Un romance de fantasía

Capítulo 1 - 1/*

 

La lluvia azotaba con fiereza, las gotas resbalaban por la ventana y, los relámpagos adornaban el cielo gris. La voz del profesor solo era un eco sin sentido. Mi mente distraída recorría desde el pizarrón hacia la ventana y, terminando en la cubierta del libro que había sido mi fiel compañero estas últimas semanas.

- Floyd sabría la respuesta a esa pregunta… - susurre.

No es que Floyd o cualquier otro personaje fuera a quedarse dos horas escuchando una clase aburrida como esta.

- Supongo que esto es lo malo de tener amigos que solo existen en papel.

- ¡Señorita Johanna! – me llamo el profesor - ¿Tiene algo que compartir con la clase?

- Si, Johanna, cuéntanos una de tus historias. ¿Quién será el caballero que nos salve de tus interrupciones? – hablo Nora, compartimos la mitad de clases y es la capitana del equipo de natación, sino fuera por mi pasión por nadar habría dejado el equipo hace mucho, ella aprovecha cualquier momento para hacerme el foco de burlas.

- Los caballeros no son los únicos que se dediquen a salvar…

- ¿Cómo olvidarlo? Sálvenos, princesa, sálvenos de…

- ¡Señoritas, ni una palabra más, por favor!

El sonido del timbre de clases se escuchó por toda el aula, lo que me ahorro el seguir pasando un mal rato por Nora, tome mis cosas y las guarde con prisa en mi mochila.

- ¿No te olvidas de algo, Johanna?

- No lo creo – respondí a Nora.

- Te toca limpiar la piscina.

- Es jueves, es turno de tu hermana.

- Lo era, pero yo soy la capitana y digo que te vuelve a tocar – por supuesto que su tormento no acabaría al fin de clases.

- Nora, capitana o no, no voy hacer tus tareas.

- ¿Perdón? ¡Johanna!

Seguí caminando sin prestar atención a sus chillidos, al estar cada vez más cerca de la puerta de entrada acomodé mi capucha y salí a enfrentarme a la lluvia. Cambie de camino y me fui por el lado contrario al que normalmente tomo, la calle estaría inundada y lo menos que quiero es llegar con los pies mojados o estar en medio de un accidente; aunque por este camino lo más probable es que me resbale, pero prefiero eso a estar con el temor de ser arrollada por un auto que no me vea.

- ¡Johanna!

- ¿Tu otra vez? Déjame en paz ¿Por qué me sigues?

- Soy tu capitana – tomo mi brazo y jalo así a ella – no quieres que te echen del equipo, ¿verdad? Una palabra al entrenador y eres historia.

- No puedes hacer eso – seguí forcejeando con ella para soltarme.

- ¿Crees que no puedo?

Su mano soltó mi brazo y yo retrocedí, pero de repente resbalé en el barro, y caí borde abajo. El suelo está muy resbaladizo para intentar poner en pie. Para sorpresa mía, veo a Nora hacia mi extendiendo su mano, pero ya estoy muy lejos para alcanzarla.

Olvidaba el lago que estaba cuesta abajo de la academia.

Mi ropa, mi mochila, todo se empapa y pesa en un instante. Cada segundo lo sentía como una eternidad, donde intentaba de todo para subir a la superficie, pero no hacía más que deslizarse bajo. Con las pocas esperanzas que tenía, alcance a ver una figura que extendía sus manos hacia mí, extendí mi mano hacia esa silueta que me saco del agua.

- Pobre chica… puedo darte la oportunidad de vivir…

¿Quién eres? ¿De qué hablas?

- Puedo darte una nueva vida.

¿De verdad?

- Claro, pero con una condición, ¿aceptas?

¡Con tal de vivir hare lo que sea, por favor, lo que sea!

- Perfecto. El trato ha comenzado.

Inhalé y tosí varias veces, hasta que mi vista recorrió los alrededores ¿Dónde estoy? Este lugar no se parece en nada a la academia. ¿Estoy alucinando o es que trague demasiada agua?

- Descuide, princesa, el Rey me envió a buscarla.

¿Acaba de llamarme princesa?

Antes de que pueda pronunciar palabra, escucho el sonido del acero chocando detrás de mí, otro hombre vestido de negro, pierde el equilibrio y cae al suelo, el caballero aprovecha esa distracción y lo desarma.

- Tus compañeros te han abandonado, vete ahora que soy clemente o disfruta de una estadía en los calabozos imperiales.

El hombre lo miro con desdén, pero, aun así, acepta el trato y huye del lugar entre los árboles que cubren el camino. El caballero se gira hacia mí y me extiende la mano.

- Es hora de seguir nuestro camino, mi lady.

Acepté su ayuda y me puse de pie, mirando como un vestido de color magenta estaba mojado y cubierto de tierra me cubría, de reojo podía ver mi reflejo en el lago, no era muy diferente a mi apariencia real, seguía manteniendo el cabello castaño sin embargo mis rasgos faciales eran más delicados.

- ¿Sorprendida? Es increíble lo mucho que se parece a ti, o bueno, lo iguales son – susurro una voz. – Por eso te elegí a ti. De ahora en más, ya no eres Johanna, eres Gianna Gold. Y debes enamorar al Rey, solo así podrás volver a vivir.

El caballero silbo y llamo a un caballo al cual me subió.

- Lamento que tenga que viajar tan incómoda, mi lady, pero temo decirle que su carruaje se arruino durante el atraco de esos bandidos.

Solo asentí y emprendimos viaje. Dudo que él sepa algo de esa voz misteriosa que escuche o algo de . Solo me dedique a observar el camino, la naturaleza que nos rodeaba y los sonidos que hacían los animales al pasar por nuestro lado.

- Ya casi hemos llegado.

Alzo mi mirada y me fijo en el gran edificio al que nos acercábamos, dos hombres que vestían similares se acercaron para ayudarme a bajar y en compañía del caballero me guiaron hacia un gran salón.

- ¡Saludos, mi Señor! – saludo en caballero en modo de reverencia hacia un hombre rubio y con vestir de clase, joyas adornaban su vestir y pequeños detalles dorados hacían relucir aún más su elegancia.




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