14. El resto de mi vida con Mónica

Al regresar de Vancouver, me fui de casa. Me fui a vivir con los padres de Mónica algunos meses, y luego logramos comprar una casa nueva en el barrio de East End, al oriente de la ciudad. Esa casa sería testigo de todas las cosas que pasarían de ahí en adelante.

En 1978 empezamos a hablar de dar el siguiente paso. Esto es, de casarnos y empezar otra etapa juntos. Estábamos en una situación económica favorable: Mónica trabajaba como directora del departamento de psicología del Centro de Salud Mental y Adicciones de la Universidad de Toronto, (la misma de donde me recibí como ingeniero civil), y ganaba un buen sueldo. Yo, por mi parte, fui ascendido en la Drummond. Dejé el Departamento de Recursos Humanos y me convertí en Director de Operaciones Internacionales, uno de los cargos más importantes, ya que se encargaba de vigilar las labores que la empresa realizaba por fuera de Canadá.

Después de dos años de intensa planeación, Mónica y yo finalmente nos casamos en la Catedral de San Miguel, en Toronto el sábado 16 de agosto de 1980. Fueron nuestros familiares, nuestros amigos y algunos compañeros de nuestros trabajos. Dada nuestra posición en la sociedad de la ciudad, nuestra boda fue tapa de los diarios de la ciudad ese fin de semana. Nunca dejamos de demostrar nuestra felicidad al estar juntos.

Tuvimos cuatro hijos: dos varones y dos niñas. El mayor, Manuel, nació el 30 de enero de 1982. Después llegó Mariana, que nació el 4 de marzo de 1984. Luego, nació Milena, el 15 de julio de 1987. Y el último, Mohamed, nació el 27 de noviembre de 1990.

Viajamos intensamente para registrarlos, para que tuvieran las tres nacionalidades: la canadiense, que al igual que yo tenían por nacimiento; la yugoslava, por ser mi segunda nacionalidad, y la de mis padres; y la uruguaya, que mi esposa y sus padres tenían por nacimiento.

La nueva familia Stojanović-Otero era muy feliz, pero, sin saberlo, todo estaba a punto de cambiar.