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"Explícame de nuevo. ¿Por qué estamos aquí?" pregunto mientras bebo de mi té helado "Dejé de ir a visitar a mis padres por venir contigo"

"Te lo he repetido muchas veces" Responde Allyson, poniéndose unos lentes de sol "Estamos aquí porque cada domingo Dereck viene de paseo con Ariel... Y tú, como si fuese la más grande casualidad encontrártelo, te acercarás a saludarlo y conversarás todo lo que puedas con él" vuelve a explicar "Y por favor, deja ya tu mal humor... Parece que estuvieras en una zona de guerra"

La miro con fastidio.

Pues sí, estoy de mal humor y no puedo ocultarlo. Con solo recordar mi altercado con ese arrogante hombre, mi sangre yerbe de rabia. No soy una persona malhumorada, para nada, ni mucho menos soy alguien a la que le guste discutir; al contrario, soy una persona muy pacífica y amigable. Y si alguien no lo cree, que les pregunten a mis amigos. Pero Dereck. Ese idiota. En el poco tiempo que he interactuado con él, ha logrado sacar lo peor de mí. Le encanta burlarse de mí, y yo como tonta caigo en su juego.

Lo que más me enfurece, es que no puedo evitar que, a pesar de su arrogancia, admire su notable atractivo. Si no lo encontrara tan guapo, las cosas serían mucho más fáciles.

Suspiro con pesar ante esta tonta realidad. Decido dejar de pensar en él. Ya veré que ocurre cuando lo encuentre en unos minutos.

Debería enfocarme más en la belleza natural que hay a mi alrededor. En la increíble belleza que nos brinda el maravilloso Central Park. Lugar al que todos los neoyorquinos nos gusta visitar y el lugar que muchas personas del mundo quisieran conocer. El lugar es tan basto y grande que en poco tiempo no lo puedes recorrer todo. Hay tantas cosas que hacer aquí que es imposible aburrirse. Es tan magnifico.

Allyson y yo estamos sentadas debajo de un frondoso árbol, escondiéndonos del sol. Sigo tomando mi té helado en silencio mientras observo a las personas pasear de un lado a otro despreocupadamente. Personas haciendo deportes, padres jugando con sus hijos, amigos riendo, parejas enamoradas tomadas de la mano, como si nada más importara que el estar aquí en este momento. No vengo muy a menudo pero entiendo porque las demás personas lo hacen. La paz que se respira en este lugar es inigualable.

Siento a Allyson removerse inquieta en su lugar, la observo notado que todavía lleva los lentes puestos.

"Sabes, Allyson... No quiero sonar imprudente, pero llevo un largo rato preguntándomelo. ¿Por qué rayos llevas lentes puestos?" pregunto totalmente confundida "No es como si alguien vaya a vértelos... Además, ¿desde cuándo los fantasmas usan lentes?"

Ella baja un poco sus lentes para que sus ojos se hagan visibles "Espíritu, Elizabeth! Espíritu!... Ah! No sé por qué sigo repitiéndotelo, de igual forma seguirás llamándome fantasma" se queja con pesar y vuelve a colocarse los lentes en su puesto "Y respondiendo a tu pregunta... El que nadie pueda verme no significa que no quiera lucir bien, sigo siendo una chica después de todo... Unos simples lentes no son nada... Deberías ver a los de allá arriba... Te sorprenderías" dice, señalando hacia el cielo.

"¿Enserio?" pregunto ingenuamente. No sé si está bromeando o no.

"Enserio" afirma, asintiendo con la cabeza "Hay una chica que llegó mucho antes que yo. Cuando estaba viva fue una modelo muy reconocida" me cuenta "Todavía viste como si estuviese a punto de presentarse en una pasarela de moda, y nos da muchos consejos de belleza... No ha perdido su glamour"

Proceso todo lo que ha dicho.

"No había pensado sobre ustedes de ese modo" digo "Es... diferente..."

"Es tiempo de que aceptes que no solo somos fantasmas" dice defendiéndose "Somos personas muy interesantes... La única diferencia es que estamos muertos"

Sonrío, volviendo mi atención a las personas que pasan a nuestro alrededor "De todos modos seguiré llamándote fantasma... Es divertido verte enojada" le digo, tomando lo último que queda de mi bebida.

La oigo suspirar "Lo sé... Levantémonos, Dereck se está acercando... Vamos" me avisa.

"¿Dónde? No lo veo" le pregunto, levantándome como un resorte mientras sacudo mis pantalones.

"A tu izquierda" me indica.

Volteo a la dirección que ella señala, y en efecto, encuentro a Dereck viniendo hacia acá. No me enfoco enteramente en él como normalmente lo hubiera hecho. Mi atención está puesta ahora en algo más, o mejor dicho en alguien más. Mi mirada se desvía un metro por debajo de él.

No tengo que preguntar para saber quién es la personita que lo acompaña.

Camina tomada de la mano de Dereck, lleva plasmada una enorme sonrisa en su rostro mientras le cuenta algo. Es hermosa. Tiene una piel muy blanquecina y cabello castaño muy largo. Lleva puesto un vestido amarillo junto con un cintillo del mismo color haciéndole juego.

La niña se detiene en sus pasos haciendo que él haga lo mismo. Agacha la mirada para saber que ocurre y ella le señala con su dedo el algodón de azúcar que él lleva en sus manos. Dereck responde sonriente y se agacha para poder estar a su altura, acerca el algodón de azúcar hacia la niña haciendo que ella abra enormemente su boca para poder morder el dulce lo más que pueda. Él suelta una carcajada al ver como se le inflan las mejillas de lo llenas que están. Vuelve a decirle algo, sacando de una pequeña mochila un pañuelo para limpiar con delicadeza los restos de dulce que quedaron alrededor de su boca.

Sonrío ante ese gesto.

"¿Así que ella es la pequeña Ariel?" le digo a Allyson, todavía concentrada en la escena.

"Mi hija..." me responde "¿Acaso no es hermosa?"

Dereck se levanta y vuelve a tomarle la mano a la niña para seguir caminando.

"Se acercan!" digo, poniéndome en alerta.

Voy hasta la cesta de basura más próxima para botar el embace vacío del té helado y me sacudo por segunda vez los pantalones, un tanto nerviosa.

"Camina hacia él, y cuando estés cerca llámalo... Finge sorpresa. No lo olvides" me explica "Tarea fácil."