Un Trato Con La Bestia

Capitulo Once

Llenas de pureza a la oscuridad y de perversión a la inocencia. Te haces un hueco de a poco en mi corazón, ayudándote con ese deseo oculto y secreto que únicamente tú conoces, porque lo has despertado de su sueño profundo y ahora anhela ser tuyo.

 

Atenea

 

No sé qué es lo que estoy haciendo, había dicho que le daría guerra y le haría la vida imposible y, sin embargo, estoy tratando de mantener la paz entre los dos y hasta he disfrutado de su compañía. Me gustaría continuar en ese café y seguir riendo de las cosas que dice ¿Quién se imaginaría que el señor Black tendría tan buen sentido del humor?

 

Camino con dirección a la empresa de mi papá y a medida que me acerco el corazón se me estruja, la última vez que estuve en su oficina me recibió con los brazos abiertos como siempre, siento como de nuevo la tristeza empieza a subirme por la espina dorsal y me abraza con fuerza amenazando con no soltarme nunca.

 

—Debo ser fuerte, ellos querrían que lo fuera —murmuro en voz baja.

 

La fachada principal del edificio me recibe, el nombre de la empresa está escrito en grandes letras plateadas, destaca con estilo y elegancia: Global Dankworth, creamos software, equipos, sistemas de posicionamiento global, entre otros rubros del campo tecnológico. A pesar del éxito de la empresa y de mi padre en particular, hace ya un tiempo que no creaba nada nuevo y se mantenía con lo existente.

 

Por su parte, la empresa de mi esposo se originó gracias a la creación de un nuevo sistema de posicionamiento global, no entiendo mucho sobre el asunto y no sé cómo llevaré el control de la empresa una vez me haga cargo, aunque en principio lo mejor que puedo hacer es estudiar economía o administración de empresas, en dos años creo poder obtener un título, después de todo sin una buena administración o gerencia ninguna empresa se puede sostener en pie, ya luego iré viendo lo de la tecnología.

 

Al entrar Lydia, la recepcionista me da las condolencias en medio de un abrazo que me hace pensar que fue un error haber venido, no creo estar lista para ver la oficina de mi papá vacía.

 

—Gracias —musito y me separo de ella cuando siento que me empieza a faltar el oxígeno.

 

Camino rápidamente hasta el ascensor evitando mirar a las demás personas en la recepción, quizás lo mejor fue haberme ido a la casa de Dominic, pe…

 

—Señorita Dankworth, qué gusto verla —saluda una mujer, que no recuerdo muy bien cuál es su cargo ni su nombre, asiento por cortesía y me hago a un lado para que termine de entrar al ascensor.

 

Las puertas se cierran creando un extraño ambiente de tensión, quizás porque no deseo recibir el pésame de nadie más o tal vez por lo que significa para mí estar hoy aquí. Algo no me cuadra con esta mujer, siento su mala vibra penetrar en los poros de mi piel.

 

—¿Sabe cuándo vendrá el señor Dankworth a ocupar su lugar como nuevo dueño de la empresa? —pregunta de pronto rompiendo el silencio entre las dos, me parece escuchar algo de burla en su tono, pero es posible que lo esté imaginando.

 

—¿Perdón? No entiendo a qué se refiere con lo del nuevo dueño de la empresa —increpo endureciendo el gesto.

 

—Disculpe, sé que no está pasando por un buen momento —la sonrisa que dibuja en sus labios al hablar me pone los pelos de punta—, pero me refiero a su hermano, señorita Dankworth, todos suponemos que él será quien se ocupe de llevar las riendas de la empresa ahora que su padre que en paz descanse no se encuentra con nosotros —dice con un tono de voz matizado que me irrita.

 

 

 

—El irresponsable de mi hermano, nunca tomará una decisión por esta empresa —contesto autoritaria al tiempo que las puertas se abren.

 

Las personas que esperaban ingresar al ascensor se retiran al escuchar mis palabras, coloco la mano en una de las hojas y la encaro directamente, dejando en claro que mi decisión es rotunda. Salgo de la caja metálica sin importar que todavía no haya llegado al piso donde se encuentra la oficina de mi papá, esa mujer me desagrada instintivamente, me pone los pelos de punta y su tono de voz es como si ocultara algo o esperara algo.

 

Me falta tres pisos, decido tomar las escaleras y contar los pasos que me separan de la realidad. Quizás necesite afrontar esto para entender de una vez por toda que tanto mi papá como mi mamá ahora solo habitan en mis recuerdos y que es ahí donde los encontraré de ahora en adelante.

 

Mi teléfono suena provocando que mi corazón se acelere momentáneamente, respiro para calmarme antes de sacarlo y contestar.

 

—Dime en dónde estás —exige apenas abro la llamada.




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