Un nuevo compañero

Salí de mi hogar ahora estoy en medio de la carretera. Todo lo que veo son las casas destruidas muro el cielo, las nubes negras invaden el cielo bloqueando el sol acompañado de una fuerte brisa que golpea todo mi cuerpo.
Empiezo a caminar el el agrietado asfalto el sonido de mis pies chocando con el piso retumba en mis oídos, mientras los gritos de las larvas desparecen lentamente en mis espaldas. El fuerte viento está congelando mis dedos en el frío metal del rifle que tomo con fuerza, está arma es lo único que me da seguridad y confianza en mi mismo.

El sonido del viento entrando por los vidrios rotos de la ventanas hace que regrese a mi mente el momento de la explosión. Cómo pudieron llegar a esto, lo único que nos mantenía a salvo de este apocalipsis era el hecho de que es un suicidio. El lanzar un solo misil desencadenaría la posible extinción de la humanidad ¿como pudieron condenar a toda la humanidad? este conflicto es tan antiguo que nadie recuerda la verdadera razón por la que empezó todo.
Me detengo en medio de la carretera levantando la mirada hacia el negro cielo mientras unas pequeñas pero espesas y negras gotas negras chocan en los trapos que cubren mi rostro humedeciendolos. Debo buscar un lugar para dormir necesito olvidar lo que vi en casa, esas cosas asquerosas son consecuencias de la radiación o eso espero. Veo una casa casi intacta a la izquierda de la carretera empiezo a correr hacia ella, la lluvia empieza a volverse más fuerte.

Estoy a solo unos metros de la casa pero se escuchan unos crujidos como si algo estuviera rompiéndose, giro para ver a mis espaldas no hay nada solo se están formando charcos negros por la lluvia. El sonido de algo agrietandose se hace más fuerte, el suelo tiembla y me agachó  cubriendome la cabeza con los brazos mientras aviento el rifle enfrente de mis pies.  Un espeso polvo me rodea junto con el ruido de lo que parece la casa callendose cierro los ojos esperando lo peor.
Varios escombros golpean mi espalda y mis brazos, se me hace más difícil respirar me estoy sofocando me levanto rápidamente y corro hacia adelante para salir de la nube de polvo y escombros. Abro los ojos mientras salgo de la nube de polvo veo la carretera enegrecida y mojada por la lluvia. Me resvalo con el lodo del suelo, pongo mis manos para detenerme. Caigo de rodillas y con las manos en el suelo, me lastime las manos me están ardiendo al igual que las rodilla.

Me levanto adolorido mirando lo que queda de la casa. Quién lo diría la casa más intacto es la que callo primero, empiezo a caminar hacia los escombros que formaron una pila de ladrillos,tuberías y muebles rotos. Me agachó para levantar el rifle del suelo y la limpio lo mejor que puedo del polvo, me siento seguro de nuevo aunque me ardan las manos.Se escuchan piedras callendose me espanto y camino hacia atrás por miedo a que me caiga algo encima o se derrumbe otra casa. Unos chillidos agudos se escuchan atrás de los escombros tomo con fuerza el rifle mientes rodeo lentamente los escombros me acerco y veo a un perro pequeño chillando de dolor, una piedra está aplastado su pata. Pobre animal está muy flaco y le falta el pelo en varias partes de su cuerpo, salgo de mi escondite el perro me ve trata de huir pero se no puede. Avanzo lentamente y trato de acariciar al perro tembloroso, por fin me pierde el miedo pero no para de chillar incluso después de quitar la piedra de su pata. Lo levanto lentamente mientras lo abrazo en mi pecho, por fin dejo de chillar está temblando por el frío debemos buscar un lugar para refugiarnos del frío y de la lluvia.

Justo al lado de la ahora escombros están las ruinas de una casa de dos pisos con las ventanas rotas y algunos hoyos enormes en una de sus paredes. Me acerco con el perro en mis brazos aún tembloroso y el rifle colgando en mi hombro, me asomo por el agujero en la pared. No hay nada interesante a primera vista muebles tirados,latas vacías y ropa vieja, me encuentro con una pequeña sala pongo al cachorro en uno de los sillones rotos y lo tapo con trapo viejo que encontré.
Busco en el resto de la casa, en un armario encontré ropa polvosa así que decido cambiarme y tiro por la ventana la ropa negra y húmeda que tenía puesta. Ahora abrigado con una chamarra un poco gruesa,con varias capas de camisas, tres pantalones encima y unos guantes que encontré estoy seco y abrigado. Regreso a la sala viendo como tiembla el pobre perro, salgo de la casa para buscar algo de leña,rodeando la casa en el patio trasero encuentro un viejo, oxidado y pequeño barril de metal. Lo arrastró hacia adentro se la casa llevándolo a la sala, vuelvo a salir en busca de una piedra para romper los muebles de madera ya que no encontré nada en medio de esta lluvia. Rompo una y otra vez lo que alguna vez fueron mesas y sillas,las acomodo en barril de metal.
Buscando entre mis cosas un viejo encendedor que apenas y enciende arrojo hacia la leña unas fotos en llamas de lo que fue una familia feliz mientras vivía en esta casa.

Las llamas se avivan levantando brazas hacia mi rostro, miro fijamente como se queman los recuerdos de esta familia dos padres con dos niños que veía corriendo y jugando de vez en cuando en el vecindario. Me preguntó que habrá sido de esta familia de todas las familias ¿Qué pasó con mi familia? este fuego ilumina la oscura y lluviosa noche de este infierno radiactivo. Después de acabar con los nostálgicos recuerdos saco de mi mochila una lata de frijoles enlatados, me siento junto al cachorro ahora más curioso y sin frío me mira fijamente a los ojos como si tratara se decirme algo, ese reflejo de las llamas me da una extraña tranquilidad aunque no se porque.

Este pequeño cachorro corre cojeando hacia mi mochila olisqueando en busca de comida. Levanto mi mochila con todo y el cachorro se aferra de ella mordiendola mientras mueve la cola muy alegre, me sorprende como estando tan flaco y lastimado tiene tantas energías, el como se a la mochila como si su vida dependiera de ello. Pero si depende de ello, está en mis manos su vida yo puedo decidir si sigue con vida o no ahhhh en mi primer noche en este infierno son demasiadas emociones encontradas el miedo y asco de ver esas enormes larvas en lo que alguna vez llame hogar, la seguridad y tranquilidad que da el rifle que está recargado en el sofá en qué estoy sentado y la satisfacción de salvar una vida.