Elisa Beltrán
octubre 2022
Suspiro mientras me acerco a tomar un libro de mi librero, que por cierto ya no tiene espacio para más, pues una persona se encargó de eso.
Aún recuerdo la cara que puso Lu, fue todo un poema.
Le hubiera tomado una foto…
Niego con una sonrisa y comienzo a leer…
. . . . .
Salgo de mi mente al escuchar como alguien arroja piedras a la ventana, y siendo guiada por la curiosidad, me asomo.
—¿Pero que…
—Valla, pensé que estarías durmiendo. —dice con un deje de alivio. —No me hubiese gustado despertarte, pero si lo hice, no pienso disculparme.
—Erick, ¿Qué haces aquí?
—¿No es obvio? he venido por ti, Elisa. Y antes de que me digas no, ya tengo todo preparado y nos están esperando, Asher accedió a darte una semana libre, entonces por él trabajó no habrá problema alguno. —dice con una tranquilidad envidiable.
—¿Creo que entendí, pero porque en este momento?
—¿Estabas ocupada?
—Si. Estaba en la mejor parte de un libro.
—Elisa, tendrás tiempo de leer en el avión, tan solo debes traer lo necesario para viajar.
—Lu no sabe nada de esto, ¿Cómo tomara la noticia cuando se d cuenta de que no estoy?
—Gabriel esta para consolarla. —dice y no paso por alto el doble sentido— En cuanto lleguemos podrás hablar con ella, tan solo debes apúrate antes de que sean las 2 am para poder irnos.
—Supongo que no me dirás hacia donde vamos, así es que me preparé para cualquier tipo de lugar al que vallamos. —le digo— ¿Entras?
—Te estabas tardando, aquí hace bastante frio.
—Ya, vamos está abierto. —le digo mientras comienzo a sacra una pequeña maleta.
No sé a dónde iremos, así es que me preparo con lo poco que tengo, poniendo así ropa para el frio, calor, la playa, la selva, y para más, no es mucho, claro está, pero lo poco que tengo es suficiente.
Me calzo los tenis beige, mientras que busco un suéter para cubrirme del frio que azota la noche. No es la gran cosa de vestimenta, pero me siento cómoda, y eso es lo que importa.
Salgo con una maleta y un bolso en donde llevo lo más importante.
Erick esta de espaldas hablando por teléfono, y sin querer, escucho parte de su conversación…
—Ya. Tienes que hacerlo lo más rápido que puedas, los días se terminan Aron, no podemos atrasarnos más —suspira—, hazle saber todo lo que me estas diciendo a Gabriel, quiero que este al tanto de todo, y dile que ocupe mi lugar por unos días. ¿Cuántos? No sé, todo depende de cierta castaña. De acuerdo, no demores demasiado. —voltea y me observa— Valla, que rápida fuiste, pensé que podría dormir 1 hora más.
—Es poco lo que llevo, por lo que no hubo problema alguno, ¿Pero… te sientes bien? Te vez cansado
—Si, creo que me dará gripe solo es eso, pero que mi futura enfermedad no arruine nuestros planes, así es que andando.
. . . . .
—¿Puedo saber a dónde iremos?
—Supongo que ya es hora, ¿has oído hablar sobre la cuidad del amor?
—Por supuesto, quien no conocería Paris.
Sonríe mientras niega. —No, no esa ciudad.
—¿Entonces…?
—Estambul. Esa es la ciudad del amor.
—¿Estas bromeando?
—No veo porque tendría que hacerlo. Al menos que queras ir a Paris, lo entendería, pero tan solo quiero que la conozcas, que veas porque me fascina ir allá. Tan solo por esta vez.
—¿Vamos a ir a Estambul y no me dijiste? Tienes idea de lo que traje para cambiarme.
—Creo tener una idea, pero quería ver la cara que pondrías al ver que iríamos a Estambul y no a la playa.
—Dios… Erick eres un tonto. —le doy un empujón.
Se carcajea sin importarle que estamos en el aeropuerto.
—Ya. Enserio, si me hubieras dicho que…
—Salida del vuelo Turkish Airlines 9251 con destino Estambul, favor de abordar por la puerta 2.
—Andando si no nos queremos quedar.
Caminamos hacia la puerta 2 que nos lleva directamente a la entrada del avión, al entrar, una de las azafatas nos conduce por un camino distinto al primero, y al llegar observo que estamos en primera clase y el miedo de poder ensuciar algo, me azota.
—No pasara nada si tomas asiento, nadie mas nos vera.
—Pero…
—Pero nada, supuse que no tomarías asiento al tener a miles de personas desconocidas enfrente nuestro, por lo que he solicitado que nadie más pueda tener acceso a esta zona del avión.
—En este momento es en donde te agradezco, ¿cierto?
—Cierto, pero déjame decirte que por ahora aceptaré tu gracias la próxima vez esperare otra cosa. —mis mejillas se ponen rojas por sus palabras.
—Bien. —me limito a responder y tomo asiento.
Minutos después se vuelve a escuchar la voz del copiloto, dándonos las gracias por a ver escogido este vuelo y que espera sea de nuestro total agrado. Nos ponemos los cinturones cuando la azafata lo indica, y una vez hecho, el sueño, me vence, tardaremos 12:00 horas en llegar a nuestro destino marcado, por lo que me dispongo a recuperar todas las horas perdidas.
. . . . .
Después de horas de viajé, puedo decir que Estambul es más de lo que imagine.
Erick me conto que aquí se conocieron sus abuelos, y, por ende, vivían aquí.
Tomamos un taxi que nos llevara al centro, en donde al llegar, quedo maravillada con todo lo que m rodea.
Estar aquí, es una sensación que no se compara con nada, mientras caminamos Erick se dedica a decirme que aquí es donde se graban las más exitosas series turcas, y entre ella menciona Kara Sevda, una historia que ha llamado toda mi atención ante el melodrama que conlleva.
En un momento a otro, nos desviamos calles abajo, yendo así a pequeños vecindarios, en donde las casas están de un color pintoresco que da el toque de familiaridad, al igual que melancolía al ver el sin fin de frases que hay en estas mismas paredes.