Capítulo 10

Narra Sara.

Mis oídos no paraban de zumbar, es como tener mosquitos volando cerca y por más que lo espantes no se van. Si lo mío fuera tan fácil, creo que otra cosa sería. Paso la mano por mi pelo hasta la punta, el cabello me llega hasta las mitad de la espalda, nunca pide cortarme mas que la punta porque entonces aparecía Brad y me peleaba, incluso iba conmigo al salón y supervisaba a la peluquera. En aquellos momentos me sentí volar, recorrer loa cielos para luego caer precipitadamente con la nueva “novia” de él o “novio”. Un afilado cuchillo se me atraviesa lentamente, ya no sangro, solo siento el dolor profundo de ser traicionada.

Tal vez solo fue mi culpa, me adueñe de lo que nunca podría ser mío, y ahora. Y ahora es hora de ver las cosas tal y como son.

Solo soy la mejor amiga de él.

Con una respiración profunda me lenvato de la pequeña cama y voy al baño, en el neceser de Rebecca encuentro unas tijeras y antes de darme cuenta me he cortado el primer trozo de cabello. Miro a travez del espejo me reconozco, el color verde de mis ojos esta más oscuro. Corto otro pedazo, unas cuantas lágrimas caen a la vez que mi cabello. No importa. Tengo que seguir cortandome el pelo, buscar mi “yo” interno y...y dejar de ver a Brad en todo lo que hago o en todo lo que digo. Soñar despierta ya se me esta haciendo tanta costumbre que algún día ya no dormire.

El resultado final es un desastre, un verdadero desastre y ahora si lloro, con mas ganas de las que debería porque yo y solo yo tengo la culpa de esto. Una parte esta mas corta que otra y mi color, rubi-castaña, solo hace que se vea más ridículo.

Entro a la ducha abriendo la llave en el acto, ni siquiera me tomo el tiempo de quitarme la ropa. El agua cae a raudales sobre mí, llevándose las lágrimas de rabia y pesar que caen por mia ojos. Cuando ya decido que es suficiente, me quito la ropa y la lanzo a una lado, tomo el jabón con olor a manzanillas y estrego todo mi cuerpo, con calma y dándome esos mimos que siempre son bienvenidos. Ignoro mi muslo y evito que millones de malos pensamientos invadan mi mente. Aclaro el jabón de mi cuerpo y me envuelvo en una toalla.

El siguiente paso para aceptar la realidad es darle otra oportunidad al que podría ser mi verdadero amor. Por lo que si creo que seré la “novia” de Rowel, dicen que el que no apuesta no gana. Espero que esta apuesta no me cueste lo que me queda de corazón.

Luego de estos últimos meses de tormentos, besos explosivos y dulces y muchas confusiones, me siento bien. La habitación me parece mas grande incluso me parece haber percibido un olor diferente al mio o al de Rebecca, retrocedo varios pasos y chocó contra algo o alguien. Mi piel se pone de gallina, unas manos se posan en mis hombros y el aire se congela en mis pulmones.

—¿Qué le has hecho a tu pelo? —su exótico acento eriza los vellos bajo mi nuca.

—Es mi pelo, mi cabeza, mi corte —respondo girando hasta quedar frente a frente.

—Es tú pelo, tú cabeza, tú corte, pero mí novia —Sus dedos se deslizan desde mis hombros hasta mi mentón —, así que no debiste cortarlo ma douceur¹.

—Si puedo —digo en un hilo de voz estrangulado.

Los latidos de mi corazón tan acelerado que invanden mis oídos. Su mirada es penetrante y si no me.muevo pronto sólo Dios lo que puede pasar aquí. Haciendo acopio de mis ultimas fuerzas, retrocedo y le doy la espalda. Busco en el armario y agarro la primera camiseta y el primer pantalón que encuentro, escondo mi cuerpo detrás de las puertas del armario y me cambio.

—Cuando dije que eras mi novia, no lo negaste —dice dudativo.

—Tal vez porque estoy pensando en  aceptar esa proposición.

—Bien.

La misma tensión resulge como fuego, la distancia entre nosotros se vuelve nada. Sus brazos alrededor de mi, sus labios sobre los mios y una nueva sensación sacuendiendo mi estómago.

Tal vez y sólo tal vez esto no es una mala idea.


 

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¹Mi dulzura.