Aymirit: Bebida a base de hierbas y sangre humana. Es difícil de conseguir, por lo que muy pocos vampiros la consumen.
2010 — Marsella
—… Son una facción muy cerrada, no aceptan a nadie que no hayan escogido ellos mismos, luego de vigilarle y estudiarle por largo tiempo — explicaba Nova.
— Bueno, estaba enterada de todo esto, ellos nos repudiaron por mucho tiempo, e incluso buscaron destruirnos, lo cual pensaron que habían logrado, porque nosotros tomamos otra formación.
— Lo sé, ellos ya lo han sabido hace un tiempo, pero también han cambiado su estrategia y ahora buscan otra cosa.
— ¿Qué otra cosa?
— Sí, aún no sabemos qué, porque están muy bien consolidados y protegidos, pero por las mínimas cosas que han podido captar nuestros videntes creemos que se trata de algo relacionado con el que fuera tu esposo.
Beth se quedó pensativa.
— Si buscan algo relacionado con Nicholas andarán detrás de mi hija, ¿o no?
— Ya tuvieron a alguien entre su gente, y no hallaron nada…
— ¿Crees que me buscarán a mí?
— Es muy probable, por eso, si alguien intenta acercarse, tal vez sea conveniente que le permitas entrar, y si no se puede obtener de él información, al menos enviarlos por una pista falsa…
— Puedo hacerlo.
— Es muy peligroso… — protestó Evan.
— Lo haré.
— Hay otra cosa, por lo que quería hablarte.
— Sí, tú dirás.
— Es probable que esto desemboque en una guerra, ellos pretenden deshacerse de todos nosotros y vivir de los humanos como esclavos suyos.
— Vaya empresa a la que se han dedicado — comentó con ironía.
— Los Obscuros queremos el amparo de tu clan.
— ¿Amparo? Pero… ustedes son muchos y muy fuertes.
— Sí, lo somos, pero estamos dispersos, no tenemos estructura. Queremos una alianza. Seremos tu brazo armado incondicional a cambio de tu protección.
— No voy a meter a mi gente en guerras sectarias.
— No es una cuestión de bandos ahora, todos estamos en peligro.
— Bueno, yo… no tomo las decisiones sola...
— Sé que eres una persona de palabra, cuando esté todo dispuesto me avisas y pactaremos.
— Bien, así será.
La mujer no hizo demasiadas preguntas y se marchó con su hijo, en realidad no le preocupaba esto, además sabía detrás de qué estaban porque su esposo se lo había advertido en vida, sin embargo, no era una persona que se expusiera delante de los demás revelando sus secretos, si algo aprendió del que fuera su mentor era el silencio.
***
Flashback — Fez, 1951
Después de poner en el barco de Syoran a sus tres hijas, Ribeth regresó a la casa para decidir qué haría con las pertenencias de Nicholas.
Su esposo le había dejado tres grandes arcones de cosas, en el primero que abrió, se hallaban en su mayoría diarios escritos por él. Al hojearlos notó que los mas viejos tenían anotaciones más espaciadas, mientras que en los últimos años las inscripciones mostraban fechas más cercanas entre sí. También descubrió allí algunos herbolarios, en uno de los cuales estaba la receta del Aymirit.
El segundo de los baúles contenía más diarios y también los títulos de sus propiedades, donde ya estaban debidamente consignadas a nombre de sus hijas, siendo el castillo de Francia para Mirelle y el de Rumania para Mishel. Además de esto, había todo tipo de papeles contables y legales sobre sus negocios, en los cuales figuraba el nombre de Meribeth.
Al abrir el último de los cofres, se encontró con algo que no esperaba. Además de varios rollos antiguos y elementos para rituales, allí había un libro grande, la cubierta era de piel, resultaba muy suave al tacto, se veía de color marrón claro, pero parecía que estaba oscurecida por el paso de los años, no tenía adornos ni símbolos, ni nada que diera señales sobre su contenido.
Comenzó a mirarlo con mucho cuidado, ya que se trataba de un manuscrito muy antiguo, la escritura era de color marrón oscuro, imaginó que estaba escrito con sangre, probablemente humana, pero ahuyentó ese pensamiento rápidamente, sintiendo un temor aparecer en sus entrañas.
El escrito tenía signos de los astros y también runas, era como un compendio de magia de diversas culturas. Sin quererlo, comenzó a interpretar la escritura, dándose cuenta de que todo el libro apuntaba a un macabro ritual, en el cual antes de llegar al final había dibujos de un sacrificio humano, de muchos humanos… Cerró el tomo con las manos temblorosas y lo apartó del resto.
— Nick… — Susurró. — ¿Será que alguna vez has hecho esto…?
El resto de los manuscritos de aquel arcón eran similares, aunque no tan siniestros, y además encontró una daga curva, bastante larga, la cual llevaba el emblema Morand tallado en el mango, que era de marfil con incrustaciones y estaba envuelta en un paño de seda bordada, donde también había una nota:
“Ma princesse, esta es la prueba de mi amor por ti, bendecida con la sangre de mis hermanas. Dale un uso como el que yo le daría. Nicholas.”
Meribeth, soltando la nota y el arma, llevó sus manos hacia su rostro, consternada. Nicholas tenía un lazo muy fuerte con sus hermanas, aun cuando ellas habían hecho cosas que él desaprobaba, jamás las desamparó. Que las hubiera matado era algo incomprensible para ella.
Pasaron varios días hasta que decidió finalmente qué hacer con todas estas cosas, no podía deshacerse de ellas, el apego hacia quien fuera durante toda su existencia vampírca, su mentor, su padre, su esposo, su todo, no le permitía hacerlo.
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Editado: 08.05.2023