Un muffin no es tan cliché

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Me desperté por el fuerte ruido de algún objeto cayendo al suelo. Sabia quien era, mi hermana, mi pequeña y endiablada hermanita menor.
 

Esa niña...a veces la odiaba y deseaba que se atragantara con un muffin que preparábamos mamá y yo, pero luego recordaba que ella era la mejor amiga del hermano menor de mi crush y se me pasaba.
 

Pues verán...esto tiene muchos beneficios para mi, como el verla más seguido, aunque ni siquiera puedo decir una oración coherente frente a ella, al menos podía observarla y ver que tanto a cambiado en ella.
 

Debo decir que si...cambio mucho.
Ahora es una chica más alta que yo (lo sé, que vergüenza, pero la ayudo mucho el practicar deportes desde que era una pequeña niña rubia),  ssigue siendo rubia y hasta tiene un tatuaje.
 

¡Un tatuaje!
 

No sé ustedes...pero si mi madre se entera que me hice un tatuaje, es capaz que me lo quita a piel quemada (pone un plancha en el lugar del tatuaje, pues).
 

Siempre he sido un chico, como le dicen...¡Ah si! De mami y papi. Pero no me avergüenza, ellos me quieren y me consienten como yo con ellos.

 

—¡Despierta Adler!—escuche el grito chillón e infantil de mi hermana de 10 años, era una lindura...con otras personas, conmigo era el mismísimo demonio.—Mamá dijo que hoy era tu segundo año de preparatoria, así que levanta ese trasero feo y perezoso de tu cama...y bañate, parece que un muerto está en tu lugar, ¡iug!—sus gritos me sacaron de mis cavilaciones,—¿Es que todos los adolescentes huelen así? 
 

 

Ofendido conteste—¡Huelo muy bien a diferencia del señor Caramelo!, pareciera que lo metiste en estiércol—le muestro mi lengua en un gesto infantil, eso siempre funciona para hacerla enojar más de la cuenta. 

 

—¡El señor Caramelo es muy limpio a diferencia de ti!...Y no tiene acné—sonrío maliciosa en lo último. 
 

 

—¡Yo no tengo acné pequeña Chucky!—Le digo el apodo con el que la bautize por su rizado cabello rojo, las pecas en su cara y claro, por sus travesuras y carácter. 

 

—Pues ese punto rojo en tu frente dice otra cosa...
 

Me levanté apresurado de mi cama y fui a ver al espejo del baño. Si, tenía un punto rojo...pero no de acné, era de un plumón, porque al tocarlo se difumino un poco.
La oí soltar una risotada y sus pasos alejándose apresurada. 
 

Me las pagará. Lo juro.

 

—¡Adler Hawk Beckett!—escuche el grito de mi mamá desde la planta baja—¡Me quieres explicar porque esta tu ropa interior como bandera fuera de casa!—no fue una pregunta, fue una demanda.
 

Chuky, Esa...niña.
 

Entrecerre mis ojos con enojo.
Ahora sí me las pagará.

 

—¡Charlotte!, pequeño demonio, ¡ven aquí!—grite lo más fuerte que pude y salí corriendo de mi cuarto.

 

—¡Mamá!, ¡Adler me quiere matar!—vi que salió corriendo de su cuarto, que estaba cerca del mío hacia la cocina. La seguí.
 

 

Al llegar donde estaba mi mamá y la pequeña cobarde de mi hermana, pare de correr.

 

—¡Alto los dos!—grito mamá sacudiendo las manos y cubriendo a Charlotte con su cuerpo—Adler, ya tienes 17 años, es hora de que te vayas comportando como un adulto, tienes que dar el ejemplo a tu hermana menor.

 

—Pero mamá... yo no le hago travesuras a Chuky y ella a mi si—trate de defenderme inútilmente. Pues nada hacia cambiar de opinión a Rosalie Beckett, alias mi madre.

 

—Adler...—mencionó mi nombre en tono de amenaza—Ya te he dicho que no digas ese apodo tan feo a tu hermana, Charlotte no está tan fea como Chuky...

 

—¡Mamá!, ¡Yo no estoy fea!—chilló Chuky.

 

—Por eso digo que no tan fea...—sonrió en disculpa—Volviendo al tema principal, tienes que comportarte como un adolescente de tu edad, ya no seas tan infantil o el automóvil que te prometió tu padre se irá de tus posibilidades, ¿entiendes?—me señaló con su dedo índice acusadoramente.

 

—Entiendo, solo has que Chuky...—me advirtió con la mirada—La bella Charlotte, deje de fastidiarme.

 

—Puedo encargarme de eso, pero antes...—me mostró mi ropa interior, que  al parecer estaba por bandera—Asegúrate de lavar esto, y dejarlo fuera del alcance de los niños...O al menos de tu hermana. 

 

—Claro—no pude evitar sonrojarme de la vergüenza.

 

—Y querido...Ponte un pantalón antes de irte a la escuela, tienes que dar una buena impresion a esa chica que te gusta, que hoy será el primer día de muchos—guiño el ojo con picardía.

 

Si, mi madre lo sabe...pero en mi defensa diré que no tengo muchos amigos y que mi mejor amiga, a la única que le tengo más confianza, se fue de Lordwest hace muchos años y no pude contárselo.
 

Hacia años que no miraba, o me ponía en contacto con Raven.
La extrañaba, pues era mi mejor amiga, y ya no nos pudimos contactar de nuevo.
 

—¡Anda hijo!, que esa chica no se va a enamorar por arte de magia—mi madre hizo que saliera de mis pensamientos y recuerdos.
 

 

Salí corriendo apresuradamente a mi habitación. Tome una ducha rapida. Guarde mis útiles escolares. Los coloque dentro de mi mochila y desayune un plato con cereales que, Chuky trajo a mi habitación "amablemente", solo espero que no tenga alguna sustancia asquerosa o peor...su saliva. ¡iug!.

Tome una sudadera roja que estaba en mi escritorio, mi celular, cargador y audífonos, lo que nunca me puede faltar.
 

Me dirigí a la puerta para salir de mi habitación, cuando sentí una corriente de frío que entró por la ventana, dandome cuenta así que, no traía pantalones y estaba en calcetines y pantuflas.

 

Si, me olvidaba. Siempre he sido algo despistado y olvidadizo.
Corrí a mi armario, tomé el primer pantalón que vi y calzado. Salí de mi habitación y me dirigí a las escaleras.
Ahora sí, estaba listo. Listo para otro intento, probablemente fallido; de hacer que mi crush me note.
 




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