Un pequeño secreto

Capítulo 3

Pero después de todo, Savannah no era la mujer que algún día había sido y le era más difícil decir las cosas que hacerlas. Por lo que los primeros días luego de aquella reunión con Emilio, permaneció llevando su vida como si aquella conversación nunca hubiera sucedido.

Hasta una semana después finalmente se atrevió a llamar a Emilio.

—Buenas noches, Savannah— saluda el hombre y antes de arrepentirse responde inmediatamente con el motivo de la llamada.

—Dile a Alec que venga a mi departamento, por favor. Mañana a las 6 pm, lo estaré esperando si él desea reunirse conmigo— escucha la respiración cambiando de Emilio y sabe que ya no habrá vuelta atrás.

No siempre iba a poder mantener los secretos que quería guardar para sí misma, pero confiaba en que estaba tomando la decisión correcta.

—Hablaré con él— responde Emilio.

—Te veo después— se despide del hombre, pero antes de que pueda terminar la llamada él le dice.

—Alec será muy feliz— y Savannah sólo quiere creer que en verdad será de esa manera.

El día siguiente era el descanso de Savannah, por ello mismo había escogido aquella fecha para reunirse con Alec, a pesar de que mantenía su casa limpia se sentía bastante nerviosa por la presencia del hombre que alguna vez fue su mejor amigo, por lo que deseaba mantener todo en perfecto estado <<quería que Alec pensara que era una buena madre y que no quisiera alejar a su pequeño hijo de ella>>.

Alexander era un niño bastante tranquilo, hace tan sólo un par de meses había comenzado a pronunciar palabras que eran más que un balbuceo y el día en que el bebé la llamó “ami” Savannah sintió que su vida cobraba un nuevo sentido.

Emilio se encargaba de mantener mimado a Alexander en la mayoría de las cosas que el sueldo de Savannah no lograba cubrir los gastos, tenía bastantes juegos en su habitación que le ayudarían a desarrollar una buena coordinación y habilidades que le servirían cuando él creciera. Savannah se encargaba de pasar el mayor rato posible con él luego de volver de su trabajo y dejaba a un lado su teléfono y la TV para que el niño creciera de una manera un poco más saludable <<con la compañía que nunca tuvo en su infancia>> y sintiéndose cercano a su madre.

Salió de compras con el pequeño caminando sujetando su mano y cuando sus pequeñas piernas se cansaban, Savannah lo tomaba en brazos para recorrer el resto del camino hacia el supermercado. Compra ingredientes recordando aquellas comidas que Alec y ella solían disfrutar al lado del otro para ofrecérselas aquella noche luego de hablar, si todo marchaba bien.

Se sentía tan nerviosa que sus manos temblaban y apenas podía calmar los acelerados latidos de su corazón. Compra un poco de fruta para la cena de Alex y se dirige a la caja para pagar por las compras.

Savannah toma la bolsa en una de sus manos y con la otra sujeta a Alex contra su cuerpo mientras el pequeño comienza a cerrar sus ojos de sueño. Agradecía que la tienda no estuviera muy alejada de su casa, lo que permitía que pudiera ahorrar el dinero del taxi y que no tuviera que caminar durante demasiados minutos porque a pesar de que Alexander era sólo un niño, Savannah cada vez batallaba más en mantenerlo cargado durante mucho tiempo.

Cuando llega al departamento, deja la bolsa sobre la mesa del comedor y camina directamente hacia la habitación de Alexander para dejarlo suavemente sobre su cuna. Espera durante medio minuto para asegurarse de que no despierte asustado luego de dejar de sentir el movimiento de los pasos que habían ayudado a arrullarlo y vuelve hacia la cocina dejando la puerta entre abierta.

Comienza a desinfectar las frutas y verduras que había comprado antes de empezar a preparar el resto de la comida que dejaría lista para únicamente calentarla. Cualquier cosa que sucediera entre Alec y ella, sería más sencillo si se encargaba únicamente de calentar la comida en lugar de preparar algo desde cero.

Cuando son las 5 de la tarde y Alexander todavía está durmiendo su siesta, Savannah se prepara para caminar hacia el baño y darse una ducha. Cuando termina, se coloca ropa cómoda para darle un baño a su pequeño y luego de que ha terminado de vestirlo, lo deja en dentro de una reja de tela de seguridad con varios juegos interactivos para poder vestirse con ropa más presentable.

Luego de que ha terminado, coloca otra reja despegable en un espacio en la sala de estar y acomoda un par de juguetes que Emilio había comprado para su sobrino. Se sienta en sobre el suelo al lado de Alexander y lo observa dar pequeños pasos hasta donde se encontraban los juguetes.

Escucha el timbre de la casa y observa el reloj, eran las 5:58. Deja a Alexander dentro de la reja para impedir que se pueda caer del sofá mientras abre la puerta.

En el instante en que sus ojos se posan sobre el rostro de Alec, siente todo el dolor que hace dos años experimentó cuando tuvo que alejarse de él y de todas las personas que amaba. Alec lucía igual de sorprendido que ella, pero también podía reconocer un poco de enojo en aquella mirada que le había acompañado durante la mayor parte de su vida.

Podía escuchar cada uno de los latidos de su corazón que latía con tanta fuerza que podría abandonar su cuerpo y cuando su mirada se nubla por las lágrimas que amenazaban con derramarse, parpadea un par de veces antes aclarar su garganta.




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