Un papá en aprietos

Capítulo 02: Acuerdos.

Puedes conseguir muchas cosas, con tal de enfocarte en el objetivo principal.

CLAIRE RUBY WRIGHT

Necesito salir de esta, no quiero ir a la cárcel porque este hombre es un histérico y no ha entendido el fin de la propaganda, ¿qué no sabe sobre marketing?, nunca abusaría de la integridad de la pequeña, es como si la fuese a poner en páginas de esas prohibidas.

—¡Iba a acercarme a usted!, ¡no haría nada malo!, soy una fotógrafa ambulante, hago las fotos, me acerco a los padres, parejas, dueños de animales, entre otros para que vean el trabajo, si le interesa, les hago descuento del paquete de fotos o si quieren algún otro.

Veo las tarjetas de presentación que se salieron de mi bolso tras caer aquí. Tonto paranoico.

Sujeta una sin soltar el cuello de mi vestido, tal vez reacciona.

—Oh, pues parece que no es mentira, que sí eres una fotógrafa. A menos que… ¡Eso sea falso!

«¡Ay señor!, ayúdame a salir de este aprieto».

—Si hablamos como personas civilizadas, quizá esto pueda arreglarse y no tener que llegar a mayores. Soy fotógrafa, mi fin no es hacerle daño a su hija. ¿Quiere que le muestre unos videos del trabajo?, así podrá tener la veracidad de mis palabras, de hecho, puede acompañarme a la dirección de este estudio de fotografía—comento con angustia.

—Por favor, escuche a mi amiga, señor, aseguro que no es para nada malo y que no se va a arrepentir de esto, su tiempo es muy valioso—le comenta Peyton salvando la jugada.

—De acuerdo, me parece bien, si no es así, te haré borrar las fotos a ti y a tu amiga la púrpura estando en la cárcel—ruedo mis ojos incómoda, lo que me faltaba.

—Mucho cuidado como le habla a mi colega, mantenga el respeto—limpio mi vestido.

—Ustedes me hicieron perderlo desde que hicieron eso con mi hija sin mi consentimiento—se cruza de brazos.

Veo a la niña tirar de sus pantalones después de correr en busca de su padre, hasta que nos mira.

—¡Lo sabía, papá!, te gustaba la chica de las cámaras que parece una de esas que salen en anuncios de comida—sujeta la mano de su papá sonriente.

—¿A qué te refieres, niña?, exiges que le tenga respeto a ti y a tu hija ¿y eso es lo que le enseñas?, que bajo caes—me cruzo de brazos con extrema molestia.

—Hija, no puedes discriminar a las personas, eso está mal, ¿de acuerdo? —ella le asiente.

—Sí, papá, pero… ¿Ya le pediste su número en ese papel?, se supone que para tener citas como esas de la tía Nora deben tener cómo hablar.

Le abro los ojos con grandeza y asombro, ¿cómo es que hoy en día los niños saben tantas cosas?, a esa edad apenas conocía las muñecas y tenía un ataque de locura hablando con amigos imaginarios.

—Tendré que hablar con tu tía sobre eso, no deberías saber esas cosas—comenta el guapo hombre con pésima actitud—, a ver—se dirige a mí—. Muéstrame las fotos una vez más, quiero que mi hija dé su opinión, si no le gustan, haré que te refundan en la cárcel.

—¡Eso es injusto, no he hecho nada ilegal! —la pequeña hace un gesto de calma.

Tanquila, no soy exigente con las cosas, prometo que elegiré bien. Papá me ha dicho que la palabra ilegal es algo que no es correcto.

Me sorprende la capacidad de esta niña para expresarse y, sobre todo, para darme una completa dulzura en cada palabra que emite.

Saco mi cámara mientras veo que Peyton se fue de mi lado hace rato para seguir su trabajo, debe buscar más imágenes porque ya capturé uno y es bien complicado.

La nena mira detenidamente las fotos y quiero comerme las uñas, o quizá un burrito o…

¡Respira!, no pienses en comida ahora.

Además, la mirada intimidante del padre, —que desconozco su nombre—, me está matando. Si me sigue viendo de esa forma querré besarlo. Tan molesto y tan delicioso que pinta.

—Bueno, no está nada mal, me gustan todas, papá. ¡Las quiero poner en un cuadro en la habitación! —la pequeña salta de alegría mientras sacude a su padre—. Cómpralas por favor, papá—le suplica y este suspira.

—Te salvaste, mi hija eligió ese trabajo terrible tuyo. Creo que debería implementar otro método para llamar la atención de los padres y niños. Es ilegal lanzar fotos sin permiso, lo que hace que, por mejor que sea su trabajo, las personas digan que no.

—No sabía que eras tan grosero, papi, la señorita de los comerciales de hamburguesas hizo algo muy lindo, me gustan y quiero las fotos. Siempre eres cariñoso conmigo y tía Nora—él alborota su cabello.

—Solo lo soy con ustedes porque las amo y son mi familia, con los demás suelo ser amable, pero ella es una excepción a mis emociones, hizo algo que no me agradó. De todos modos, como me interesa la felicidad de mi hija, las compraré, ¿cómo se procede?

Una sonrisa enorme apareció en mi rostro.

—Muchas gracias y tomaré en cuenta sus sugerencias—aunque quiero despilfarrar su rostro perfecto, debo tener en cuenta que accedió aún con todo ese desastre y que “el cliente acostumbra en tener la razón”, así que seré calmada en este momento—, tiene que acompañarme al estudio, ahí seleccionamos las fotos, el paquete que quiera escoger y si las desea en físico, digital o ambas, eso es a su elección cuando le muestre todo allá. Si gusta, puede ir o pasar luego.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.