Una chica curvilínea | Bilogía Complejos I | Finalizada

30 Redención

—Corazón, ¿estás bien? —pregunta Asher detrás de mí, cerrando la puerta de mi habitación.

—Sí —respondo preguntándome quién era hace un momento, me desconocí.

—¿Qué fue todo eso, Irene?

—Ese imbécil... ¿Viste a Analí? —Él asiente y me recargo sobre el tocador abrazándome a mí misma—. Ese idiota la dejó así. No sé qué me pasó.

—Eso fue peligroso, no sabes realmente qué tipo de sujeto es. Pudo haberte lastimado.

—Bien, pero no lo hizo. Espero que haya captado el mensaje —Asher se acerca y toma mis manos entre las suyas.

—Estoy seguro de que sí —Deja un beso en mi frente y nota sus cosas en la habitación.

—Analí se va a quedar aquí y tuve que sacar tus cosas —explico antes de que diga algo—. Esperaba a que llegaras para que decidieras si te quieres quedar con Peter o...

—¿O...?

—O aquí, conmigo.

—¿Y eso está permitido?

—Mamá parece no tener problema con eso —confieso un poco avergonzada—, incluso insinuó cosas.

—Creo imaginármelas —Su risa es contagiosa—. Puedo irme con Peter, pero si no te molesta que me adueñe de tu cama, me quedaría entonces contigo.

—Obvio no me molesta.

—Genial, eso es bueno. Y no te preocupes, que será por poco tiempo.

—No me has dicho sobre el departamento, y supongo que eso quiere decir que te irás.

—Sí, en una semana más. Ese abogado que tienen es un tipazo, y muy eficiente.

—Esperaba que no lo fuera del todo —confieso con egoísmo, pero al final me alegro de que la situación pudiera arreglarse.

—¿No quieres que me vaya?

—Ha sido lindo tenerlos aquí estos días.

—Y no tengo manera de agradecerles a tu madre y a ti, pero ya abusamos mucho de ustedes y su hospitalidad.

—No es una molestia para nada.

—Eres demasiado generosa para decirlo.

—O demasiado sincera que te cuesta creerlo. Aún es temprano, ¿no deberías estar en el hospital?

—Sí, pero te vi, y Collin me contó qué hacías ahí. Me dieron permiso de salir, no tengo nada pendiente y Collin me cubre con mis pacientes. Si pasa algo que requiera mi presencia, iré.

—Entonces, ¿por qué no te acercaste?

—Lo hice, pero estabas conversando con tu hermana y no vi prudente interrumpir. Después vi llegar a la jefa de trauma y me tuve que retirar.

—¿Escuchaste todo?

—Casi todo —Un par de ligeros golpes llaman a la puerta y se abre enseguida.

—Irene —llama Analí—. ¿Puedo hablar contigo?

—Iré a ver si Peter está bien —dice Asher para salir de la habitación, no sin antes dejar un lindo beso en mis labios.

—¿Qué pasa? —pregunto esperando gritos e insultos por haber golpeado a su hombre.

—¿Por qué hiciste eso? —cuestiona y parece que le cuesta hacerlo.

—Porque eres mi hermana.

—Pero tal como dijiste, siempre te he tratado mal, y ahora tú simplemente... —Ella gesticula con su mano en mi dirección, pero sin decir más. No encuentra las palabras.

—Ni yo sé lo que me sucedió, pero lo volvería a hacer porque no mereces eso. Ninguna mujer merece ese trato.

—Lamento todo lo que te hice. Sé que unas simples palabras no resuelven lo que sucedió y no regresan el tiempo.

—No tienes que hacer esto si no...

—No —interrumpe y continua—: Yo quiero hacerlo. Mamá me llevará a terapia.

—¿Vas a quedarte?

—Sí. Mañana vendrá el señor Lidell para ayudarnos con una orden de restricción, y después iremos con una amiga de mamá que es psicóloga. Dice que me ayudará.

—Si necesitas mi apoyo, o cualquier cosa, aquí estaré.

—Gracias —Me sorprendo con sus palabras. Analí no es una persona que agradece a nadie, ni se disculpa con nadie.

Ella parece notar mi incertidumbre y sorpresa, por lo que en cuestión de momentos tengo sus brazos rodeándome. Las lágrimas salen por su cuenta, no me lo puedo creer. Correspondo lentamente su abrazo, temerosa de asustarla, con lo que ella siempre catalogó como mi repulsivo y obeso cuerpo, mismo que siento temblar al escuchar sus sollozos y sentir su abrazo que para nada es frío ni muestra un solo indicio de repulsión.

Siento que el aire me falta, y ella se separa para mirarme a la cara.

—En verdad, perdón por lo mierda que fui todos estos años contigo, Irene. Lo que hiciste hoy fue... No pensé que te importara.

—No somos perfectos.

—Sé que no podré enmendar el daño, pero al menos intentaré hacer las cosas bien de ahora en adelante.

—Tienes un camino largo. Analí —Limpio mis lágrimas—, lamento lo de tu embarazo.

—Las cosas suceden por algo, lo perdí el día que nos fuimos de aquí.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.