Londres - Inglaterra
20 de diciembre 2016
Protagonista (el nombre lo conocerás más adelante)
— Porque lo haces— una voz masculina que me sorprende, miro sobre mi hombro y veo a un chico no puedo ver su rostro porque es cubierto por la capucha de su sudadera.
No respondí
—Se que me escuchas no me ignores y dime porque lo haces—dice.
Me encojo de hombros y no respondo nada.
— Perfecto, te quieres suicidar pero no sabes porque, que mala suicida eres— dice en un tono divertido.
Frunzo el ceño y me volteo no sin antes apretar mi agarre a la baranda del puente.
—Que es tan divertido—hablo por primera vez.
— Así que no eres muda, sorprendente— dice con un raro movimiento de sus manos.
Nos quedamos en silencio y veo como el me detalla de pies a cabeza, yo hago lo mismo lleva puesto unos vaqueros negros, una sudadera del mismo color, lleva una mochila que cuelga de si espalda su cabello es cubierto por la capucha pero se alcanza a ver algo de el.
—No lo hagas, la vida es muy bonita como para que acabes con ella— dice
Estoy a punto de responderle sarcásticamente pero el se me adelanta.
—Sabes cuantas personas mueren diario y su último pensamiento es que no quieren irse y tú desechando tu vida como si no valieras nada—su tono ya es más de irá, como si intentará hacerme entrar en razón.
— No lo valgo— musitó
—De pronto para ti no lo vales, pero te hago una pregunta ¿Tienes amigos?—en realidad si, Clara ella es magnífica me hace reír y llorar de alegría pocas veces porque otras tengo una cara de culo insoportable, pero últimamente hemos estado separadas porque empezó una relación con un chico y digamos que yo quedé en segundo lugar para ella.
Además creo que sí se entera de que me suicidó sería capaz de contactarme por la ouija para gritarme y preguntarle porque lo hize.
Asiento.
—Ves hay alguien en este a la cual le importas—dice y reflexionó sus palabras, el tiene razón, aunque clara no sería la única en sufrir, también está Jimmy mi mejor amigo desde el jardín de niños no soportaría ver a las únicas dos personas que me quieren de verdad verlas sufrir por mi que no las valore la suficiente.
— Me gustaría saber que pasa por tu cabeza ahora pero es imposible, así que te pregunto ¿Todavía quieres hacerlo?— no se qué responder, no pueblo verlo bien porque está demasiado oscuro y se me es imposible ver su rostro aparte de esa capucha que ya nombre hace un rato.
—Recuerda que siempre hay Un propósito para vivir—dice y esa palabras hacen que algo dentro de mi cambie.
Finalmente me doy la vuelta para quedar al otro extremo del puente y mis pies tocan el suelo pavimentado, el chico se mantiene a una distancia favorable de mi.
Se acerca a paso lento y queda a solo unos pocos metros, ya lo puedo detallar sus imponentes ojos azules me toman por sopresa, su nariz es delgada y respingada, sus pestañas son tan largas que parece que tuviera máscara de pestañas, sus labios no son ni tan delgados ni tan gruesos, son de un tamaño perfecto, sus cejas son pobladas, sus piel blanca hace contraste con sus espectaculares ojos, esta levemente sonrojado y me imagino que es por el frío estamos en pleno invierno.
— Como te llamas— es lo primero que me pregunta.
—Olivia—respondo—y tú?
—Taylor, es un gusto conocerte Olivia— extiende su mano hacia mi y la acepto.
— El gusto es mío Taylor—digo, su tacto es cálido y Sueve, noto un pequeño tatuaje en su dedo.
Una flor.
El ve que la me la quedo mirando e inmediatamente se safa del agarre haciéndome algo de daño.
—Lo siento— se disculpa yo le hago una seña de que no pasó nada.
Pasan unos minutos y decido hablar.
—Tengo que irme—digo y me doy media vuelta, pero su voz me sorprende.
—Yo también lo intente hacerlo — me doy la vuelta para verlo y sus ojos están posados en mi.
—Yo también me quise quitar la vida Olivia— mi nombre salir de sus labios se escucha tan dulce y transmite calma.
—Tome varía drogas y tuve una sobredosis, mi hermana me encontró y me llevo a un hospital, dónde me lograron desintoxicar, estuve seis meses en un centro de rehabilitación para poder quedar limpio, salí hoy pensé que alguien me estaba esperando, pero no fue así nadie me estaba en la entrada y no tenía dinero para poder regresar a casa, así que empeze a caminar y te Vi aquí en el puente, ví como te dabas la vuelta para quedar del otro lado y primero pensé en dejarte hacerlo pero después me di cuenta que si yo logré salir de ese hoyo donde estaba sé que tú también puedes.
Porque me contaba esto apenas nos conocimos, asi que tome una respiración profunda y empeze hablar
— Mis padres no me están atentos a mí vida solo me dan dinero para que cubra mis gastos semanales, mi hermano mayor murió en un accidente cuando tenía trece años y caí en una depresión, me hago daño desde que el murió, mis padres nunca se han dado cuenta de que lo que pasa, pero cuando cometo un error son los primeros en salir a recriminarme, siento que a veces no puedo y pensé que está era la única solución que había para poder tener paz.
No puedo creer que me cabo de liberar con un completo desconocido y eso que aún no le conté eso que es lo que más me atormenta.
— Eres muy fuerte—dice finalmente
—Tú también lo eres.
Pasan algunos minutos y descuido sentarme en el andén y recostar mi espalda en una de las vigas metálicas que alumbra la calle, el imita mi acción y suelta un largo suspiro.
—Estamos hecho mierda verdad— dice y me sorprende sus palabras pero el tiene razón estamos hecho mierda, no tenemos apoyo de nadie, estamos solos en este mundo, no tenemos un apoyo al cual recurrir si nos sentimos mal, solo nos tenemos a nosotros mismos.
—Alguna vez te has hecho un tatuaje- pregunta de pronto.
— No— digo, jalas fui fan de los tatuajes pero al parecer el si, porque se sube las mangas de su sudadera su antebrazo está tatuado, me gustaría saber el significado de cada uno, pero creo que sería un poco raro pues apenas nos conocemos.