Un secretario muy especial.

Capítulo 55:

Capítulo 55:

Helena no puede creer la gran repercusión que tuvo la noticia de la revelación de su identidad como Butterfly. No solamente nacional, sino también internacional. Desde ese día no dejan de llegarle invitaciones a entrevistas y propuestas de trabajo, sobre todo de editoriales, aunque ya dejó bien en claro que trabajará solamente con Alejandro y Ediciones Montenegro.

Finalizada la feria del libro con un gran éxito para los autores de la editorial y para ella, por supuesto, regresan finalmente al país.

Horas después de un viaje en avión que se hizo interminable, Helena no puede creer estar en casa. Solamente se da cuenta de que es real cuando se deja caer sobre la comodidad de su cama y al encontrarse en la privacidad de su habitación.

Todavía no cae en la realidad de todo lo que está sucediendo a su alrededor, la felicidad la invade por completo. Sin pensarlo, se estira sobre la cama llevando su mirada hacia el techo, con una sonrisa dibujada en los labios y cierra sus ojos para intentar relajarse, pero segundos después se queda completamente dormida.

Sin embargo, una voz comienza a llamarla en sueños y, aunque desea seguir durmiendo, abre sus ojos lentamente para encontrarse con la mirada de Alejandro, esa mirada que la desarma por completo y que le hace experimentar miles de sensaciones inexplicables.

—Hola, Bella Durmiente —exclama con ternura, dándole un beso en la frente.

—¿Alejandro? —pregunta confundida— Lo siento, solo quería relajarme unos minutos y me quedé dormida. ¿Qué hora es?

—Son las 8, van a servir la cena en cualquier momento y mi abuela está ansiosa por verte.

—¿Las ocho? —exclama sorprendida. Durmió más de dos horas— Perdón…

—Tranquila, estabas cansada, es lo normal. Desde que le contaste al mundo que eres Butterfly no has parado ni un segundo, casi ni duermes —dice Alejandro acariciando su rostro y dándole un tierno beso en los labios—, y a mí me tienes abandonado —añade con una de sus sonrisas pícaras.

—Lo siento, Alejandro, necesito acostumbrarme a esto. Esta vida es nueva para mí, es como si hubiese nacido otra vez.

—Lo sé, y te dije que podría ser así. Tus fans te aman… aún no puedo creer que un día pensaste que ellos te rechazarían.

—Sabes cómo soy de insegura…

—Sí, pero yo voy a curarte, mi amor.

Alejandro comienza a besarla y, cuando el momento se está poniendo más apasionado e intenso, un golpe en la puerta los interrumpe.

—Maldita sea… —dice realmente enojado.

Helena se acerca a él y le devuelve uno de sus besos.

—Tranquilo, mi amor, más tarde seguimos —exclama con una sonrisa.

—Así me gusta.

El golpe en la puerta es de Tony avisándoles que ya está la cena servida y ambos bajan a compartir un momento en familia.

Hacía casi dos semanas que no veía a Lucía, y es tanto el cariño que siente por la anciana que Helena se acerca a ella y la abraza con tanta intensidad que Lucía se emociona. Ambas se extrañaron mucho y, aunque compartieron llamadas, no es lo mismo.

—Mi querida Helena, no sabes cuánto te he extrañado. Ni te imaginas la falta que me hiciste —confiesa con los ojos llorosos por la emoción contenida.

—Yo también la extrañé, Lucía. No se imagina lo feliz que estoy de estar en casa.

En casa, sí, porque realmente la mansión de los Montenegro ya es como si fuera su hogar y, definitivamente, aunque hayan empezado con el pie izquierdo, los Montenegro ya son parte de su familia.

Durante la cena hablan sobre la repercusión de la noticia de Butterfly, las propuestas de trabajo y Alejandro tiene una muy importante para ella, y no precisamente es de matrimonio, una propuesta que realmente sí cambiará su vida para siempre:

—Helena, no puedo creer que te hayas animado finalmente a revelar tu identidad como Butterfly. Estoy muy feliz por ti, porque mereces todo lo que te está pasando y lo que seguro seguirá llegando —añade Lucía, tomando la mano de su protegida entre las suyas.

—Y hay más, abuela, mucho más —dice Alejandro observando a todos los presentes, y Helena clava sus ojos en él, confundida y nerviosa.

—¿Qué sucede, Alejandro? —pregunta.

—Primero necesito saber si de verdad Butterfly firmará un contrato de exclusividad con Ediciones Montenegro.

Helena abre aún más sus ojos, pero por dentro se relaja un poco. Pensó que Alejandro le pediría matrimonio en este preciso momento y la verdad es que no está preparada para tantas sensaciones juntas.

—Más que nada para proteger los derechos de tus obras y que nadie quiera aprovecharse de tu ingenuidad.

—Prometí que lo haría, confío plenamente en la editorial. Pero, ¿qué sucede? —vuelve a preguntar ansiosa.

—Helena, hoy recibí una importante propuesta de trabajo para una de tus obras…

—¿De qué se trata, Alejandro? —pregunta también Lucía.

—Recibimos la llamada de una importante productora de España —responde Alejandro con una sonrisa en los labios—. Quieren adaptar tu última novela en el cine.

—¿Estás hablando en serio?

Helena no puede creer lo que está escuchando. Si en algún momento le hubiesen dicho que tanta felicidad llegaría a su vida, no lo habría creído. Realmente hoy puede gritar a los cuatro vientos que es una mujer feliz. Dentro de muy poco tiempo se casará con el amor de su vida y ahora esta noticia… que nunca esperó, pero que era uno de sus más grandes sueños.

—Por supuesto que es en serio, jamás jugaría con algo así —añade con una sonrisa.

Ambos se observan con tanto amor y complicidad que Lucía se da cuenta de que algo está sucediendo entre ellos dos.

—Helena, mi pequeña Helena, no tengo palabras. Eres una persona tan increíble que mereces todo esto… pero hay algo más… y quiero saberlo ya —sentencia con felicidad.

—Abuela, ¿a qué te refieres? —pregunta Alejandro, aunque sabe que su abuela es tan inteligente y ellos dos unos tontos que no saben disimular enfrente de ella. No es porque quisiera ocultárselo a su familia, simplemente es que entiende que para Helena son demasiadas emociones juntas y teme que ella pueda acobardarse.




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