Un Papa en Apuros ¿en busca de una Niñera?

CAPITULO 12

DEREK

Milena llevaba una semana trabajando como niñera. Su presencia en casa había sido discreta y tranquila. No se quejaba, no hacía ruido innecesario, simplemente cumplía con su trabajo con una eficiencia admirable. Pero había algo en ella que me inquietaba.

Cada gesto, cada movimiento suyo me recordaba a Jarada. No podía explicarlo, pero era una sensación persistente, una especie de deja vu que me hacía observarla más de lo necesario. No era algo que pudiera ignorar fácilmente.

Mis pensamientos fueron interrumpidos de golpe, cuando tocaron el timbre de la puerta.

—Hola, amor. — me saludó Laura

—Hola, Laura. —Respondí con calma mientras, ella se acercaba a besarme.

—Vine a visitarte. No hemos podido vernos últimamente. —Su tono era dulce, pero había un dejo de reproche en sus palabras.

La hice pasar a la casa. Apenas entró, saludó a los gemelos con entusiasmo.

—¡Hola, pequeños terremotos! —exclamó animada mientras se acercaba a Jade, quien le devolvió el saludo con cortesía.

—Hola, Laura, ¿qué tal? —dijo mi hija con una leve sonrisa. Sin embargo, Jader, mi hijo, apenas levantó la mirada de su juego y la ignoró por completo.

Suspiré. Era sábado y no quería forzarlo a socializar. Además, Milena ya lo había ayudado con la tarea, así que no había nada que interrumpiera su descanso.

—Querido, tu hijo es un irrespetuoso. —comentó Laura con un tono despectivo.

Jader levantó la mirada y la observó con molestia. Sabía que no le caía bien, y aunque había tratado de corregir su actitud, él simplemente se mantenía firme en su indiferencia.

—Hijo, saluda a Laura. —le pedí con paciencia.

—Hola. —murmuró sin ganas y, acto seguido, se levantó para marcharse a su habitación.

Laura chasqueó la lengua y cruzó los brazos.

—Amor, tu niño necesita más educación. — comento con un dejo de fastidio.

Me pasé una mano por el cabello, cansado de esa conversación.

—He tratado, pero no puedo obligarlo. ¿Por qué no mejor me ayudas con algo? —le propuse.

—No vine a ayudarte, vine a estar contigo. —respondió con una sonrisa coqueta mientras se acercaba más a mí.

—Estoy un poco ocupado, Laura. —respondí, intentando mantener la compostura.

—Pensé que tenías una niñera. —replicó con un tono de reproche.

—Sí, pero no puedo dejarle todo el trabajo. Tampoco puedo abusar de ella. —aclaré, observando de reojo hacia el jardín, donde Milena estaba ocupada con las plantas.

Laura levantó una ceja y esbozó una sonrisa pícara.

—¿Y qué quieres que haga? ¿Que te ayude en tu habitación a desvestirte? —susurró con un tono sugestivo.

Jade estaba ahí, sentada cerca. Fruncí el ceño y bajé la voz.

—Laura, por favor, ten un poco de cautela. La niña está aquí. —le advertí, incómodo.

—Ay, pero Jade no se molesta por esas cosas, ¿verdad, cariño? —dijo con ligereza, mirando a mi hija.

Jade la observó con confusión y luego negó con la cabeza.

—No sé de qué habla, señorita Laura. —respondió con sinceridad.

Negué con molestia. No me gustaba esa actitud de Laura, su falta de filtro y la manera en que intentaba minimizar situaciones que requerían más respeto.

—En fin, te espero en tu habitación, cariño. Nos vemos en un rato. —dijo antes de desaparecer por el pasillo.

Jade se encogió de hombros y se levantó.

—Voy a ver a Milena afuera. —anunció antes de dirigirse al jardín.

Me quedé observando a Jader, quien seguía concentrado en su móvil. Finalmente, dejó el dispositivo a un lado y me miró con resignación.

—Ya sé que me vas a regañar porque no me agrada tu novia. Lo siento, pa, pero en el corazón no se manda. — afirmó sin rodeos.

—¿Por qué eres así con todos? Eres así con Laura, incluso con Milena, que solo es la niñera. —le recriminé con paciencia.

—Milena me cae bien. Solo que soy así, ¿qué puedo hacer? —respondió encogiéndose de hombros.

—Solo quieres llamar la atención. —suspiré, exasperado.

—Nada que ver. Mejor voy a ayudar a Jade y a Milena en el jardín. Ya que te molesta que me siente aquí con el móvil. —dijo con ironía antes de levantarse y salir de la casa.

Lo seguí con la mirada hasta que desapareció. Luego dirigí mis ojos hacia el jardín. Milena estaba regando las plantas, su cabello se movía suavemente con la brisa. Su expresión era serena, y su sonrisa cálida mientras conversaba con mis hijos. Había lavado la ropa, aunque le había dicho que no lo hiciera. Quería ayudar, y eso me desconcertaba.

La observé por un momento más del que debería. ¿Por qué me hacía sentir de esta manera? Era absurdo. Ella solo era la niñera de mis hijos, nada más. Tenía que mantener la distancia y actuar con profesionalismo.

De repente, sentí unos brazos rodeándome. Me giré y vi a Laura, con una expresión impaciente.

—Te esperé y no entraste. —susurró con un dejo de reproche.

—Laura, ahora no. —respondí, alejándome ligeramente.

—¿Qué hacías aquí de pie observando? —preguntó con curiosidad.

—Nada. Solo miraba a los niños. —respondí con evasión.

—¿O a la niñera que contrataste? —replicó con una sonrisa maliciosa.

—No digas tonterías. —dije, negando con la cabeza.

—Solo quiero saludarla. —anunció con una sonrisa.

—Laura... —suspiré, pero ella ya había comenzado a caminar hacia el jardín.

—Hola, ¿qué tal? ¿Tú eres…?

—Hola, señora, mucho gusto. Mi nombre es Milena —respondió la niñera con educación. — Usted es?

Laura me miró de reojo y con una sonrisa algo forzada extendió su mano.

—Yo soy Laura, la novia de Derek.

Cuando pronunció esas palabras, lo único que pude ver fueron los rostros de mis hijos, confundidos ante la presencia de Laura y su actitud. Me quedé en silencio, esperando que las cosas no se tornaran más incómodas, pero eso fue en vano.

—Bueno, Milena, mucho gusto. Espero que entiendas cómo es el trabajo aquí y que tienes que aguantar a los terremotitos de mi novio. Sobre todo, espero que seas una mujer responsable, que no ande en el teléfono 24 horas o hablando en la acera con el vecino.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.