Epílogo

«Te amo por encima de todo aquello que no podemos ver, por encima de lo que no podemos conocer.»

Federico Moccia.
 

Mazunte, Oaxaca, México.

Las pequeñas y torpes pisadas, corretearon frente a ambos, robándoles sonrisas genuinas.

—Citlali ve con cuidado, hija. Más despacio. —Mateo sonrió orgulloso antes de alcanzar a la pequeña y elevarla entre sus brazos.

Ella, estalló en carcajadas contagiando a sus padres.

Mateo la depositó nuevamente en el suelo y la pequeña salió rauda, invitándolo con una traviesa sonrisa a perseguirla.

—¡Hey! Espérenme —se quejó entre risas Charlotte al verlos perderse rápidamente— Se olvidan que traigo bebé a bordo y no puedo seguirles el trote.

Llevó sus manos a su prominente vientre, acariciándolo.

—Pero ya llegará pronto, Carlos. Y entonces los tres correremos tras él. —Señaló Mateo regresando sus pasos con Citlali en brazos.

—Yo no lo perseguiré porque seré su hermanita mayor, y debo cuidarlo y protegerlo —aseguró con determinación, la pequeña.

Ambos se derritieron ante la ternura que irradiaba su pequeña princesa.

—Estamos seguros de que lo protegerás muy bien, te amamos mi cielo—Charlotte la observó con orgullo, alcanzándola para depositar un beso en su frente.

—Y yo los amo a ustedes —Citlali les lanzó sonoros besos con su diminuta manita— Aunque también amo a los abuelos y será mejor que regresemos a casa de los abuelos antes que mami Carmen se enfade por llegar a tarde a la cena. Mami Carmen siempre dice que Naná exigía puntualidad y tía Ana María también nos dice que o llegamos puntuales o mejor no llegamos.

Charlotte asintió.

—Puntualidad y más puntualidad, mejor será que corramos.

Entre risas, apuraron los pasos.

Pese a tener su residencia permanente en Santa Fe, procuraban hacer visitas a menudo en Mazunte y los veranos eran una excelente oportunidad de pasar tiempo con ambas familias.

Además, la pronta llegada de Carlos ya tocaba a la puerta y sería cosa de tiempo para que se les uniera a su pequeña pero feliz familia.

Charlotte admiró a su esposo e hija, agradeciendo por tenerlos en su vida. Ellos completaban su mundo y ahora el pequeño Carlos llegar a completarlo aún más.

Había llorado lágrimas de sangre en su vida solitaria del pasado, el peso de la soledad había sido muy doloroso y difícil de sobrellevar. Pero el precio pagado para encontrar la dicha y el amor no era nada en comparación con la felicidad que hoy disfrutaba.

Pagaría el precio de su felicidad una y mil veces.

Pues nada superaba lo que hoy tenía al alcance de sus manos.

Fin.


 

¡Hola amores!
Antes que todo gracias por obsequiarme su tiempo de lectura y cariño.
Espero de corazón hayan disfrutado de este episodio, que ha sido creado con igual cariño que los anteriores 😍.

Y ahora sí concluimos esta historia 😍, espero la hayan disfrutado. En caso de ser así, porfis presionen la
Estrellita y déjenme llegar su cariño en los comentarios, estaré encantada de responder todas y cada una de sus retroalimentaciones 🥰🥰.

¡Nos vemos pronto!

Bel💋