Un rincón llamado nosotros

Estamos en vivo

Nikolai

Las luces del estudio eran más tenues de lo que imaginaba. Técnicamente eran cálidas, pero no me quitaban ese leve frío en la espalda. No nervios. Solo una especie de anticipación que me pesaba justo entre el pecho y la garganta.

Helena estaba de pie, a un lado de las cámaras. Brazo cruzado, rostro impasible. Cuando mis ojos se cruzaron con los suyos por accidente, hizo esa seña. Esa sutil, mínima, fastidiosa seña. Dos dedos marcando una línea recta.

Compórtate.

Di lo que tienes que decir.

Sé el artista perfecto.

Miré hacia otro lado. La entrevistadora me sonrió desde su lugar, acomodando unas hojas que probablemente ni necesitaba. Lucía profesional, encantadora, como si estuviera a punto de contarme un secreto. Respiré.

—Estamos en vivo —anunció una voz detrás de cámaras.

La luz roja se encendió. La entrevistadora giró hacia la cámara con una sonrisa impecable.

—Bienvenidos a una nueva edición de Backstage & Beats. Hoy nos acompaña una de las voces más escuchadas del momento. Cantante, compositor y protagonista de uno de los regresos más comentados del año. Démosle la bienvenida a Nickolai Sterling.

La cámara enfocó en mí. Sonreí. Solo un poco. Lo justo.

—Gracias por invitarme.

—Es un gusto tenerte aquí —dijo la entrevistadora, con un brillo profesional en los ojos—. Han sido meses intensos para ti: un festival increíble, una canción que no para de sonar, millones de reproducciones, ¿cómo te sientes?

—Agradecido. Un poco cansado, sí —respondí con honestidad—, pero sobre todo, agradecido. Uno nunca sabe cómo va a reaccionar la gente ante una canción nueva, y lo que pasó con esta fue especial. Sentí que conectaron con algo más allá del ritmo.

Asintió con interés.

—Y no solo fue una canción, ¿cierto? Hubo un pequeño período en el que simplemente desapareciste del mapa. Las redes, los medios, ¿qué pasó en ese tiempo? ¿Estuviste bien?

Incliné un poco la cabeza y respiré por la nariz antes de contestar. No me molestaba la pregunta. Me la esperaba. Pero, aun así, decir poco sin parecer evasivo requería práctica.

—Estuve bien —dije, con una pequeña sonrisa—. A veces el cuerpo sigue, pero la mente necesita un respiro. No fue nada grave. Solo me tomé unas semanas lejos de todo. Me fui a un lugar tranquilo, sin cámaras, sin exigencias. Fue más por salud mental que por otra cosa.

—Me parece totalmente válido —asintió ella con tono comprensivo—. Y muchos notaron tu ausencia. De hecho, uno de los momentos más comentados de tu regreso no fue solo tu música sino una fotografía. La que se viralizó, ya sabes contigo, y con Selene Miller, más conocida como “la chica de las pecas”.

Tragué saliva con suavidad. Me mordí la mejilla por dentro antes de que la sonrisa se me escapara. Podía sentir cómo mi pulso se aceleraba. Solo por escuchar su nombre. Solo por imaginarla viéndome ahora mismo.

—Sí, esa foto —respondí, manteniendo el gesto sereno—. Fue justo en ese período donde decidí desaparecer un poco. Conocí personas increíbles. Fue un tiempo necesario. Y Selene bueno, es parte de eso.

De ese pequeño mundo que me hizo bien. Me mantuve firme. Cuidé el tono. Pero por dentro, las imágenes de ella me cruzaron como ráfagas: su risa, sus pecas, su voz cuando se enoja. Y ese maldito gesto de apartar la mirada cuando la atrapaba mirándome.

—Y bueno —dijo la entrevistadora, tras una breve pausa—, no puedo no preguntarlo porque fue una de las noticias más comentadas hace unas semanas. Tu ruptura con Daphne, con quien llevabas una relación desde hace tiempo. ¿Cómo estás con eso? ¿Fue una decisión difícil?

Sentí la mirada de Helena clavarse en mí desde un rincón del set, como una sombra afilada en la nuca. Pero mantuve la vista en la entrevistadora, cuidando cada palabra antes de dejarla salir.

—Daphne y yo tomamos caminos distintos —respondí con calma—. A veces uno se da cuenta de que las cosas cambian, que las prioridades son distintas, y está bien dejar ir antes de que eso lastime más. Le deseo lo mejor, de verdad.

—Y hay quienes dicen que Selene Miller tuvo algo que ver en ese quiebre —agregó, con tono inquisitivo, pero sin sonar grosera—. ¿Qué puedes decir al respecto?

Mi mandíbula se tensó apenas. No porque me molestara la pregunta, sino porque me dolía que alguien pudiera decir eso de Selene. Ella, que no debía cargar con ninguna historia que no fuera la suya.

—Selene no tuvo nada que ver con esa decisión —aclaré—. La respeto profundamente. Lo que pasó con Daphne fue un proceso interno, y no involucra a nadie más.

La entrevistadora asintió, cruzando una pierna sobre la otra.

—Gracias por compartir eso con nosotros. Sé que no es fácil abrirse así, y muchos van a valorar tus palabras.

—No tengo problema en responder, mientras se haga con respeto, como ahora.

Desvié la mirada apenas hacia Helena. Su expresión era hielo. Impecable, pero tensa. Lo supe por cómo entrecerró los ojos apenas un segundo. Volví la vista al frente.

—Y sobre tu música —continuó ella, sin perder el ritmo—, ¿se viene un nuevo álbum? ¿Estás trabajando en algo nuevo?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.