Un trato con Hamilton

Capítulo 4

Amelia

Me levanto de la cama y camino hacia el baño, me ducho rápidamente y regreso a mi habitación. Me acerco al armario y comienzo a buscar entre mi ropa. Escucho como abren la puerta y me sobresalto. Giro mi cuerpo y veo a Keith paralizado.

—Lo siento— dice mientras sale de la recámara.

Tomo lo primero que veo y me visto rápidamente. Siento el calor subiendo a mis mejillas y camino hasta la sala. Keith se encuentra sentado en el sofá observando su teléfono y frunce su ceño.

—¿Querías decirme algo?— cuestiono y alza su mirada.

—Sí. Siéntate, por favor— camino y me siento a su lado.

—Alguien ha tomado unas fotos de ayer y ha comenzado el rumor de nuestro romance— asiento.

—Eso es lo que queríamos, ¿no?— pregunto.

—Sí, pero no estoy preparado todavía— responde.

—Todo estará bien, Keith. No hagamos ningún comentario hasta que sientas que estás listo para comenzar a actuar— el timbre de mi teléfono se hace presente y lo tomo rápidamente. Mi corazón se detiene por un momento mientras mi mente comienza a preparar las palabras que diré. Respondo y aclaro mi garganta.

—Amelia, dime qué son esos rumores— La voz de Emilie suena molesta.

—Nada— respondo.

—¿Piensas que creeré eso?— muerdo mi labio inferior –No soy una niña, ¿por qué estabas con Keith Hamilton? Sabes que si llegas a tener una relación con alguien, tienes que decir a tu agencia. Si no quieres que los demás se enteren, debemos prepararnos para las ruedas de prensa. Pero no has dicho nada. ¿Quieres saber que pensamos cuando vimos las fotos?— suspiro.

—Lo lamento mucho. Sabes que no he conseguido un papel durante un año y me acaban de aceptar como protagonista y aunque fue con ayuda de Keith, quiero que me reconozcan por mi actuación, no por ser la novia de alguien— contesto.

—Entiendo. ¿Quieres que neguemos la relación?— cuestiona.

—No, simplemente no respondan nada— la llamada finaliza y respiro profundamente.

—Creo que no podremos salir hoy— dice Hamilton, acercándose a mí.

—¿Por qué?—

—Hay muchos reporteros frente a la puerta. Acaban de fotografiarnos en mi motocicleta no quiero ni pensar qué dirán cuando se enteren que vives conmigo— dice riendo.

—Mejor que no se enteren— respondo.

Keith enciende la televisión y lo primero que observo es la sección de noticias. La imagen de Grecia Scott aparece y miro de reojo a Hamilton.

La heredera del imperio Scott acaba de hacer público su compromiso con Andrea Williams, convirtiéndose así, en la pareja más poderosa del momento— Keith frunce su ceño y siento algo moviéndose en mi interior.

—Aunque no debemos olvidar los recientes rumores sobre el actor Keith Hamilton y Amelia Sweetheart, si son ciertos, probablemente lo veamos en la alfombra roja de la boda de Grecia. Pues según fuentes cercanas, el actor y la empresaria son buenos amigos— muerdo mi labio y tomo el control de la TV, pero antes de que pueda apagarla, una voz me detiene.

—No importa, déjalo así— suelto el control y giro mi cuerpo a su dirección.

—Comienza a molestarme un poco, Grecia— digo tratando de animarlo.

—Yo soy el tonto que no puede olvidarla, ella es realmente una persona increíble. Cuando la conozcas lo sabrás. Parece una princesa que obtiene lo que quiere, pero no es así. O sea, si quiere algo, lo logra. Pero no es una niña mimada, cuando está en la oficina, e incluso cuando estaba en la universidad, el aire se sentía frío a su alrededor, la observas y sabes el poder que tiene. Sin embargo, Grecia no es así, puede ser un poco orgullosa, mas nunca te hará sentir inferior a ella por tu posición en la sociedad— acerco mi cuerpo a él y sin poder evitarlo, comienzo a acariciar su mejilla.

—Siento un poco de envidia, al escuchar como hablas de ella. Grecia es afortunada de tener a alguien como tú, amándola—

—Pero no soy lo que necesita— lo rodeo con mis brazos.

—Creo que ella tampoco es lo que necesitas. Todos merecemos amar a alguien y que nos ame de la misma manera— sus brazos se aferran a mi cuerpo y respiro su aroma. Una tranquilidad inmensa inunda mi ser y poco a poco siento mis ojos cerrándose.

 

Siento unas caricias por todo mi rostro, recorriendo cada pedazo de piel de éste y abro mis ojos. Me encuentro con una mirada azul profunda y siento mi cuerpo estremeciéndose. El calor se concentra en mis mejillas cuando me doy cuenta que estoy acostada sobre el cuerpo de Keith e intento ponerme de pie, pero sus manos me atraen hacia él.

—Quédate aquí, por favor— asiento y recuesto mi cabeza en su pecho, los latidos de su corazón son como una suave melodía.

Keith continúa con sus caricias y el contacto de su piel con la mía, provoca que cierre los ojos. Recorre cada relieve de mi rostro y repite esa acción un par de veces. El latido de mi corazón comienza a adquirir el mismo ritmo que el suyo, sus caricias continúan hasta que el sonido de su teléfono interrumpe. Responde la llamada y siento su voz temblorosa.




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