Un Principe En Problemas

Capítulo 6

No espere más tiempo, luego de varios minutos de silencio me acerque al armario agarrando un conjunto que podría quedarle bien. No tengo mucha experiencia escogiendo ropa de mujer y eso que convivo con dos hermanas, pero solo esperaba que quedara bien.

—Colócate esto—Me aleje del armario y le estire la ropa.

—¿Qué es eso?—Se notaba confundida

—Se supone que un vestido. Soy malo para escoger ropa de mujer.

Tenia dos hermanas, una madre, pero yo no era la persona más capacitada cuando se trataba de escoger ropa para alguien. Solo esperaba que se sintiera cómoda con ella puesta. Aunque sabía que esta no era mi obligación buscarle algo para ponerse, pero quería hacerlo.

—Te llevaré a dar un paseo por el lugar y si alguien nos ve, es mejor que no sea en pijama.

—Está bien—Mi pecho se infla al verla sonreír.

—Te espero afuera.

Me encantaba ver esa sonrisa. La veo agarrar la ropa que le escogí y no le quito la mirada de su rostro y le sonreí. Ahora necesitaba salir del cuarto para dejar que se cambiara, apenas cerré la puerta quede contra esta. Todo ha pasado tan rápido que me costaba creerlo. Me gustaba la idea de pasar tiempo con ella, aunque recordé que me faltó decirle algo. Así que sin dudarlo abrí la puerta.

—Esto no…

Acaba de arruinarlo todo. Ella se encontraba en ropa interior y yo había entrado sin permiso a su habitación. Era un tonto al no pensar que seguro ya se había quitado la ropa.

—¿Qué haces…?

Apenas escuche la voz de mi hermano. Entré rápido en la habitación cerrando la puerta para que no pasará y la viera de ese modo. Puede empeorar la situación. Cuando en vez de quedarme afuera, decidió hacerlo adentro. Solo estaba haciendo las cosas más complicadas para los dos. Vi cómo se cubría con el pijama apenas reaccionó.

—Lo… Lamento—Era un completo idiota— Cámbiate, prometo no mirar.

Me di la vuelta. Sí salía en estos momentos corría el riesgo de que mi hermano siguiera afuera de la habitación y descubriera lo que hice. No necesitaba más presión encima de mí, ya con la que tengo me resulta suficiente. Sentí el toque en mi hombro y no dudé en girarme.

—¿Qué pasó?—Solté un susurro—. Te moles…

Me interrumpió pegando sus labios contra los míos. Pensé que me besaría, pero no lo hizo. Se quedo quieta contra mi y necesitaba todo el autocontrol posible para no perder la compostura, pero no fui capaz cuando pase mis manos por su cintura y la pegue a mi para besarla. Fui descendiendo mis manos de forma lenta hasta llegar a sus muslos cargándola.

La llevé hasta la cama y la puse ahí para seguir besándola. Pero sonó la puerta interrumpiéndonos.

—Hermano ¿Qué haces?—La voz de mi hermano salvo el momento.

Nosotros no deberíamos estar haciendo esto. Miro a la puerta para ver si entro y luego miró a Tania. Recordando que no podíamos estar haciendo esto, ni cualquier otra cosa comprometedora.

—Vístete, te espero afuera—Me quite de encima y arregle mi traje.

Salí y me encontré con la mirada fastidiosa de mi hermano con una sonrisa picará. No quería saber que se estaba imaginando, pero era seguro que no paso nada de eso de lo que piensa.

—¿Qué hacías?—No sabía que podía responder a eso.

Nada. No hice nada extraño.

—Hablar, íbamos a dar un paseo para que pueda conocer el lugar.

Mi hermano pone cara de desilusión por mi respuesta. Sabia que estaba pensando en cosas indebidas, ni siquiera sabia como alguien podia divertirle todo lo que sucede. Es algo trágico y lamentable. Aunque ella es todo lo contrario.

En eso la puerta se abre y giro a mirar a Tania. Lucia espléndida con el vestido que le di.

—¡Vaya! Estás hermosa—Mi hermano no deja su postura y me dan ganas de darle sus labores—. Ahora entiendo por qué mi hermano estaba adentro.

Quise golpearle. No debía, pero me dieron tantas ganas de hacerlo por las cosas que estaba haciendo ahora. Sabia que se trataba de mi hermano mayor y le debía respeto, pero lo mínimo que deseaba era que se comportara frente a la chica.

A la mierda. Agarre y le di un codazo en el estómago para que dejara de molestarla.

—¡Ay!—No le queda de otra que sobarse.

—No le hagas caso, Tania—Él decía cosas sin pensarlo, no parecía el sucesor de la corona.

—Saben, yo me les voy a pegar— ¿En serio? ¿Era necesario que quiera pasar tiempo con ella? —Quiero conocer el castillo junto a esta hermosa mujer.

Mi hermano le agarro por los hombres y sentí una punzada horrible en el pecho. No me gustaba que este demostrara interés en ella ¿Le gustara? Si mi hermano estaba interesado en ella, meterme era algo que no podia hacer.

—Haz como te plazca—Tal vez fui grosero.

No me importo mucho, agarre la mano de ella y la lleve al jardín del palacio. Sabia que ese podia ser un lugar que le gustaría. Así no la pasamos un rato hasta que volvio a interrumpir. Mis cinco minutos con ella no serán nada fáciles, pero de igual forma le intento.




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