Un Prometido a otro nivel (2p de Lpdg)

Capítulo 16

Narra Brad.

Sus brazos envueltos en mi cuello y sus piernas en mi cintura, lágrimas mojando mi hombro derecho y en lo único que puedo pensar en que por fin la tengo conmigo. La meso entre mis brazos depositando besos en su pelo y mejilla izquierda. Absorbiendo el aroma de su pelo que ahora esta corto.

Ella repite mi nombre una y otra vez como si fuera un mantra, yo la aprieto en mis brazos de la misma manera. No queriéndola dejarla ir pero sabiendo que así tiene que ser. Creyendo que nunca nada ni nadie nos separará, también sé que es mentira. Allá afuera hay otro chico que ya se robo lo que era mío, con el que ella comparte abiertamente sin mentiras ni miedos. Igual no importa, ahora estoy aquí y ella esta conmigo. Por siempre. Porqué así debe ser desde el principio. Sin juegos, sin mentiras, sin dolor.

-¿Cómo estás hermosa? -pregunto sin apartarme de ella.

La siento moverse por unos centrimetros, por algunos momentos creo que dejará de abrazarme, luego solo se queda ahí.

-Estoy bien -susurra bajito.

Sus palabra dicen que esta bien, pero ambos sabemos que es mentira.

-No lo estás -digo aguantandome las ganas de llorar.

No lloro desde los dieciséis, ahora, es con si fuera una necesidad primaria. También tengo que seguir fuerte. Por ella. Por mí.

-Ahora lo estaré -Su cabeza se levanta de mi hombro y sus ojos verdes se posan en los míos -. Te lo prometo. -Una suave sonrisa sonrisa curvandose por sus labios, mostrando la hiela de dientes blancos y todo su rostro tomando vida -Sólo no te vayas de mi lado.

Fuiste tú Sara, tú te fuiste.

Las palabras se estacan en mi garganta, solo afirmo con la cabeza sin más explicaciones que las que pueda dar mi rostro medio sonriente aunque por dentro estoy como una ciudad en ruinas: solo y destruido.

Sara me mira unos segundos y vuelve abrazarme, lágrimas calientes vuelven a mojar mi camiseta y hombro. Eso no importa, ya nada más importa. Lucharé contra quien tenga que luchar y solo por Sara.
 


 

***
 


 

Le querían pegar como los otros días, niños incapaces de procesar más información que las de creerse mejores que los demás, porque así los tenían sus padres. Mientras a los demás le hacían pasar un infierno.
 


 

Con ella no era diferente, nada tenía que ver sus ojos verdes o su pelo rubio ceniza, su nariz perfilada o su tez blanca. Sara era el fiel ejemplo de niña perfecta y bonita, ¿el problema? Era amiga del niño gordo al que nadie antes que ella le había hablado peor aún, nadie se había sentado con él. Con el niño gordo.
 


 

Se acercaron en grupo, tres en total, ninguno pasaba de los quince años, mas tenían todo lo que querían y cuando querían. Cuando las cosas no eran así entonces jugaban sucio, justo como ahora.
 


 

-Vaya, vaya -dijo socarronamente el más grande de ellos acercándose a Sara -si es ojitos podridos -. Los apodos iban y venían, el siguiente más hiriente que el anterior.
 


 

-Mis ojos no están podridos -refuto la pequeña Sara poniéndose de pie.
 


 

-¿Quién lo dice? -pregunto uno de ellos.
 


 

No es necesario saber el nombre del mal para saber que existe.
 


 

-Yo -pronuncio ella valientemente.
 


 

La realidad volvia a salir a la luz, donde a las personas se les clasifica por color de la piel o color de los ojos, peor aún se les maltrata por ser gordos sin tomar en cuenta el porque de aquello.
 


 

-Pues tu no eres nadie -dijen empujándola los tres. 
 


 

Tres niños contra una niña, sin importa la condición sexual o la desventaja en fuerza. Igual todo cambio. Bajado del mismo cielo se los quito uno por uno de encima. Luego la miro y creyó que era lo más lindo que jamás había visto, sin saberlo ya había encontrado el ángel de ojos verdes que tanto había buscado sin darse cuenta.
 


 

Le tendio la mano, con manos inseguras y temblorosas se dejo ayudar. Sara sentía su corazón latir con fuerza, una lágrima descendiendo por su mejilla hasta su barbilla.
 


 

-¿Estas bien? -La pregunta sonó lejos y cerca a la vez.
 


-Sí -murmuro ella.

-No lo estás -dijo él con seguridad.

Sara se encogió de hombros quitándole importancia.

-Ahora lo estaré.

Y lo estuvo hasta que terminaron de crecer y los sentimientos hicieron "Big Bang". Todo explotó.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.