pasa el tiempo, los chicos salen a la pista a bailar junto a las chicas y Alex se queda en el sitio a pesar de que le obligan a levantarse, puedo sentir que de verdad no disfruta en esta situación. Ellos se mueven al ritmo de la música, y Alex se levanta para ir al baño. Se va moviendo por la pista, intentando pasar entre el grupo de gente que se ha amontonado en ese espacio tan reducido. Cuando por fin consigue llegar al baño entra. Yo no quería ver esto, puedo vivir sin ver esto, así que cierro los ojos, tal vez de esa manera lo pueda evitar. Cuando salgo de nuevo, me choco con una chica que se dirige en la misma dirección: el baño. Este parece pedirle perdón, y ambos empiezan a hablar. Esta cómodo. La chica se empieza a acercar de manera sugerente, tocando puntos clave del cuerpo de Alex, y aunque intenta evitarla, una parte de él se siente atraído por ella. Hombres. Esta le coge de la mano y le lleva escalera arriba, diciendo que hay habitaciones especiales. Sin rechistar, o más bien, sin poder evitarlo, la acompaña. Se deja guiar, y aunque hay seguridad cuidando el paso de gente, no la dicen nada. Noto como Alex empieza a sospechar de la situación, pero sigue andando. Llegan arriba y pasa por un pasillo con numerosas puertas, el mismo que vi yo la otra noche.

La chica abre la puerta de una de las habitaciones y le hace pasar. La luz es escasa y esta teñida de un tono rojizo para darle un ambiente más seductor a la habitación. Alex siente arrepentimiento e intenta huir de allí, pero la chica no se separa de él, le tiene agarrado como un pulpo y no le deja moverse. ¿Acaso esto es legal? Yo no puedo hacer nada, es solo un recuerdo de lo que ya pasó. Alex parece por fin librarse de ella, y sale de la habitación corriendo sin mirar atrás, casi puedo sentir el miedo. A pesar de parecer una persona muy superficial, sé que el no es así.

Cuando por fin llega al final del pasillo, una puerta se abre lo justo para ver algo ¿El qué? No lo sé, pues justo en ese momento todo gira a mi alrededor y cambia de escenario.

Sé que estoy en otro cuerpo porque lo noto diferente. Voy vestido de negro, mi cuerpo es más ligero y escuálido, y me siento más alto. ¿Puede que sea Nathan? ¿Están los tres soñando con lo mismo? También me encuentro en el bar Blue Night, pero esta vez en la zona de la barra, estoy solo, o eso parece hasta que llega Lucas por uno de mis lados. Se acerca a mí y me da un beso en los labios. Nathan le devuelve el saludo gustoso, yo no lo estoy tanto. Pasan lo que parecen horas, y ambos chicos solo hablan y beben, parece que discuten por algo, pero la verdad es que no puedo oír nada. Se enfadan y la gente de alrededor empieza a mirarlos, están montando una escena. Antes de que vaya a más, Lucas se separa de él y sube las escaleras. Nathan, después de pensarlo, se arrepiente de lo que ha hecho y decide seguirle, siente que tiene que pedirle disculpas y sabe muy bien donde ha ido. Pasa por delante de los guardias sin ningún problema porque ya le conocen y sube corriendo los escalones, evitando perder de vista al hombre al que ama. Pero es inútil, cuando llega al pasillo, no le ve por ningún lado. No sabe en cual de las puertas venden las sustancias que su amigo necesita y no cree acertado investigar. Esta esperando a que aparezca Lucas de nuevo, cuando ve a un rubio parado en medio del pasillo. Se acerca a preguntar que le pasa, pero este no se mueve, esta mirando algo que pasa en la habitación, sin poder evitarlo y sabiendo que se va a arrepentir, también mira.



#151 en Paranormal
#537 en Thriller
#248 en Misterio

En el texto hay: misterio, fantasmas, amor

Editado: 02.03.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.