∞Capítulo 26: "Enfrentamiento"∞

Los días siguieron pasando y el viaje se estaba poniendo más interesante, estábamos por comenzar el tercer circuito y yo quería conocer los lugares que faltaban. Paul y yo seguíamos más unidos que nunca, siempre estábamos juntos y cada día teníamos un nuevo tema de conversación. Paul me contó más cosas de él y yo le conté un poco más de mí, me encantaba poder hablar sobre nosotros, podíamos conocernos más. Ángel estaba muy raro conmigo, ya no me hablaba tanto y eso me daba mucha curiosidad, no entendía qué le pasaba, aunque de todos modos no le tomé tanta importancia.

Después de tantos viajes y nuevas aventuras, esa noche tendríamos una fogata, además iba a ver luna llena y por eso harían esa fogata.

Había traído mi libreta de dibujos y no me había dado cuenta, ya que esa libreta era demasiado especial y no me gustaba sacarla porque no quería perderla. Quería usarla y dibujar algo, tenía demasiada inspiración dentro de mí y quería sacarlo con un dibujo, así que me la llevé al comedor, estaba totalmente solo y aproveché eso para poder dibujar y concentrarme mejor. Comencé a dibujar dos manos unidas, quería representar el amor que sentía por Paul, así que lo hice con nuestras manos unidas. Las cosas con Paul realmente iban de maravilla y había demasiado amor, tenía tantas cosas que decirle, que expresarle, que darle a entender, pero era complicado expresar esos sentimientos; deseaba que el tiempo me alcanzara para poder decirle todo.

La puerta del comedor distrajo mis pensamientos y observé a Paul entrar, así que cerré rápidamente mi libreta de dibujos y la escondí, no quería que viera el dibujo porque era sorpresa. 

—Hola, Leila —saludó con una sonrisa.

—Que gusto verte —sonreí. 

Me levanté de la silla y le di un abrazo. 

—Pienso lo mismo —me guiñó el ojo—. Me escapé por un momento para venir a verte, te vi entrar al comedor y quería saludarte —dijo. 

—¿Quieres que te ayude con algo? —pregunté. 

—No, ahora estoy ayudando a mi papá a preparar las actividades de la semana que viene, empezaremos el circuito tres y ya estamos preparando todo.

—¿Estás seguro que no quieres que te ayude? —pregunté.

—Muy seguro, solo vine a darte un beso y desearte un buen día —sonrió. 

Me dio un corto beso en los labios y eso fue suficiente para derretirme. 

—Te quiero —dijo con una sonrisa. 

Paul se fue y yo sonreí, se había convertido en una persona muy especial para mí y no podía evitar seguir sintiendo más cosas por él.

Seguí dibujando y en ese momento Ángel entró al comedor.

—Hola, Ángel —saludé con una sonrisa. 

—Hola —dijo con tono cortante. 

Yo fruncí mi ceño y traté de sacarle un tema de conversación a Ángel, pero fue imposible porque él agarró un vaso de jugo de naranja y rápidamente se fue. Se estaba comportando de una manera extraña y yo no entendía qué le pasaba, ni siquiera tenía la mínima sospecha.

Desayuné, agarré mi libreta de dibujos y salí del comedor, Paul estaba acomodando los troncos en su lugar y me acerqué a él rápidamente. 

—¿Quieres que te ayude ahora? —pregunté. 

—Ya casi termino —dijo y rio. 

—Llegué tarde, que mal. 

—¿Quieres hacer algo después de que acabe? —preguntó. 

—¿Qué haríamos? —pregunté con curiosidad. 

—No sé, podemos ir al río, si quieres —dijo. 

—Me encantaría —sonreí. 

—¿Qué tienes ahí? —preguntó en dirección a mi libreta. 

La escondí detrás de mi espalda y él solo rio. 

—Nada —dije rápidamente. 

—¿Por qué la escondes? Ya la vi —dijo y volvió a reír 

—Vamos, no te rías —dije y sonreí. 

—Quiero ver —insistió. 

—No —reí. 

Paul se acercó a mí y empezó a corretearme para poder agarrar mi libreta. 

—Vamos, quiero ver —insistió. 

Me alcanzó y me acorraló, yo puse fuerza para que no me quitara la libreta pero fue imposible, me la quitó y la comenzó a ver. 

—¿Son tus dibujos? —preguntó. 

—Sí —dije con timidez.

—¿Por qué los ocultas? Están increíbles —dijo sorprendido.

—No son la gran cosa —dije. 

—Leila, hablo muy en serio —me miró fijamente. 

Amaba dibujar pero sentía que no eran los mejores dibujos del mundo, aunque ganara premios.