—¿ Y bien ? ¿Cuàl ?— preguntó mi nerviosa amiga que estaba a punto de casarse.
— Diste tu palabra de honor que iríamos al destino que saliera en el papel fuera cual fuera—enarqué una ceja con diversión sabiendo lo que vendría a continuación.
— ¿ Sabes? A veces das miedo con tus grandes planes — exclamó Anastasia— Suéltalo ya, ¿Donde ha tocado?
— ¡Las Vegas! — grité enseñándole el papel.
Ve su cara de confusión y estupefacción era un verdadero poema.
— ¿ Las Vegas, Nevada? — preguntó con duda.
— Imposible que sea el San Antonio de las Vegas que hay en tu pueblo de doce habitantes, hija mía — repliqué en un tono de ironía divertida.
— ¡ Oye! Qué mi mamá fue la que nació allá — gritó consternada entre la risa y el nerviosismo.
— ¡ La decisión está tomada. Nos vamos a Las Vegas !