Cuando todos están dentro de una de las habitaciones de la casa, cierro la puerta nada más entrar para no molestar el descanso de mi abuela. Lo que vamos a discutir es decisivo para terminar con esto y no quiero que alguien nos oiga. Nunca se sabe dónde puede haber oídos.
— Bien, ahora que estamos todos aquí reunidos y os encontráis mucho mejor, necesitamos hablar de algo importante. Mi abuela me ha dado una pista clave para acabar con esto.
— ¿Cuál?
— Para averiguar quién se esconde detrás del bar Blue Night, tenemos que sacarlo a la luz, descubrirlo a la gente, que todo el mundo lo vea.
— ¿Cómo piensas hacer eso?
— Todavía no lo sé, se nos ocurrirá algo —miento.
La verdad es que hace ya unas cuantas semanas que sé qué es lo que tengo que hacer cuando llegue el momento oportuno, pero decírselo a los chicos no era una opción, sabía cómo eran y me lo impedirían de todas las formas posibles. Sé de sobra que me llevan siguiendo desde hace días, la sensación de unos ojos clavados en mi nuca ha crecido día a día, cada vez más intensa, como si dicho individuo estuviera cada vez más cerca de mí. He visto sombras siguiéndome siempre que salgo de casa, y he visto personas que han desaparecido de delante de mí, como si fuera un sueño. No tengo idea de quién está detrás de mí, seguramente el culpable de todo esto, y tengo claro que dentro de poco vendrá a por mi y no podré hacer nada para pararlo; aunque, después de lo que me ha dicho mi abuela, me ha convencido lo suficiente para no evitarlo. Sí me atrapa por saber demasiado, podré descubrir al final quien es el asesino de los chicos y sus cómplices; y averiguar a la vez quién está matando a los chicos poco a poco desde dentro del hospital. Para poder conseguirlo solo necesito que mi abuela me explique cómo levar a cabo lo que está pensando. Por eso necesitamos quedarnos.
De manera indirecta me gustaría despedirme de los chicos, no tengo ni idea de si les volveré a ver, de si podré solucionar todo esto, o de si sobreviviré para verlos de carne y hueso. Las dudas me asaltan constantemente, pero es la única manera de acabar. La única manera de salvarles. ¿Aunque me cueste la vida? Puede que sí.
— Me estoy acordando del día que nos conocimos —digo con nostalgia — No ha pasado mucho tiempo, pero habéis cambiado bastante. Os habéis convertido en alguien importante para mí.
— ¡Que sensiblera Sarabell! —dice Alex bromista— Cómo seas tan sensible con todos los fantasmas…Ni que fuéramos a morir mañana.
— Primero, no he tenido muchas experiencias con fantasmas, se puede decir que sois los primeros. Y segundo, espero de corazón que no moráis, hemos llegado muy lejos. Pero si al final de todo no puedo ayudaros solo quiero que sepáis lo que significáis para mí. Me habéis convertido en una mejor persona.
— Has sido nuestra amiga durante estos meses, nunca nos olvidaremos de ti. Tu también nos has convertido en mejor persona, mira Nathan, ya no es tan gruñón; Alex no es tan desalmado con las mujeres, es como siempre ha querido ser: y yo…
— ¿Y tú? —incito a Logan a hablar.
— Y yo he vuelto a confiar en las personas, a creer que hay cosas buenas a mi alrededor, y a sentirme enamorado.
No sé si es la voz que pone, la forma de decirlo, o esa mirada turquesa que transmite tantas emociones, que me sonrojo sin poder evitarlo. Yo también he cambiado todos estos meses, me siento más segura conmigo misma, más valiente, y no tan tímida. Estoy cómoda con mi don, y no le considero una maldición como me pasó al principio.
— Bueno tortolitos, dejad esas ñoñerías para cuando volvamos a vernos. ¿Qué hacemos ahora? —Álex y Nathan rompen mi burbuja de amor con sus comentarios sarcásticos. Rompo mi contacto visual de Logan y, de repente, me siento de lo más incómoda. Estoy pensando en huir de allí, cuando por suerte oigo a mi abuela desde el comedor llamándome. Parece que se ha levantado ya.
— Ahora volvamos con mi abuela, me tiene que enseñar una cosa y volveremos a casa. —no les dejo que contesten cuando ya estoy saliendo de la habitación. Se ha creado un ambiente muy tenso en el lugar. Como siempre, la relacion entre Logan y yo parece que está cargada de energía estática, y la verdad es que no sé si soy la única capaz de percibirlo, al fin y al cabo, el es un fantasma, no puede sentir gran cosa.
— Abuela, ¿Estás mejor?
Me acerco decidida al sofá donde mi abuela sigue descansando. Parece que la pequeña siesta le ha sentado de maravilla, pues ha recuperado su color y sonríe como antes. La ayudo a levantarse, y la acompaño hasta la cocina para que pueda tomar algo para refrescarse. Me preocupa que viva sola en esta casa, aunque siempre defiende que es capaz de cuidarse sola, es una señora de edad muy avanzada que no conviene que viva sola. Pero también es muy cabezona, y no deja a sus hijas que la pongan una cuidadora.
La siento en la pequeña mesa de la cocina y la llevo un gran baso de agua que no duda en agradecerme con la mirada.
— ¿Has solucionado todos tus asuntos pendientes? —parece que sabe lo que estoy tramando. Me asombra la capacidad de observación de esa mujer.
— Si abuela, lo tengo todo listo.
— ¿Es lo mejor? ¿Estás segura?
— Es la única manera —aprovecho que no están todavía los chicos para hablar sobre mis inquietudes con mi abuela— Tú me has dado la pista que me faltaba, enséñame a hacer lo viajes astrales y podré acabar con todo esto cuanto antes.
— ¿De verdad merece la pena esté sacrificio?
— Relájate abuela, no me va a pasar nada, además, tu me has dicho siempre que tenemos que cuidar de los fantasmas que vienen a buscar ayuda.
— Sí, cuidar es la palabra clave. No morir por ellos. Eres mi única nieta, me preocupo por ti. No puedo dejar que hagas locuras.
— No te preocupes, cuento con ayuda, no estoy sola.
— Tu decides, querida. Pero ten mucho cuidado.
Editado: 02.03.2021