Un Prometido a otro nivel (2p de Lpdg)

Capítulo 11


Los brazos detrás de su cuello hacen un poco de presión, no sé a que se referían cuando hablan de el beso francés, pero besar a un francés es todo una experiencia agradable, muy agradable. Lo mejor es su capacidad para quitarme los pensamientos, separamos nuestros labios, él me mira y sonríe, creo que estoy en problemas.

-¿Por qué me miras así? -pregunta frunciendo el ceño.

-¿Así? ¿Cómo?

-Así como si acabras de descubrir algo.

-No te puedo confesar mus secretos más oscuros -Me alejo un poco -puede que ya no quieras ser mi novio.

-Para eso tendrías que ser asesina serial y tener un particular gusto por los pelirrojos sexys.

Que creído, sonrió de lado y tomo una toalla para secarme el pelo, lo hago sin el mas mínimo cuidado. Creo que muchas cosas van a cambiar, el nudo en mi estomago que lo recalca, y se que no son mariposas, la sensación no me gusta. Pero tengo que soportarla y ver que pasa.

-¿Alguna vez has sentido esa sensación de que algo malo va a pasar pero no sabes que es? -pregunto de espalda.

-No.

La puerta se abre, el perfume de Rebbeca inunda la habitación en unos segundos, me volteo para mirarla.

-¿De qué hablan? -Esta sonriendo, es como si siempre estuviera llena de energía.

-De nada -responde Rowel antes de que pueda hablar.

Detrás de ella entra alguien más, no logró mirarlo, pero esa sensación de que algo no va bien se hace más intensa. Voy al baño, necesito escapar de aquí. Me miro al espejo y me arrepiento de haberme cortado el pelo la necesidad de durar varias horas peinandome son incesantes, pero ahora no tengo mucho para peinarme, recojo el desastre que esta en el piso. Esto parece una peluquería. Dejo pasar el tiempo pero, ¿quién no lo haría cuándo siente que algo se esta por poner algo mal? Definitivamente yo sí.

-Sara sal del baño -Rebecca toca la puerta -, venga, sal.

"No quiero", quiero gritarle, luego recuerdo que ya no tengo doce años y ya Brad no vendrá en mi rescate. La tristeza me invade por solo pensar en él. Me enconjo de hombros y voy a la puerta, salgo antes de arrepentirme y anda si no lo hago.

-Aquí estoy -murmuro tirandome en la cama.

-Bien -Rebecca se tira a mi lado -. Tengo un nuevo amigo y te lo quiero presentar.

Esto no sonó nada bien.

Una sombra se levanta y se acerca, los latidos de mi corazón acelerándose y el miedo dejándome casi sin aliento. Levanto un poco la cabeza y ruego a esos dioses que me miran desde su pantalla plana y palomitas que esto no se ponga peor. Nada se ponga peor.

-Mira este Homme sexy²

El otro lado de la cama se hunde, trato de localizar a Rowel con la mirada. No esta. Esto no me gusta.

-¡Venga! ¡Mira! -exclama Becca con voz irritada.

Al fin lo miro y permintame decir que es una de las peores cosas que he hecho en mi vida. Dolor, rabia, pena por mí, todo colándose de repente dentro de mi pecho.

-¿Qué haces aquí? -preguntamos al mismo tiempo.

Él me mira con sus ojos negros y al fin puedo ver lo que los demás, es verdaderamente apuesto y sexy. Nunca tuve la menor opción ante él.

-Yo estoy igual.

Lucho por no llorar.

-Hago lo mismo -dice él.

Me levantó de la cama y salgo de la habitación, sin hacerle caso a la mirada confusa de Rebecca o su llamada. ¡Maldición! Estoy tan confusa con todos estos sentimientos, que no me importa que en los pasillos me miren como que me estoy volviendo. Tal vez esa es la verdad.

Saco el teléfono de mi bolsillo trasero, esa es una ventaja que de consiguen por nunca sacarlo de tus pantalones. Marco el primer número, es número prohibido, igual lo necesito y mucho más de lo que yo creí o puedo creer él.

Uno...

Dos...

Tres... Timbrazos y aún no lo coge. Cuelgo y vuelvo a llamar.

Al tercer intento lo coge. Su voz. Su voz me da seguridad.

-Está aquí -susurro dejándome caer en un banquito -y no se que hacer. Solo necesito hablar contigo.
 




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