Las luces estaban apagadas, su madre había salido a petición de él. Caminaba con lentitud y torpeza por el lugar que había crecido, todo seguía igual... El piano marrón seguía ahí, la luz de la luna se filtraba por la ventana iluminando aquel instrumento, el cual estaba empolvado. Parecía viejo, desgastado y solitario. Camino de la misma manera hacia él, aterrado por aquel silencio absoluto que era absorbido por sus tristes sollozos. Sus piernas temblaban mientras caminaba, al acariciar la parte superior del piano, pudo escuchar casi enseguida susurros del pasado, que le causaban dolor.
La primera lágrima cayó sobre el piano, junto con ella, pudo oír a su madre horas atrás. “Claudia y su familia se querían mudar hace más de un mes”, la segunda lagrima cayó sobre el mármol sucio, ya no podía escuchar las melodías, “Pero hubo un accidente en la carretera”, camino hacia la ventana, jamás había tenido tanto miedo, sus ojos esperaban ver algo al asomarse, pero él... En el fondo sabía que no encontraría aquello. “Todos murieron en él”. Y en aquella casa, ahora vacía, ya no estaba la niña de cabellos rizados, su ventana estaba cerrada, y las luces mantenían todo en oscuridad.
__ ¿Por qué cantas? -el había preguntado cuando recién se conocieron-
__ Porque tú estás tocando -ella había respondido aquella vez-
El jamás había entendido lo que era la nostalgia, hasta que supo que ella ya no estaba ahí para cantar sus melodías. Ella ya no estaría ahí. Sencillamente ya NO.
Las lágrimas caían pesadamente y los sollozos eran cada vez más dolorosos.
__ No llores... No llores... No llores -se pedía inútilmente, a sí mismo, mientras apretaba el marco de la ventana con su mano-
Entonces alzo la vista y al enfocarse en la ventana de enfrente, pudo notar algo. Un avión de papel, puesto sobre el marco de la ventana. Salió de su casa dando tropiezos con los recuerdos que aquel piano había susurrado y aferrándose a la estúpida esperanza de verla una vez más. Corrió a la casa de aquella chica que había llegado sin avisar. La chica que siempre había estado a su lado. La chica que ahora, simplemente había desaparecido.
La puerta estaba cerrada pero poco le importo romper una de las ventanas para introducirse dentro, su corazón dolía y sinceramente no estaba pensando con claridad; quería verla, quería oírla, quería tocarla y saber que ella estaba ahí, pero era demasiado tarde... Cuando llego a la habitación de Claudia sus sollozos eran más altos, ver todo tan oscuro, empolvado y solitario le hizo darse cuenta que en efecto, ella no estaba ahí, recorrió la habitación hasta la ventana por la que habían transcurrido los mayores de sus recuerdos con ella y tomo el avión de papel que estaba ahí. En primer instante pensó que era el mismo avión que él le había mandado aquella noche y se arrepintió infinitamente por haber tomado esa decisión, pero entonces... Logro observar lo que era tinta de pluma en los bordes del papel, esa debía de ser la letra de Claudia. Con sus manos temblorosas, desdoblo la hoja de papel, descubriendo que de verdad era una carta escrita a mano. Sus ojos estaban cargados de lágrimas que él con fuerzas sacó y necesito tomar un tiempo para poder leer aquella carta.
“Querido Jackson Dallas”
“Mi familia y yo debemos mudarnos a Andalucía, no he querido contártelo por mensaje, pues, no quería que tuvieras más presión, así que decidí escribirte esta carta. Tenía la esperanza de verte al menos una vez más, y de escucharte tocar el piano a través de la ventana, pero supongo que el tiempo pasa... Ya no somos los mismos de antes.
Aún recuerdo la primera vez que te vi, parecías muy solitario y triste, pero la primera vez que te escuche tocar, supe que en el fondo debías estar esperando un poco de compañía. Espero haber sido aunque sea, eso para ti, porque tú para mi fuiste todo. También espero que ahora seas más sincero con lo que sientes, porque lo sabes, ¿no?... Que está bien ser débil, llorar y sentir dolor. Está bien, así que espero que ya no lo ocultes.
Por cierto, no pudiste responder a mi pregunta aquella vez, pero sé que ahora debes de saber la respuesta. ¡No dudes en decírmela cuando me veas!, realmente quiero escuchar el motivo por el que tocas. ¿Sabes?, el motivo por el cual cantaba eras tú... Siempre fuiste tú. Por favor no te preocupes cuando me vaya, lo harás bien por tu cuenta... Aún recuerdo el momento en que te vi, por primera vez, ahora has crecido tanto, a pesar de que este, es el fin de nuestra relación, por favor no lo sientas por mí; sé que te encontraras conmigo de nuevo, de cualquier forma, así que por favor... Recíbeme cálidamente cuando nos encontremos otra vez, Jackson Dallas... Gracias por haber tocado para mí.