Había en mis ojos un mar de palabras,
un mapa de dudas sin rumbo claro,
pero guardé el eco en un suspiro,
porque sabía que no hallarías el camino.
No era culpa ni deseo de entendimiento,
solo un silencio que necesitaba ser,
una sombra que se refugia en una esquina,
una historia que no pide ser contada.
Quizás tus ojos buscaban puentes,
pero yo construía muros invisibles,
y en ese laberinto de voces calladas,
solo quise caminar sin ser juzgado.
No esperaba que me comprendieras,
solo que respetaras mi distancia,
ya que en la distancia, a veces,
se encuentra el lugar donde somos felices.