36 Elvis

—Te ves hermosa —dice Asher recargándose en el marco de la puerta con sus brazos cruzados.

Me giro dándole la espalda al espejo para sonreírle.

—¿De verdad me veo bien? No quiero lucir mal en esta fiesta, es en verdad especial.

—No hay manera de que algo no se te vea bien, Corazón —asegura mi novio y me acerco para acomodar el moño en su cuello—. Me gusta.

—¿Yo? Eso ya lo sé.

—Tú, y que ajustes mi ropa. Cada mañana imagino lo bonito que será despertar a tu lado, y que desayunemos juntos antes de ir a nuestros trabajos.

—¿Por qué seguimos esperando entonces? —pregunto creyendo que no deberíamos esperar más.

—Porque planear una boda lleva tiempo —obvia extrañado de mi pregunta.

—¿Y si no la planeamos? —propongo.

—¿No quieres una boda?

—No.

—¿No quieres casarte? —pregunta, desanimado.

—Asher, lo que no quiero es una boda, ni ser el centro de atención. Nunca me ha gustado eso.

—Si piensas que ser el centro de atención es únicamente para recibir burlas, estás equivocada, preciosa. No siempre es así, y estaremos rodeados únicamente de personas que te aman —asegura acunando mi rostro entre sus manos.

—Asher, quiero que ese momento sea solo tuyo y mío.

—¿Quieres hacerlo en secreto?

—No totalmente. Casémonos en Las vegas.

—¿Las vegas?

—¡Sí! Que un Elvis sea quien nos case, eso me encantaría. ¿Qué dices?

—¿Estás segura? ¿No es una boda y un gran vestido lo que las mujeres quieren?

—Tal vez la mayoría, pero no yo. Yo quiero que ese momento sea nuestro.

—¿Qué hay de Mary, Collin, tu mamá...?

—Ellos son importantes en mi vida, pero insisto en que quiero esto más personal, más nuestro —Lo piensa por unos segundos y después sonríe para besarme.

—Hagámoslo entonces —dice finalmente—. Pero ¿cuándo?

—Después de la boda —propongo.

—¿Hoy?

—Sí, hoy después de la boda.

—¿Estás segura de que eso quieres?

—Nunca en mi vida había estado tan segura como ahora, Asher. Quiero pasar el resto de mi vida con mi bello doctor.

—Entonces, mejor nos vamos ya. Mary creerá que nos ha pasado algo y ya debe estar nerviosa.

—Sí, lo sé. Vamos.

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La boda de Collin y Mary es la más hermosa que he visto en mi vida, ella luce feliz y Collin definitivamente se ve enamorado.

Todos estamos emocionados encendiendo las velas de los globos de cantoya preparándonos para soltarlos y dejarlos volar. Hay un lago y sobre el agua flotan flores de loto y velas pequeñas.

—Por un momento, pensé que ellos no resolverían nada, y míralos ahora casados —dice Asher al tiempo que ambos soltamos nuestro globo.

Parece mágico ver cómo todos los globos flotan y se mezclan entre sí.

—Pues yo sí les tuve fe desde el principio, solamente era cuestión de que Collin se diera cuenta. No podía dejar de mirarlos mientras bailaban su vals, él de verdad se ve perdidamente enamorado.

—No es el único, Corazón —asegura mirándome—. ¿Les diremos al menos que nos iremos?

—No, quiero que ella disfrute de su fiesta.

—Pero ¿cómo va a disfrutarla si de pronto no ve a su mejor amiga por aquí?

—La familia de Collin la adora, y por si no te has dado cuenta la han acaparado toda la noche.

—Entonces, ¿es ahora?

—Es ahora —confirmo y ambos nos escabullimos de entre toda la gente hasta llegar al auto de Asher.

El camino se nos hace corto entre canciones de la radio y conversaciones de planes a futuro. Por fin llegamos a Las vegas, y antes de buscar las capillas, decidimos pasear un poco y tomarnos fotos. Finalmente, encontramos ese Elvis que será quien oficie nuestra boda, miro a Asher y ambos sonreímos mientras nos encaminamos hacia él.

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