Un Prometido a otro nivel (2p de Lpdg)

Capítulo 1

¿Qué más podía hacer para que está ilusión de realidad se vaya? ya no podia detener el torrente de sensaciones que se desato en mi, cuando lo vi, cuando senti su presencia; y ni hablar de la felicidad que me embargo cuando dijo que lucharia por mi, no lo dijo con esas palabras, pero fue lo unico que pude traducir de su “sere tu acosador personal”.

Un malestar en la boca del estomago me tiene mal, algo no esta bien y  la imagen de Brad es un verdadero suplicio. Sigo agachada sin dejar de moverme inquieta y manteniendo la espalda pegada a la puerta.

Muevo la cabeza hacia los lados, todo empieza a desaparecer poco a poco. Miro la cama de al lado, la oscuridad de la habitación me dificulta ver lo que sea. Mi  respiración acelerada y el sudor resbalando por mi espalda y frente,  dan prueba evidente de que ya estoy despierta y desorientada.

Y que Brad en Francia sólo fue una pesadilla.

Una más del montón, bufo mal humorada.

Enfocó la mirada en  cama de al lado, el cabello rojo de mi “verdadera compañera” esta tendido sobre la almohada que casi sobresale de la cama mientras que una manta le cubre todo el cuerpo.

Me levanto y voy al baño, me lavo la cara y despejó un poco la mente. No se que voy a hacer.

Mi fuero interno revive por momentos y me hace la vida un infierno. Al igual que mi conciencia que se retuerze, Brad me confesó algo que a nadie más le diría y yo le traicione de la peor manera por ser una corbarde y correr.

Dejarse llevar de los sentimientos a veces es peor que ir a una guerra contra Irak, ¡no! Es mucho peor que eso. Por lo menos en la guerra mueres defendiendo cosas nobles como tu país, tu vida y la de tus seres queridos mientras que en el amor mueres por despecho, desamor y odio.

Todo es mejor que enamorarse y enamorarse es mejor que nada.

Vuelvo a remojar mi cara, cuello y muñecas, varios toques en la puerta me traen al presente y los mandan al fondo de mi mente.

—¿Te vas a quedar ahí toda la vida? —pregunta Rebecca desde el otro lado con un acento francés inconfundible.

Salgo del baño y miro el reloj del teléfono, son las tres de la mañana. Me quedo con el en la mano unos segundos antes de empezar a abrir mis mensajes de whatsApp.

Un “Hola” de Brad me llama la atención, lo respondo sin apenas aire.

Respondo de una vez, sin siquiera pensarlo, siento más de lo que debiera


Respondo de una vez, sin siquiera pensarlo, siento más de lo que debiera. Necesito sus palabras, su voz, su ternura. Lo necesito y solo a él.; pero no llegan más mensajes que tanto ansia percibir mi corazón, después de preguntar cómo esta simplemente se desconectó.

Me quedo con el teléfono en las manos un rato sin saber lo que pasó. De repente Brad es frío y distante y eso me duele, duele tanto que creo que es un dolor físico.

La única culpable soy yo, las ganas de escribirle y decirle cuánto lo siento, a verle dicho todo a Braulio, huir al otro lado lado del mundo, decirle que siento todo en mi estúpida vida; pero apenas tengo las fuerzas de responderle un simple «hola».

—¿Te vas a quedar así toda la noche?—pregunta mi compañera de habitación con el ceño fruncido y mirandome.

—Lo siento —Apago la lámpara y me acuesto. El sueño me llega sin avisar y no se nada de mí, excepto que vuelvo a estar en sus brazos, envoviendome y sientiendome tan segura que tengo miedo hasta de respirar para que este sueño no acabe nunca.

Ser feliz no debería ser un delito, delito debería ser no serlo.


 

—Bienvenidos a este nuevo ciclo es un placer tenerlos aquí, estudiar los medios no es un chiste; aquí vinimos a aprender—un señor de unos cincuenta, barba blanca y barrigón esta en frente de toda la clase —, serán individuales, serán parejas, serán amantes y mucho más. —Los murmullos se elevaron en todo el salón.

Mi primera clase esta siendo todo un éxito. La variedad de chicos y chicas es alarmante. Ya me he pellizcado dos veces para ver si todavía no sigo durmiendo. Después de todo, pueda que este cambio valga la pena y me ayude a crecer tanto como lo necesito.

La idea del profesor es alarmante. Puedo ser amiga de cualquier persona, también puedo ser compañera y hasta pareja de trabajo, pero ¿amantes? Eso nunca, no podria serlo aunque así yo lo quiera. Todos mis bellos se ponen se punta y tiemblo levemente.

Los demás buscan su pareja como locos. Parecen animales de circo que terminan con una gran sonrisa al quedar como ellos, al parecer, lo planean.  Todos aquí tienen alguien conocido, menos yo.

Dejo caer la frente entre mis manos sobre la mesita frente a mi, la misma duda vuelve a azotarme ¿hice bien en venirme? ¿hice bien en alejarme de Brad? ¿qué estoy haciendo con mi vida?

—¡Quiero a la rubia del frente! —grita una voz al fondo, por alguna extraña razón levanto la cabeza y miro a mi alrededor. La única, aparentemente, rubia en la fila del frente soy yo.

Miro sobre mi hombro y lo que veo me deja pasmada y fuera de sí.

¡Oh mierda!

—Sara —susurra con voz seductora, Se para en frente de mi silla y se queda mirandome.




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