Un papá en aprietos

Capítulo 03: Contigo todo es sorpresa.

Tenerte quizá parezca ser mi caos o posiblemente mi mayor felicidad, es todo lo que necesito en este instante.

NATHAN HAYES

Después de haber examinado las fotografías de mi hija, me percaté de que aquella mujer posee un talento específico en este campo. Sin embargo, en caso de llamar al público, es necesario mejorar la parte de promoción, ya que cualquiera puede alterarse mediante la forma tan peculiar, pero atractiva de cultivar la atención en las personas.

Voy al trabajo junto con mi hija, Nora se queda en casa porque tiene un trabajo en línea que yo mismo le proporcioné sobre realización de eventos, lo cual me beneficia, todo para que me ofrezca ayuda más adelante. Mi casa no es grande, pero sí lo suficiente como para estar nosotros tres muy cómodos y en perfectas condiciones.

—Papá, creo que debes colgar una de las fotos mías que tomó la modelo de comida en tu auto—me extiende una foto mientras voy conduciendo.

—Claro, cariño, desde que lleguemos al trabajo, la colocaré para ver tu hermosa carita todos los días.

Su sonrisa es preciosa, en mi vida vi un rostro tan precioso.

—Es una promesa, si no, tendrás que comprarme un burrito de carne y queso—frunzo el ceño.

—Casi nunca comemos eso, ¿por qué tienes deseo? —pregunto con extrema curiosidad.

—Pues, vi un cartel con una increíble imagen que me dejó boca en el agua—río tras escucharla.

—O te dejó la boca hecha agua, pequeña—sonrío una vez más, solo con ella puedo hacer esto.

Me estaciono, no sin antes colocar la foto donde me indicó para poder verla todos los días que vaya a cualquier parte. La ayudo a bajar del auto, para después entrar a mi elegante negocio en donde ella toma el protagonismo.

Quiero pronto sacar una canción con mi hija, canta precioso y sin duda, voy a explotar ese talento si le gusta de corazón.

Los empleados se acercan a saludarla, pero la que más la adora es Olivia, mi secretaria principal. Cuento con dos, sin embargo, Lindsey no es tan atenta con mi hija como lo es Olivia.

—Buen día, jefe. Ya le tengo su café y los rollos de canela sin azúcar que me pidió esta mañana.

—Buenos días, Olivia, ¿ordenaste el croissant para mi hija? —comento con cara de pocos amigos como siempre, así soy con todos, hasta que de verdad deban tener esa faceta.

—Sí, aquí lo tengo con la leche y chocolate que he mantenido caliente hasta que llegaran los dos, que lo disfruten—asiento.

—Muchas gracias.

Llamo a Océane y de inmediato se emociona al ver la comida, si algo que ella disfrute mucho aparte del chocolate, las almendras y los gatos, es la comida, por eso trato de complacerla, siempre cuidando su salud, aunque de vez en cuando unos gustos fuera de este no le caen mal.

Mientras comemos, Lindsey se acerca a nosotros con unos documentos.

—Bueno, perdone, señor Nathan, sin embargo, pasa algo bastante importante en el área de publicidad—intenta coquetearme como siempre acomodando su cabello y dejando unos botones al descubierto.

«En vez de llamar mi atención, solo me deja traumado». —Sacudo mi cabeza mientras pienso.

—Por supuesto, te escucho en lo que acabo de terminar mi desayuno, si es para trabajo, tengo tiempo de sobra, no me agrada que traten de aprovechar mi tiempo y lo que puedo ofrecer—frunzo el ceño y se acomoda su camisa con rapidez, al menos no es tan tonta y sí comprendió mis palabras.

—El fotógrafo que teníamos se fue, dijo que no le gustaba trabajar más para esto, le pedí una explicación, sin embargo, fue en vano, aunque a Olivia le dijo que tenía un empleo mejor y más cerca de su casa, por lo que ya no contamos con una persona que nos colabore con eso.

Suspiro, porque en serio necesito todo eso completo para esta semana, todo para que mi negocio siga expandiéndose y vean tanto mi música como la elaboración de instrumentos con diseños personalizados, todo elaborado por mí y algunos de mis empleados en la fábrica que tenemos aquí.

—Papá, puedes buscar a la modelo, por favor, ella saca fotos lindas, es linda también—hace una cara pícara—. Además, tía Nora me ayudó a buscar en internet y su empresa donde trabaja es famosa.

Lindsey y yo reímos a carcajadas, pero mantengo la compostura de inmediato.

—¿A qué se refiere ella, señor Hayes? —cuestiona mi secretaria.

—Ya de eso me encargo yo, gracias por avisarme. Por favor, hágale saber a mi contador financiero que le pague lo correspondiente a este mes, él sí tiene justificación de su retiro de la empresa.

—Como ordene—se limita a decir Lindsey.

Mi hija se pone de pie para ir a su sala favorita con Olivia por una hora: de canto y guitarra, me hace feliz que le guste todo eso.

Aquella secretaria no esperó un segundo para empezar a molestarme.

«Y aquí vamos de nuevo».

—¿Va a salir esta noche, señor Hayes?, ¿estará ocupado como para tomar una copa de vino y degustar unos buenos platos?, sé de unos restaurantes donde la comida es ¡exquisita! —ruedo mis ojos tras escucharla.




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